La (casi) siempre conflictiva relación entre el gobernador de Puebla y el presidente municipal de la capital; un breve recuento histórico

Roberto Desachy Severino

La semana pasada se dio el más reciente episodio en la disputa política entre dos de los actores políticos más importantes de Puebla, cuando el ayuntamiento de la capital hizo pública la petición de que el gobierno estatal le devuelva el manejo de algunos inmuebles: Ayuntamiento de Puebla solicita a gobierno del estado la devolución de tres inmuebles

Este capítulo se dio -desde luego- después de que el 23 de marzo la propia administración estatal desalojó del C5 al personal de la secretaría de Seguridad Ciudadana del ayuntamiento de Puebla. Es obvio que la relación entre ambos niveles de gobierno no pasa por su mejor momento: En estos momentos dentro del C5 se rumora que personal de Secretaría de Seguridad Ciudadana municipal está siendo desalojado por policías estatales

De manera inmediata, como era de esperarse, priístas y panistas trataron de aprovechar el contexto para criticar las desavenencias entre ambas gestiones, poner el grito en el cielo y pedir que el gobierno y el ayuntamiento de Puebla se lleven bien. Pero se olvidan de que cuando gente del PRI y PAN estuvieron al frente de ambas instancias, ellos pusieron “de moda” las peleas entre dichos niveles de gobierno:

MANUEL BARTLETT CONTRA RAFAEL CAÑEDO Y GABRIEL HINOJOSA, MELQUIADES MORALES CONTRA MARIO MARÍN, RAFAEL MORENO VALLE CONTRA EDUARDO RIVERA…LA HISTORIA SIN FIN

Manuel Bartlett Díaz vomitó y desdeñó a Rafael Cañedo Benítez, luego humilló y ninguneó al inexperimentado Gabriel Hinojosa Rivero, a quien –incluso- dejó sin policía, mientras que Mario Marín culpó a Enrique Doger y Blanca Alcalá de todas sus desgracias y ordenó campañas negras contra ellos.

Rafael Moreno Valle quiso meter a la cárcel a Eduardo Rivera Espinosa y lo obligó a cancelar el ÚNICO programa de trabajo del ex edil: Mil Calles. Después, forzó al entonces alcalde Tony Gali a seguir al pie de la letra sus proyectos de obra…desde luego con recursos del ayuntamiento de Puebla.

Rafael Moreno Valle

Por lo mismo, no es nada nueva la disputa política entre el gobernador Miguel Barbosa Huerta y la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, reactivada por la controversia acerca de a quién le corresponde realizar el nombramiento del titular de la secretaría de Seguridad Pública en la Angelópolis: Gobierno federal respaldó que se debe respetar la autonomía del municipio: Claudia Rivera

Claudia Rivera Vivanco

Gobernadores y presidentes municipales de Puebla capital acostumbran agarrarse del chongo con singular frecuencia y no importa que ambos sean del mismo partido: Manuel Bartlett Díaz mandó al exilio a su correligionario Rafael Cañedo pese a que ambos eran del PRI, en tanto que Mario Marín les hizo la vida imposible a sus compañeros priístas Enrique Doger y Blanca Alcalá.

DIFERENTES PARTIDOS, MISMA DISPUTA ENTRE EL GOBERNADOR Y EL ALCALDE DE LA CAPITAL

Y Rafael Moreno Valle no dudó en mandar al ostracismo político durante 3 años a Eduardo Rivera ni en sojuzgar a Tony Gali, pese a que los 3 eran del PAN. Así que, por razones misteriosas, el hecho de que la relación entre el gobernador y el alcalde de la capital sea tirante, conflictiva e, incluso, violenta, se ha convertido en una especie de tradición para los poblanos: Cabildo está en su derecho de recurrir a un acto de Constitucionalidad: Ángel Rivera

Eduardo Rivera Pérez

Manuel Bartlett Díaz dejó a Gabriel Hinojosa Rivero sin policías municipales los 3 años de su gestión y, después, lo culpó de todo acto delictivo y de la invasión de ambulantes en el Centro Histórico de la ciudad. Y el primer alcalde panista de la capital aprovechó el contexto para victimizarse, echarse a la hamaca, responsabilizar de todo al gobernador y pedir la protección de su primo y entonces dirigente nacional del PAN, Felipe Calderón Hinojosa.

Ni siquiera la exigencia del entonces secretario de Gobernación federal, Emilio Chuayffet Chemor, a ambos para que dejaran la animosidad logró apaciguar los ánimos, pese a que el representante del presidente Ernesto Zedillo aprovechó la formalidad de un evento en la biblioteca Palafoxiana para tratar de calmar a los rijosos.

¿Y DÓNDE ESTÁ DOÑA OLGA SÁNCHEZ CORDERO?

Hoy, mientras una pandemia se apodera lenta pero contundentemente de México y el gobierno federal de la 4T no ha logrado instaurar un sistema de salud pública nacional funcional y eficiente, es claro que deberá ser la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) donde se determine a quién le toca nombrar al secretario de Seguridad Pública de la Angelópolis: El gobernador Miguel Barbosa aseguró que designará a Carla Morales en la SSC sin entrar en confrontaciones con Claudia Rivera

Miguel Barbosa Huerta

Sobre todo porque la secretaría de Gobernación federal, doña Olga Sánchez Cordero, ha mostrado una absoluta indiferencia hacia la situación de inseguridad que prevalece en Puebla y – pese a que lleva 17 meses en el cargo- sigue sin enterarse de que supuestamente ella debería conducir el destino político del país y fungir como intermediaria o como “árbitro” ante las controversias entre personajes de poder: Inseguridad, gran talón de Aquiles de la 4T .

Tal vez doña Olga Sánchez sea una gran jurista y académica (fue maestra en la UNAM y la Academia Mexicana de Derecho Notaria, entre otros cargos que ocupó en el sector educativo), pero hasta ahora ha mostrado una preocupante incapacidad no solamente para que México mejore en el combate a la delincuencia, sino también como la encargada de garantizar la gobernabilidad del país y de regular las relaciones entre los diferentes actores políticos del país.

Olga Sánchez Cordero

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