Arlette Hernández
Era tan solo un adolescente cuando Edmund Emil Kemper III, el nombre real del conocido asesino en serie Ed Kemper, mató a tiros a sus abuelos. Aquella rabia y odio contenidos no eran nuevos. Tampoco la explosión en forma de violencia. Ya desde edad temprana evidenció su naturaleza sádica y despiadada.
Una de sus primeras “víctimas” fue la gata siamesa de la familia, a la que mató y enterró en el patio trasero de la casa. Después sacó su cuerpo, le arrancó la cabeza, la clavó en un palo y la colocó en la cabecera de su cama. Su intención: dirigir sus oraciones a ese tétrico altar. Una de sus mayores fantasías: convertir a las personas en muñecos… y con los años, lo hizo realidad.
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