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El Parlamento evaluó el martes el desarrollo del brote de COVID-19 con la Comisión y la presidencia croata del Consejo. El objetivo, quedó claro, es ralentizar la expansión.

La comisaría para Salud y Seguridad alimentaria, Stella Kyriakides, indicó que el virus es una emergencia de salud pública que cambia a gran velocidad. Los países deben concentrarse en contener el virus para frenar su extensión, de manera que los sistemas sanitarios puedan afrontarlo y limitar así al máximo su impacto en la economía y la vida social.

Varios líderes de grupos políticos trasladaron su apoyo a los afectados por la enfermedad y su admiración al personal sanitario que trabaja para atenderlos.

También resaltaron la necesidad de solidaridad entre los países europeos, así como de destinar más fondos a investigar el virus. Debe garantizarse la producción dentro de la UE de los suministros médicos necesarios, como kits para diagnóstico, mascarillas y máquinas respiratorias, y ponerse a disposición de todos los Estados miembros, subrayaron.

Algunos eurodiputados reclamaron asimismo un mecanismo común para la evaluación de riesgos, para asegurar que se aplican las mismas medidas para las áreas con un nivel de riesgo equivalente. También hubo referencias a la necesidad de contar con normas comunes para acceder al espacio Schengen.

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