Carlos Javier Jarquín
“La parte más importante de la educación del hombre es aquella que él mismo se da” Walter Scott (1771-1832)
Norberto Osvaldo Algarín (nació el sábado 3 de noviembre de 1990 en la Ciudad de Avellaneda, lindera a la ciudad capital de Buenos Aires, Argentina), es escritor y poeta, afirma que en sus narraciones habla sobre; “temas que germinan en mi mente pero que, medio contradictoriamente, voy a buscar, como los modernistas, a mundos remotos y antiguos tales como la mitología griega, reinos antiguos, la Edad Media, entre otros”. Los poetas que han influenciado en su obra son de la escuela modernista inaugurada con Rubén Darío, por sobre todo, Amado Nervo, Leopoldo Lugones, Delmira Agustini, Julio Herrera y Reissig, etc.
Félix Rubén García Sarmiento conocido internacionalmente como Rubén Darío, (1867-1916), fue un poeta que le dio y aún le sigue dando excelso brillo a la poesía de la lengua española, sus aportes literarios son nobles e indelebles, es lamentable que en los colegios y universidades de Hispanoamérica no se lea continuamente la obra de este magnífico bardo. Norberto, explica que en su país la lectura de Darío es descolorida; “en mi país la lectura de Darío en las escuelas es prácticamente nula. En mi caso nunca lo leí en el colegio. Llegué a él por mi cuenta. Y es una verdadera pena que sea así ya que es bien sabido el amor que él profesaba por nuestro país, por ser, entre otras cosas, la cuna de su libro fundamental Prosas Profanas, y por haber vivido cerca de tres años aquí y haber hecho gran cantidad de amigos literatos”. Osvaldo, le sugiere a los docentes que “siembren en nuestros jóvenes el amor por la lectura de uno de los poetas más originales que alumbró nuestro continente, y a los jóvenes que lo descubran y una vez descubierta esa luz mágica que irradia su poesía, que la difundan y la mantengan viva con el correr del tiempo…”.
Darío y muchos otros personajes célebres de la historia nunca tuvieron una educación académica formal, siendo destacados autodidactas lograron a saborear múltiples éxitos, con este derroche de tecnología que hoy disfrutamos, tenemos incontables probabilidades de enriquecernos en conocimientos, ¡que triste el que desperdicia las atractivas caricias que el Internet nos ofrece!… Sobre sus estudios expresa; “Mis estudios son, en cuanto a la literatura, más que nada de autodidacta, y tengo por suerte terminados mis estudios secundarios. Elegí no hacer carrera universitaria al considerar inaceptable el hecho de que te quieran imponer los temas a estudiar. A lo mejor ese fue un gesto de rebeldía de mi parte, y por ende me siento en la “obligación” de ganarme la vida como albañil, oficio que me enseñó mi padre, que es con quien trabajo”.
Libros publicados y proyectos literarios
Su primer poemario publicado es Juvencia, (2014), en el que plasma, quizás de forma un poco rústica viéndolo a la distancia, sus primeras y más arraigadas influencias. En el 2015 publicó Canciones para Erato, el año pasado publicó Evohe, (2018), este ejemplar sigue la misma tónica que los dos anteriores, sobre el nombre de este último libro Osvaldo cuenta; “lo tomé del mito de Dionisio, el dios del vino y el jolgorio, y era el grito que las bacantes, sus seguidoras, gritaban para invocarlo. Este último libro esta dedicado a una persona a quien yo quise mucho, una persona humilde pero dotado de una gran cultura, Don Antonio Manukian, ya fallecido hace dos años”. Se encuentra trabajando en su 4to libro, este libro nuevo es mucho más reflexivo que los anteriores tres, a los cuales él le llama “trilogía veinteañera”.
La “Marcha triunfal” es uno de los poemas más célebres de Rubén Darío, esta encantadora composición fue escrita “la noche del jueves 23 de mayo de 1895” en la Isla Martín García [Río de la Plata, Argentina], (según Pedro Luis Barcia). Norberto, se considera fielmente admirador del “príncipe de las letras castellanas”, en víspera de Navidad del 2018 estuvo en la casa donde Darío escribió Marcha Triunfal, sobre esa mágica visita describe; “fui especialmente porque sabía que Rubén Darío había estado allí y siempre quise experimentar esa sensación de pisar el mismo suelo que él, respirar el mismo aire. O sea, ese viaje fue más que nada de ‘peregrinación’, para hollar el mismo suelo que mi admiradísimo poeta, le escribí mi ‘Soneto’, homenaje”. Confiesa que su máximo anhelo es conocer Nicaragua especialmente donde nació y creció el “Padre del Modernismo”, gracias a la lectura Dariana él descubrió su noble vocación de escribir.
Homenaje (soneto)
Por esta isla verde y frondosa pasó un día
el príncipe lozano que orlara nuestro idioma
con el barroco cisne y la onírica paloma
y cosas otoñales de azul versallería.
Versó con Pan de musas y de filosofía
brindando con el néctar, allí, de Grecia y Roma,
en una copa helena brillante y policroma
y oyendo de las aves agreste sinfonía.
Amó la fronda espesa y el canto rebosante
de esta isla de ensueño de perla y col diamante,
fugaz reminiscencia del griego Mytilene.
Si vuelvo tras tus pasos, Rubén, y tras tu acento,
¡las cañas de tu flauta armoniosamente suene
la voz inconmovible e indócil de este viento!.
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