¿Alguna vez has escuchado hablar de “Las Poquianchis”? Estas eran 4 hermanas que vivían en Guanajuato, México; sus nombres eran Delfina, quien era la mayor y la líder, Carmen, María de Jesús y Luisa. Su madre era extremadamente religiosa y devota de la Iglesia, mientras que su padre era un hombre alcohólico, machista y violento. Cuando sus padres murieron, las jóvenes decidieron poner una cantina y reclutar a varias jóvenes de los al rededores para obligarlas a ofrecer sus servicios sexuales en el negocio. Luego del tremendo éxito que tuvieron, las cuatro hermanas comenzaron a abrir varios burdeles en Guanajuato y Jalisco, en donde continuaban obligando a jóvenes inocentes a prostituirse a base de amenazas e insoportables torturas, pero su maldad y ambición no terminaba ahí, pues con el paso del tiempo, comenzaron a realizar diversos rituales satánicos en donde sacrificaban animales y les permitían a sus sirvientes violar a las chicas de los burdeles cuantas veces quisieran y enfrente de todos. En caso de que alguna de las jóvenes se resistiera o le sonriera a alguno de sus clientes, las poquianchis asesinaban a las mujeres sin compasión, destrozando su cabeza a martillazos o lanzándolas de un segundo piso.