Roberto Desachy Severino
Desde una visión sustentable y económica, el Laboratorio de Manejo Agroecológico de Plagas del Instituto de Ciencias de la BUAP, que dirige el doctor Agustín Aragón García, contribuye al control de infestaciones que afectan diferentes cultivos en Puebla, mediante métodos alternativos a los químicos, con lo cual aportan soluciones a problemas de los productores de la región.
Ubicado en el Ecocampus Valsequillo, este laboratorio ha sabido conjugar los saberes más tradicionales con la experimentación científica y dar paso a propuestas efectivas en el manejo y control de plagas, como la cochinilla, hormiga arriera, hormiga de fuego, chapulín, la conchuela, el gorgojo del frijol, la palomilla del maíz y el psílido en los aguacates, entre otras.
El nopal y la cochinilla (Dactylopius coccus)
Puebla ocupa el cuarto lugar a nivel nacional en la producción de nopal y tuna, exportando a otros países como Estados Unidos, Canadá y algunas regiones de Europa y Sudamérica. Con la venta anual de casi 32 mil toneladas se generan recursos económicos para más de 2 mil familias en el estado, en municipios como Acatzingo, uno de los mayores productores, seguido de Santa Isabel Cholula, Quecholac y Zacapala.
A pesar del crecimiento en la producción y venta, los cultivos están amenazados constantemente por un insecto conocido como cochinilla o grana (Dactylopius coccus), el cual seca las pencas en menos de seis meses si la plaga no se controla.
La cochinilla o grana es un insecto de aspecto algodonoso, cubierto por un polvo blanco que se desprende fácilmente, y aunque existen distintas especies, la cochinilla “fina” es mundialmente famosa por producir un colorante rojo intenso, utilizado desde la época prehispánica para pigmentar diferentes materiales.
En Puebla, la cochinilla ha causado afectaciones en Tlaxcalancingo, donde se siembra el nopal verdura, así como en Acatzingo, donde se cultiva el nopal tunero, es por eso que los productores buscaron apoyo en esta Universidad, con el fin de encontrar una alternativa sustentada en la ciencia aplicada para combatir esta plaga, con un método sencillo, económico y eficaz.
“Nuestra tecnología se basa en usar productos creados a partir de extractos vegetales como el chicalote (Argemone), una planta mexicana que previamente estudiamos en el laboratorio y que procesamos para poder obtener una sustancia eficaz contra la plaga de la cochinilla”, explicó en entrevista el doctor Agustín Aragón.
Esta planta se mezcla con agua 24 horas antes de utilizarla, de tal forma que por cada litro se adicionan 30 gramos. Tras un reposo de 24 horas, se filtra con una malla fina y después se aplica una semana sobre los cultivos de nopal.
Como parte del proceso, el doctor Aragón añadió que en la segunda semana se realiza una aplicación con jabón, el cual tiene que ser exclusivamente neutro (tipo Zote) y no detergente porque dañaría el suelo agrícola.
“El jabón de barra se ralla y por cada 15 litros de agua se adicionan 100 gramos, se deja reposar por 8 horas, se filtra y se aplica con aspersor de mochila. De esta forma, una semana se aplica el extracto de la planta y la otra el extracto de jabón”.
Este es un método preventivo, no obstante si la infestación ya está avanzada puede bajar la incidencia de la cochinilla en ocho aplicaciones, cuatro de extracto de la planta y cuatro de jabón, dejando descansar un mes la plantación para después iniciar otra vez con el ciclo de aplicación.
“El jabón nos sirve para eliminar grasas, son saponinas y el insecto en la pared de su cuerpo tiene grasa, con esas saponinas del jabón se debilita el insecto porque empieza a disolverle el cuerpo, por eso cuando a los siete días se le aplica el extracto vegetal, el efecto en el insecto es mayor porque el invertebrado ya no está protegido, por eso usamos jabón y después extracto”.
Una solución para cada plaga
El doctor Aragón advirtió que con las metodologías que desarrollan en su laboratorio se han beneficiado a casi 700 familias productoras de diferentes municipios, como Acatzingo, Tehuacán, Chiautla y Tochimilco, en cultivos de nopal, maíz, jamaica, frijol, amaranto y chía, por citar algunos.
“Se pueden acercar a este laboratorio para que reciban asesoría y conocer el procedimiento de preparación y aplicación de una fórmula que pueda contribuir a una cosecha exitosa”, acotó Agustín Aragón García.
El investigador subrayó que parte de la efectividad se debe al trabajo previo de diagnóstico para conocer qué tipo de plaga daña el cultivo, pues no todas tienen el mismo manejo. Para comprender mejor toda la biología del insecto que causa la afectación, el laboratorio estudia el ciclo de vida de la plaga en una cámara de cría y con ello se obtiene información sobre el comportamiento del insecto, lo que resulta útil para un resultado final más preciso.
El control con extractos vegetales es una práctica milenaria, la gente ha recurrido por muchos años a las plantas para remediar algunos de sus males físicos, pero también para combatir las plagas. En ese sentido, el laboratorio del doctor Agustín Aragón rescata esos conocimientos y los adapta a nuevas tecnologías y sistemas de cultivos.
“Se hacía de forma empírica, pero con apoyo de la ciencia garantizamos resultados porque existe precisión en las dosis y las técnicas de aplicación, además de los compuestos, partiendo también del conocimiento que se obtiene del insecto. Ahí está el aporte social que hacemos como Universidad”.
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