Hallan pequeños pedazos de plástico en la nieve del Ártico

National Geographic

Aparentemente, hoy en día, los microplásticos, aquellas reliquias omnipresentes de los tiempos modernos, han invadido cada rincón del planeta, hasta los más recónditos lugares del Ártico. Los científicos están sorprendidos por cómo esta avalancha de contaminación llega a tales distantes locaciones, lejos de los centros urbanos donde es generado. Un nuevo estudio halla una sorprendente ruta de las pequeñas partículas, que son acarreadas para caer en el Ártico como nieve.

El estudio, publicado en Science Advances, informa que cantidades “sustanciales” de fragmentos y fibras plásticas están aterrizando en los territorios helados del estrecho de Fram, una extensión oceánica entre Groenlandia y el archipiélago de Svalbard en el Ártico noruego.

Los científicos del instituto alemán de investigación polar y marina Alfred Wegener y del instituto suizo de Investigación de nieve y avalanchas midieron los microplásticos en las muestras de nieve de esta remota locación durante los cruceros de investigación realizados entre 2015 y 2017 y encontraron cantidades que, determinaron, solo podían haber caído desde el cielo. El estudio genera inquietud sobre cuánto contaminan la atmósfera los microplásticos, lo que también plantea un potencial riesgo de salud para las personas y los animales que los respiran.

“Creo que, para nosotros, la vía de exposición, la principal vía de exposición, puede ser el aire que respiramos”, señala Melanie Bergmann, ecóloga marina del instituto Alfred Wegener y autora principal del nuevo informe.

Aunque es remoto, el Ártico está lejos de ser impoluto, ya que gran parte de la contaminación del mundo termina llegando. Bergmann y sus colegas habían estado estudiando los plásticos del fondo del mar del Ártico desde 2002. Aproximadamente en la última década, notaron un gran aumento en la cantidad que veían, entre los cuales hubo un incremento de diez veces en una sola estación.

Por lo que comenzaron a buscar microplásticos en la columna de agua del Ártico. Y, en todos los lugares que observaron, aparecieron grandes cantidades. En los profundos sedimentos de mar, encontraron alrededor de 6000 partículas por cada 10 kilogramos de lodo. El hielo marino estaba aún más cargado; tanto como 12.000 partículas por kilogramo de hielo derretido, según Bergmann. Y otros investigadores encontraron que la superficie de las aguas del Ártico poseían las concentraciones de microplásticos más altas de todos los océanos del mundo.

“Nos preguntamos… ¿de dónde viene todo esto?”, afirmó Bergmann.

El estudio sugiere que la carga más grande es transportada hacia el norte por la corriente del Golfo y por las poderosas corrientes del Atlántico. Es probable que la gran mayoría se haya originado en Europa del Norte.

¿Transporte aéreo?
No obstante, Bergmann y sus colegas se preguntaron si la atmósfera podía ser otra ruta de transporte de microplásticos. Algunas investigaciones en Francia y China habían encontrado partículas de microplásticos en el aire cerca de las ciudades. Y un estudio reciente halló depósitos en una parte tan remota de los Pirineos que se cree llegaron allí flotando en el aire por encima de las montañas. ¿Podrían los microplásticos pasearse con los vientos y llegar al norte en forma de nieve?

Parece que sí, afirma Bergmann. Sorprendentemente, las muestras de nieve de los territorios helados en el estrecho de Fram poseían altas concentraciones de microplásticos. Un lugar, cerca del medio del pasaje, tenía 14.000 partículas por kilogramo. El promedio de todas las muestras fue de 1800 partículas.

A fin de establecer una comparación, los investigadores también analizaron la nieve cerca de sitios urbanos en Alemania y los Alpes. Aunque los microplásticos medidos en esas muestras eran considerablemente superiores, con un promedio de 24.600 partículas por kilogramo, el estudio concluyó que la cantidad encontrada en el Ártico seguía siendo sustancial y mostraba una contaminación atmosférica significativa.

“Los microplásticos están en todos lados básicamente”, indica Bergmann. “El transporte aéreo es la vía para que el microplástico llegue a las partes más remotas del planeta”.

Y esto significa que la atmósfera puede ser una fuente importante de exposición para los seres humanos y los animales”.

“Los microplásticos están en el aire y no es improbable que también estemos inhalando parte de ellos”, menciona Bergmann. “Y, en realidad, parte de esto podría llegar a nuestros pulmones”.

Los plásticos están, literalmente, en todos lados

El nuevo estudio nos recuerda la realidad de los microplásticos viajando en la atmósfera, señala Jennifer Provencher, directora de la unidad de salud de vida silvestre del Canadian Wildlife Service, quien estudia el impacto de los plásticos en los ecosistemas del Ártico y no participó del informe.

“El mensaje que trato de comunicar a las personas, en especial a aquellas que viven en el medio del continente lejos de los grandes cuerpos de agua, es que hay tanta información sobre las manchas de basura y las tortugas con plásticos en sus narices, todo eso, que la gente cree que la contaminación plástica es un problema que está solo en el medio del océano”, señala Provencher.

“Y cuánto más trabajamos en esto, más aprendemos que no es un problema del medio del océano únicamente. Es un problema del agua. Es un problema terrestre, es un problema del aire, es un problema tropical, es un problema del Ártico”, señala.

Pero Provencher se preocupa menos sobre lo que la amenaza de inhalar microplásticos representa para la vida silvestre que por la nieve contaminada que arroja sus cargas de plástico en las vías navegables. “Desde una perspectiva del ecosistema, estamos más preocupados por lo que sucede cuando la nieve se derrite e ingresa al ambiente acuático”.

La investigadora de microplásticos de la Universidad de Toronto, Chelsea Rochman, quien no participó del estudio, dice que, al principio, la sorprendió enterarse de que las partículas eran transportadas en la atmósfera.

“Pero cuando tomamos distancia, y vemos el bosque y no el árbol, es que sabemos que esto no es nuevo para otros contaminantes persistentes”, señala.

Por mucho tiempo, el Ártico ha sido el desagüe de los contaminantes como los retardadores de llama y los pesticidas, que migran al norte por los océanos y las corrientes de aire.

“Ahora que sabemos que los microplásticos también están en la atmósfera”, indica Rochman, “tal vez no nos sorprenda que ingresen en el Ártico de la misma manera”.

¿Nos lastima?
La ciencia sobre el impacto de los microplásticos en la salud todavía está evolucionando.

“Todavía sabemos muy poco respecto de los efectos en la salud de los seres humanos”, menciona Rochman. “Hay mucha preocupación porque sabemos que estamos expuestos… en cuanto a la vida silvestre, sabemos que los microplásticos ingresan en la cadena alimenticia de los ecosistemas acuáticos”.

Los estudios de laboratorio encuentran algunos efectos físicos y químicos de la exposición a los microplásticos, pero los descubrimientos varían de acuerdo al tipo, la forma y el tamaño de los plásticos.

“Se necesita mayor investigación para comprender del todo los efectos en la salud”, señala Rochman.

Los impactos de inhalar microplásticos sobre la salud son aún menos conocidos, indicó Bergmann.

Aún peor puede ser la amenaza de los nanoplásticos transportados por aire, los cuales son tan pequeños que son esencialmente invisibles y sobre los cuales todavía nada se sabe.

“Es probable que ingresen en las células”, señala Bergmann. “Así que podríamos tener un gran problema”.

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