Durant pone el modo destructor: remontada, 43 puntos y tiro ganador

AS MÉXICO

Las grandes estrellas es lo que tienen. Una capacidad innata para hacer historia, una narrativa cautivadora y muchas cualidades bajo la manga. Aunque, en realidad, probablemente por haber hecho historia se hayan convertido en grandes estrellas. De una forma u otra, ahí es donde entra Kevin Durant, una leyenda en activo que sigue dando muestras de su enorme talento con 35 años y que siempre ha dado sensaciones ambivalentes a analistas, periodistas, aficionados. Un anotador sin parangón, con un talento ofensivo para los anales, que tiene un acierto envidiable de cara a canasta, da la sensación de suspenderse en el aire más tiempo que el resto, hace gala de unas muñecas privilegiadas y tiene una altura y una envergadura que le permiten ser bueno también en defensa, y atrapar rebotes. Esto, unido a un físico pocas veces visto en la NBA, le ha permitido recuperarse de una lesión que ha acabado con varias carreras como la del tendón de Aquiles. Y su capacidad para mejorar aspectos del juego que antes se le resentían, como el pase, le han transformado en uno de los jugadores más completos de todos los tiempos.

Eso sí, también está el otro lado: Durant no parece estar cómodo en ningún lado, nada le vale, con nada se conforma. Cambia de equipo más que una serpiente de piel. Se fue de los Thunder, equipo que le drafteó, avisando a Russell Westbrook por mensaje telefónico y yéndose al rival de la Conferencia Oeste que les había eliminado la temporada anterior (4-3 en una serie estupenda), una situación que no gustó mucho a esa opinión pública dominada por las redes sociales y que sentenciaron entonces a la estrella, que lejos de buscar la redención siguió a lo suyo. Dos anillos de campeón y muchos números antes de confirmar una salida que ya todo el mundo conocía, acabando también incómodo con la última gran dinastía de la NBA, problemas con Draymond Green mediante. El paso por los Nets fue tumultuoso, tuvo muchas estrellas (Kyrie, Harden…) que entraban y salían y al final se quedó en nada. Y una enésima petición de traspaso volvió a hacer daño a su reputación, que siempre se tambalea y por un comportamiento que contrasta con su enorme y único talento.

Algo que nunca ha parado: la incomodidad que ha demostrado durante esta temporada con los Suns ha sido más que palpable y las cosas han tardado en volver a su cauce. O en empezar los brotes verdes: con un nuevo equipo plagado de estrellas y enormes contratos (Devin Booker, Bradley Beal), y un entrenador generalmente defensivo (Frank Vogel) que sigue intentando juntar las piezas (algo que empieza a conseguir), las cosas estaban complicadas para el equipo de Arizona. Pero, finalmente, hay esperanza: seis victorias consecutivas tras la conseguida ante los Bulls (115-113), con una remontada incluida, la de un partido que llegaron a perder por 23 puntos en la primera parte, pero que remontaron en la segunda (66-47 de parcial) y sentenciaron con un tiro ganador de Durant a 2 segundos de la conclusión que provocó el jolgorio del Footprint Center y la celebración incluso de Vogel, un técnico habitualmente tranquilo. La estrella, claro, encumbró con la canasta definitiva (con rectificado en el aire incluido) una exhibición fantástica: 43 puntos (17 en el último cuarto), 6 rebotes y 8 asistencias, con un 16 de 32 en tiros de campo, 6 de 15 en triples y 5 de 6 desde la línea de personal.

Los Suns siguen, por lo tanto, en racha. Los Bulls, un equipo abocado a la descomposición antes de la fecha límite del mercado de fichajes pero en un momento extrañamente bueno (seis victorias en los últimos nueve partidos), dieron mucha guerra y estuvieron muy cerca de hacerse con la victoria con hasta seis jugadores por encima de la decena de puntos; Coby White, con 26, 12 rebotes y 9 asistencias, fue el más completo. Mientras que Nikola Vucevic logró su doble-doble habitual (19+17, a lo que añadió 7 asistencias). Por parte de los Suns, Devin Booker consiguió 16 tantos y Bradley Beal 18, mientras que Drew Eubanks aportó energía y luz desde el banquillo, con 10 tantos, además de 8 rechaces y 4 pases a canasta en 22 minutos, lo que permitió la remontada local. Los de Phoenix sonríen por muchos motivos, carburan, se ponen 25-18, se establecen fuera del play in, en el quinto puesto de la Conferencia Oeste, y empiezan a trasladar a los resultados el enorme talento que tienen. Y se posicionan en una parte clave de la temporada, en la que hay que afilar cuchillos y dar un pase adelante que luego es muy complicado lograr. Kevin Durant, curtido en mil batallas, lo sabe. Y por eso ha puesto el modo destructor. Otra vez: las grandes estrellas es lo que tienen.

El resto de resultados de la jornada:

Suns 115 – 113 Bulls

Mavericks 110 – 119 Celtics

Pistons 113 – 122 Bucks

Magic 99 – 126 Cavaliers

Raptors 100 – 108 Grizzlies

Kings 122 – 107 Hawks

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