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La remuneración de los trabajadores migrantes en los países de renta alta es una media del 13% por debajo de la de los empleados nacionales, aunque en determinados países esa diferencia alcanza el 42%, informó este lunes la Organización Internacional del Trabajo.
En un nuevo estudio, la OIT también alerta de la doble discriminación que sufren las trabajadoras migrantes, cuyo pago está un 21% por debajo del de los hombres ciudadanos del país de acogida.
El informe “Brecha salarial de los migrantes: examen de las diferencias salariales entre los migrantes y los ciudadanos de los países de acogida”, que recopila datos de 49 países, alerta sobre el aumento en la disparidad de los salarios en los países de ingresos altos durante los últimos cinco años.
Detalla que en Chipre la diferencia llega al 42%, mientras que en Italia es del 30%, en Portugal del 29% y en Austria del 25%. La Unión Europea en su conjunto paga un 9% a los migrantes por su trabajo.
Para agravar la situación de las personas migrantes, la pandemia de COVID-19 ha colocado a los trabajadores frente a una agudización de la discriminación y exclusión.
No son de segunda clase
La directora del Servicio de Migraciones Laborales de la agencia, Michelle Leighton, lamentó que esta fuerza de trabajo deba sufrir esa situación pese a desempeñar “una función primordial en muchas economías”.
“Los trabajadores migrantes con frecuencia deben hacer frente a una desigualdad de condiciones en el mercado laboral, en particular en materia de salarios, acceso al empleo y formación, condiciones de trabajo, seguridad social y derechos sindicales. No deben considerarse ciudadanos de segunda clase”, dijo.
El informe especifica que los migrantes en los países de renta alta son más proclives a tener un trabajo precario, además de que el 27% tiene contratos temporales y el 15% trabajo a tiempo parcial.
Estos trabajadores se desempeñan básicamente en el sector primario de la economía, particularmente en los rubros agrícola, pesquero, y de silvicultura. También se emplean más que los ciudadanos del país de acogida en actividades del sector secundario, como la construcción, la minería y la extracción de minerales, así como en la producción y suministro de electricidad, gas y agua.
Mujeres y doble discriminación
Las trabajadoras migrantes son víctimas de una doble discriminación: la de género y la de ser migrantes.
El pago por hora entre los hombres nacionales del país de acogida y las trabajadoras migrantes varía cerca del 21% en los países de renta alta, una brecha superior a la que de por sí existe por motivos de género, que en esas naciones marca un 16%.
Las mujeres migrantes se emplean en gran parte en los trabajos domésticos. Se estima que el 73%, es decir 8,45 millones de personas, del total de trabajadores domésticos migrantes a nivel mundial son mujeres.
Por otra parte, en los países industrializados la diferencia de remuneración entre migrantes y ciudadanos empleados en el rubro de cuidados -en su gran mayoría mujeres- es del 19%.
COVID-19 y trabajadores migrantes
El impacto económico de la pandemia ha afectado en mayor proporción a los trabajadores migrantes que al resto de la fuerza laboral de los países, ya que con las medidas de emergencia que ordenaron a la gente mantenerse en casa, muchos de ellos perdieron sus empleos.
Los migrantes en general desempeñan ocupaciones que no pueden efectuarse a distancia, aunque en muchos casos son trabajadores de primera línea que están más expuestos al coronavirus.
La OIT advierte que la brecha salarial entre trabajadores migrantes y nacionales podría ampliarse aún más dada la crisis desatada por la pandemia.
Trabajos poco calificados
Entre las desigualdades que encaran los trabajadores migrantes se cuenta la de percibir menores salarios que el de los ciudadanos con un nivel de calificación equivalente en el mismo rubro ocupacional.
Además, suelen hacer trabajos poco calificados y remunerados que están por debajo de su nivel educativo y competencias, una situación que podría reflejar discriminación en los procesos de contratación.
La OIT señala que los trabajadores migrantes con estudios superiores también tienen menos probabilidades de conseguir un empleo en categorías profesionales elevadas.
El estudio cita los casos de Estados Unidos y Finlandia, donde a pesar de que la proporción de trabajadores migrantes con estudios secundarios es del 78% y el 98%, respectivamente, estos trabajadores representan apenas el 35% y el 50% de los empleos de calificación alta o media.
Estos números muestran la falta de sistemas que reconozcan la educación y calificación de los trabajadores migrantes.
Situación opuesta
En cambio, en los países de ingresos bajos y medianos los trabajadores migrantes son generalmente expatriados temporales altamente calificados y su remuneración por hora de trabajo es, en promedio, un 17,3% mayor que la de los trabajadores nacionales.
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