El confinamiento implica organizar de forma distinta el trabajo: Académica

Por: Dra. Hilda Patiño Domínguez

Directora del Departamento de Educación

Docente de la IBERO comparte cuál ha sido su experiencia en esta pandemia del COVID-19, con el confinamiento que obligó al trabajo virtual

· Este texto fue publicado originalmente en el número más reciente de la Revista Ibero

 

Como todas las experiencias, el confinamiento ha tenido rasgos positivos y negativos. Implicó e implica una organización distinta de mi trabajo y los tiempos que necesito dedicar al mismo.

Al principio pensé que no iba a poder sacar adelante muchas cosas, pero pronto me di cuenta de que podía sacar adelante todos los pendientes, incluso algunos con mayor facilidad que antes porque no tenía que contar los tiempos de traslado a la Universidad y a las oficinas de otros lugares, especialmente la SEP, a cuyas diversas oficinas iba con alguna regularidad.

También viajaba con frecuencia, por lo menos una vez al mes y, de pronto, todo esto se detuvo. Tuve más tiempo para estar frente a la pantalla, pero también nuevas demandas que había que resolver rápidamente.

Al paso de los días empecé a encontrar muchas ventajas en las entrevistas y juntas por Zoom o por Teams, porque las puedes grabar y revisar después, y así sostuve todo el proceso de contratación de una nueva académica, que implicó muchas reuniones, entrevistas a muchos candidatos, ver clases muestra, hacer reportes, en fin… y todo por la pantalla.

Aprendí muy rápido a usar Zoom, Teams, Google Hangouts, CiscoWeb y BlueJeans, porque todas esas plataformas las había usado alguna vez. Ahora se han vuelto un mecanismo regular de comunicación, y son bastante eficientes, además de otras herramientas, como Google Drive, que nos ha servido en más de una ocasión.

Con mi docencia no tuve problema porque hace años que imparto un curso totalmente en línea, por Brightspace; y este nuevo semestre de Otoño estoy dando por Zoom mi clase de Filosofía de la Educación, que era presencial.

Al principio pasaba más de diez horas frente a la pantalla, pero ahora he aprendido a organizarme mejor. En general, puedo decir que el Departamento de Educación ha tenido más trabajo del acostumbrado, porque han solicitado nuestro apoyo en muchos lados.

Hemos aprovechado la posibilidad de tener contacto con muchas y muchos maestros y actores educativos, a través de webinars quincenales, para apoyar a la educación en tiempos de pandemia. Mis colegas y yo hemos sido requeridos en muchos espacios educativos, y todo lo hemos hecho a través de la red, y de este modo hemos podido conectar con muchas personas.

Desde luego que extraño la relación cara a cara y, sobre todo, la presencia de las y los estudiantes, así como el espacio universitario, que siempre ha sido estimulante y motivador para mí.

Pero, por otro lado, he disfrutado mucho mi propia casa, como hace años no lo hacía; el comer en familia, con mi esposo y salir a caminar al parque por las tardes, cosa que antes no me daba tiempo de hacer. Todo esto ha sido muy bueno, sobre todo porque hemos tenido la fortuna, hasta ahora, de no haber contraído la COVID-19.

La presente reflexión fue publicada, en una versión editada y más corta, en el Numero 70 de la Revista Ibero, donde diez académicas y académicos de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México respondieron, para un sondeo, a la pregunta: ‘¿cuál ha sido su experiencia en esta pandemia del COVID-19, con el confinamiento que obligó al trabajo virtual?’.

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