Fauna Política
Por Rodolfo Herrera Charolet
Tras la pandemia desatada que causó grandes estragos a las economías del mundo en el 2020 y sus efectos a los años posteriores, los actores políticos y entes económicos desplegaron una vez más sus campañas filantrópicas. Todas ellas encaminadas a vestirse de esa humanidad y compromiso que les sirve de fachada para lograr sus más altos intereses, incrementar sus utilidades o lograr el éxito en sus campañas políticas.
Así que no fue extraño que muchos políticos se retrataran haciendo donativos de lo indispensable, ya sea para vestirse con esa humanidad ausente o simplemente justificar su maltrecho desempeño público. En cuanto a los entes económicos no resultó extraño el posicionamiento económico basado en la filantropía.
La ética empresarial o política implica necesariamente hablar de la práctica de valores y de principios, que permiten al ser humano orientar su actuación hacia el bien. … La responsabilidad social es entonces el resultado tanto de la conciencia ética de las personas como de organizaciones que la practican.
Nada hay en la vida moral, social y comercial del siglo XXI que no sea transitorio; donde quiera que miremos, se encuentra la osamenta, vestigios de lo que algún tiempo estaba en uso o tenía vida. El germen de lo caduco. El abismo que separa la sociedad que concluye de la que empieza, engulle todo lo que se le arroja.
Mientras que unos quieren vivir en el recuerdo, otros se aventuran sin precaución hacia lo nuevo, prematuros e inexpertos son presa fácil de sus promotores, en donde pedir para el corazón de alguna causa o cabeza de un proyecto se disfraza con uso de la filantropía. En donde las utilidades justifican las acciones, en muchos de los casos inmorales ataviados con el disfraz de lo justo y correcto.
Sin embargo, ante la indiferencia y voracidad del mercado, las acciones amorales se pretenden justificar, que en ningún momento son aceptables. Al menos en estricto sentido de la definición que se pretende, responsabilidad social a toda prueba, en un mercado y medio en donde nada es definitivo, una sociedad que de alguna manera concurre en un estado transitorio.
El problema es identificar a los farsantes filantrópicos y evitar sus aviesos deseos.
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