Universitat Oberta de Catalunya
- Un estudio de la UOC no ha encontrado un vínculo directo entre la incorporación de las tecnologías digitales en el trabajo y la salud laboral
- Los investigadores recomiendan medidas para incentivar la seguridad laboral y el apoyo social en el puesto de trabajo
El trabajo digitalizado ofrece grandes ventajas a los trabajadores, como por ejemplo, la flexibilidad horaria, pero también plantea otras formas de entender las condiciones laborales que comportan nuevos riesgos para su salud mental y física. Una investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) sugiere que la digitalización no tiene un impacto significativo en el malestar psicológico ni en la salud percibida de los trabajadores, salvo que interactúe con el apoyo social, como por ejemplo, compartir experiencias laborales y personales con los compañeros o recibir elogios y reconocimientos por el trabajo bien hecho.
“No hemos encontrado un vínculo directo significativo —ni positivo ni negativo— entre la digitalización del trabajo y la mala salud laboral de los trabajadores, pero cuando esta intensidad digital interacciona con el apoyo social es capaz de generar efectos favorables en la salud de los trabajadores. Así, cuando este apoyo es alto, el aumento en intensidad digital reduce la probabilidad de percibir mala salud. En cambio, cuando el apoyo es bajo, el aumento en intensidad digital incrementa la probabilidad de considerar su salud como mala”, explica el catedrático Joan Torrent de los Estudios de Economía y Empresa, y líder del Grupo de investigación interdisciplinaria sobre las TIC (i2TIC).
“Son necesarias políticas públicas orientadas a redirigir los usos laborales de la tecnología digital en función también de la salud laboral”
Además, según la investigación, esta influencia sería determinada por la situación de seguridad contractual de los encuestados. “Es importante destacar que este vínculo de refuerzo entre el apoyo social y la intensidad digital no se detecta en el caso de los trabajadores temporales. En esta modalidad de trabajo, la capacidad que tiene el apoyo social de reducir la mala salud de los trabajadores no se ve reforzada por la intensidad digital”, subraya Torrent, quien ha publicado la investigación con Vicente Peñarroja y Pilar Ficapal, profesores e investigadores de los mismos estudios.
Una muestra de más de 800 trabajadores
El objetivo del trabajo ha sido averiguar hasta qué punto el malestar psicológico y la mala salud de los trabajadores están relacionados con el proceso de digitalización, tomando como base los datos de más de 800 trabajadores de todos los sectores, obtenidos de la encuesta de salud del Ministerio de Sanidad-INE del 2017 —la última disponible. La falta de indicadores directos del uso que hacen los trabajadores en su trabajo de las tecnologías —como por ejemplo hardware, software, internet o inteligencia artificial— ha hecho que los investigadores hayan utilizado como indicador indirecto la intensidad digital del sector de actividad en que se ubica el puesto de trabajo. “Esto quiere decir suponer que la utilización laboral de la tecnología digital —considerada como un todo integrado— será más alta en aquellos empleados cuyas empresas están ubicadas en sectores de actividad más intensivos en el uso de las tecnologías digitales”, explica Torrent.
El impacto de la seguridad laboral
El artículo también ha identificado condiciones de salud laboral claramente diferenciadas en función de las condiciones laborales, es decir, si el puesto de trabajo es seguro o inseguro. En este contexto, el investigador señala que, siendo cautelosos por las limitaciones de su investigación, las políticas públicas laborales y de prevención de riesgos laborales vinculadas con la salud ocupacional tendrían que incentivar el apoyo social en el puesto de trabajo. “Esto tiene mucho que ver con la seguridad —por su situación contractual— que los trabajadores perciben de sus trabajos. Pero también está relacionado con su capacidad de autonomía y negociación”, destaca.
En este sentido, el trabajo apunta que, en los trabajos contractualmente más seguros y protegidos —es decir, con contratos indefinidos—, los trabajadores tendrían margen de maniobra para dirigir los usos de la digitalización hacia dimensiones laborales, como por ejemplo, la interacción con el apoyo social, que acabarían favoreciendo su estado de salud. En cambio, en trabajos con contratos más inestables, la capacidad de los trabajadores para dirigir los usos de la tecnología digital es mucho más débil, de forma que no es posible buscar efectos favorables en la salud laboral. “Combinando ambos resultados, es posible destacar también la necesidad de políticas públicas orientadas a redirigir los usos laborales de la tecnología digital en función también de la salud laboral, especialmente en los casos de los trabajadores menos protegidos, como los trabajadores temporales”, explica.
Por otro lado, estas medidas también tendrían que tener en cuenta que la caracterización de la mala salud de los trabajadores determina perfiles diferenciados en función de si el trabajo es seguro o inseguro —fijo o temporal. Por ejemplo, los resultados de la investigación muestran que la percepción de mala salud de los trabajadores indefinidos se asocia con los trabajadores de más edad, menos educación, menor jornada laboral y más estrés, mientras que la percepción de mala salud de los trabajadores temporales se asocia con mujeres que viven en pareja y que sufren más estrés. En este contexto, los investigadores subrayan la necesidad de impulsar políticas públicas y de prevención de riesgos de salud laboral “diferenciadas en función de estos perfiles, tanto entre los trabajadores indefinidos como entre los temporales”.
El impacto de los procesos de automatización y de control del trabajo
En cuanto a la evolución futura del impacto de las tecnologías digitales sobre la salud de los trabajadores, el catedrático de la UOC apunta que los efectos negativos “continuarán creciendo” mientras su principal orientación esté vinculada con procesos de automatización o de control del trabajo, como sucede en tecnologías digitales avanzadas como la inteligencia artificial. “Estos efectos negativos coexistirán con un gran conjunto de efectos positivos, como la creación de puestos de trabajo o el aumento de la calidad del trabajo. Así que habrá que estar alerta para que los riesgos, como la creciente capacidad de sustitución de habilidades cognitivas y no rutinarias de las personas de la nueva oleada digital, no se inclinen hacia el lado negativo de la balanza”, reflexiona.
En este sentido, el equipo de la UOC continúa esta línea de investigación ampliando su investigación a toda la muestra del INE, con más de 8.000 trabajadores para toda España. Además, también está trabajando en análisis más específicos y detallados en función del tipo concreto de tecnología digital (en especial, la inteligencia artificial) y en un contexto temporal mucho más largo.
Esta investigación favorece los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU 8 (trabajo decente y crecimiento económico), y 9 (industria, innovación e infraestructura).
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