Staff/RG
Al incorporar los datos de personas desaparecidas, el balance de estas entidades es muy negativo; superan el promedio del año 2024 y registran una tendencia a la alza.
Todos los meses nos aproximamos al comportamiento de la violencia homicida en cada estado de la República para llamar a la rendición de cuentas a los gobiernos frente al incremento o disminución del problema. Presentamos un balance que considera la sumatoria de víctimas de homicidios dolosos, feminicidios y personas desaparecidas y no localizadas.
Estados bajo fuego
Al incorporar los datos de personas desaparecidas, el contexto cambia completamente. Además de Sinaloa, Tabasco y Guanajuato, ahora Sonora, Quintana Roo, Puebla y la Ciudad de México se suman a las entidades con un balance muy negativo; superan el promedio del año 2024 y registran una tendencia a la alza. Todos estos territorios experimentan un reacomodo violento de las fuerzas criminales, motivado por la disputa de diferentes mercados ilícitos. En Sinaloa se mantiene la pugna entre facciones del otrora Cártel de Sinaloa al igual que en Tabasco la confrontación entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y su escisión “La Barredora”, y en Guanajuato la disputa entre Cártel de Santa Rosa de Lima y CJNG por el control de la entidad. Sonora parece estar experimentando un contagio por el conflicto y la violencia de Sinaloa. Quintana Roo y Puebla atraviesan por una disputa territorial entre una de las facciones del Cártel de Sinaloa y CJNG, por el control del narcomenudeo y el robo de combustibles respectivamente y robo a transportistas. En la CDMX, recientemente se ha recrudecido la disputa entre la Unión Tepito y la Anti Unión Tepito por el control de la extorsión y el narcomenudeo.
Estados en aparente proceso de pacificación
11 entidades federativas exhiben un balance muy positivo; se encuentran por debajo del promedio nacional registrado en 2024 y reportan una reducción de la violencia. ¿Dicha situación se explica por la intervención de los gobiernos, los controles ejercidos por grupos criminales o la manipulación de las cifras? Existen entidades que desde hace varios años han dedicado importantes empeños en fortalecer a sus instituciones de seguridad y justicia, como Yucatán. Sin embargo, estados como Jalisco y Tamaulipas se encuentran dentro de esta categoría a pesar de contar con severos problemas de desaparición de personas. Las autoridades deben asumir una postura proactiva en la explicación de estos resultados para generar credibilidad.
¿Cómo leer el radar? El eje horizontal traza la tasa por cada 100 mil habitantes del año en curso. La tasa es más alta cuando supera el promedio nacional del año anterior. El eje vertical muestra el cambio porcentual con respecto al año anterior. De este modo, ubicamos cuatro conjuntos sobre la situación de la violencia homicida en los estados: positiva, regular, negativa o muy negativa. Cada conjunto cuenta con sus propias escalas de variación a partir de los puntos de corte establecidos. El radar permite detectar cuándo un estado está a punto de cambiar de situación, ayudando a identificar focos rojos.
En el primer bimestre del 2025 se observa que Nayarit, Estado de México, Michoacán y Aguascalientes están cerca de agravar su situación a corto plazo. Del mismo modo, destaca, sobre todo, la profundización de la violencia en Sinaloa, Tabasco y Guanajuato; las principales entidades azotadas por la violencia del crimen organizado en el país.
Aproximación regional
El noroeste continúa siendo la región más violenta. Baja California, Sonora, Chihuahua y Sinaloa registran balances negativos de violencia; mientras en Baja California Sur las condiciones de seguridad están inmersas en un peligroso proceso de deterioro. El conflicto en Sinaloa se está replicando en Sonora y Baja California. Adicionalmente, otros grupos han aprovechado este contexto violento para expulsar a las facciones del Cártel de Sinaloa de otros territorios como en la frontera Sinaloa-Chihuahua. Durango debe ser proactivo para evitar que la violencia de Sinaloa también le alcance. La presencia de las Fuerzas Armadas en Sinaloa no ha logrado disuadir a las facciones en pugna del intercambio de fuego, y la captura de fuentes de ingreso de la organización por parte de la autoridad ha incentivado que la facciones acudan a otros territorios para el despliegue de la extorsión y el narcomenudeo. Los intentos de la autoridad por encapsular territorialmente el conflicto en Sinaloa para evitar el contagio a otras entidades, fueron insuficientes.
La región centro y suroeste con tendencias preocupantes. Las confrontaciones violentas entre organizaciones criminales nacionales, regionales y locales, prevalecen en las regiones centrales del país. Entidades como Colima, Michoacán, Guerrero y Morelos registran altos niveles de violencia homicida. El eje del conflicto en estas entidades es la incursión de la Familia Michoacana y la resistencia ofrecida por organizaciones locales, en tanto que, en Michoacán, la Familia Michoacana contiene el avance de CJNG. Por otra parte, Puebla, Ciudad de México y Guanajuato presentan un balance muy negativo como consecuencia de las confrontaciones entre organizaciones que disputan el territorio: en Puebla por el robo de combustibles, en Guanajuato por el control de la entidad, y en Ciudad de México por la extorsión y narcomenudeo.
Violencia y pacificación a nivel local: homicidios doloso + feminicidios + desapariciones
Un proyecto del Programa de Seguridad de México Evalúa
El gobierno federal utiliza el número absoluto de víctimas de homicidio doloso a nivel nacional para medir el éxito de la estrategia de seguridad pública. Sin embargo, estos datos invisibilizan la situación que atraviesa cada una de las entidades y dejan fuera de la discusión temas como la violencia homicida ejercida contra las mujeres o la desaparición de personas. En los últimos años, la desaparición forzada se ha convertido en una estrategia recurrente de diversos actores —además del crimen— para evitar la presencia de cadáveres y maquillar el aumento en las cifras de homicidios. En otras palabras, la narrativa oficial ofrece una visión altamente parcial de la violencia homicida en su conjunto.
Para contribuir a tener diagnósticos más precisos, México Evalúa presenta un balance sobre la violencia homicida a nivel estatal. Ésta considera la sumatoria de víctimas de homicidios dolosos, feminicidios y personas desaparecidas y no localizadas. Presentar esta información de manera agregada es clave para cuestionar a los gobiernos sobre las causas del incremento o la reducción del problema, buscando formular políticas públicas certeras.
A diferencia de otros indicadores, comparamos, de manera simultánea, la magnitud actual de la violencia homicida y su compartimento a través del tiempo con los datos registrados en el mismo periodo del año anterior. De este modo, valoramos los avances o retrocesos en función de cuatro categorías:
– Muy negativo: entidades con tasas superiores al promedio nacional del año anterior y tendencia anual al alza.
– Negativo: entidades con tasas superiores al promedio nacional del año anterior, pero tendencia anual a la baja.
– Regular: entidades con tasas inferiores al promedio nacional del año anterior, pero tendencia anual al alza.
– Positivo: entidades con tasas inferiores al promedio nacional del año anterior y tendencia anual a la baja
Los datos provienen de las víctimas en carpetas de investigación reportadas mensualmente por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), las estadísticas del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) y las proyecciones de población a mitad de año del Consejo Nacional de Población (Conapo).
Innovaciones metodológicas para 2025
A partir de febrero de 2025, el monitoreo presenta la siguiente adición: Cada vez es más cuestionable la reducción de los homicidios dolosos como producto de la política pública, ante el descubrimiento incontenible de fosas clandestinas y predios para la desaparición de cadáveres, a lo largo y ancho del territorio nacional. Aunque existen múltiples denuncias sobre la inconsistencia de dichos datos, incorporarlos permite una mejor aproximación al comportamiento de la violencia homicida frente a la diversificación de las técnicas de exterminio de los grupos criminales en México.
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