Por Abigail Nolasco
En el estado de Puebla, la diversidad lingüística es un testimonio vivo de la riqueza cultural heredada de los pueblos originarios. Sin embargo, en la capital poblana, los hablantes de lenguas indígenas enfrentan una dura realidad: la discriminación lingüística. A pesar de que la Constitución Mexicana reconoce a las lenguas indígenas como parte fundamental del patrimonio nacional, la desigualdad y el prejuicio continúan afectando a quienes hablan una lengua distinta al español.
En Puebla, muchas personas que migran desde comunidades indígenas a la capital en busca de mejores oportunidades se enfrentan a un entorno que, lejos de integrar su identidad lingüística, la margina.
Uno de los escenarios más preocupantes es el acceso a servicios públicos. Muchos hablantes indígenas encuentran barreras al intentar comunicarse con personal de salud, seguridad o justicia que no tiene capacitación ni sensibilidad para atenderlos en su lengua materna. Esto no solo dificulta su acceso a derechos básicos, sino que también refuerza la idea de que su lengua es un obstáculo para su integración en la sociedad.
Para combatir la discriminación lingüística en Puebla, es fundamental que se implementen políticas de inclusión y respeto hacia la diversidad cultural. Algunas acciones clave podrían incluir:
La capacitación de servidores públicos en atención multilingüe.
- La promoción de programas educativos no escolarizados que fortalezcan el aprendizaje de lenguas indígenas.
- Campañas de concienciación para erradicar prejuicios y fomentar el respeto hacia la diversidad lingüística.
- Espacios de difusión cultural donde las lenguas indígenas sean visibilizadas y valoradas.
El reto de hablar una lengua indígena en la ciudad de Puebla no debería ser un motivo de discriminación, sino una razón de orgullo y reconocimiento. La diversidad lingüística es una fortaleza que enriquece nuestra sociedad, y es responsabilidad de todos garantizar que quienes la preservan puedan hacerlo sin miedo ni exclusión.