Bitácora de futuro: Relato el Espejo Alcahuete

Por Bayardo Quinto Núñez

Una ligera llovizna compenetraba desde los cielos, hacía pensar con tranquilidad, con tiempo, sin nada que interrumpiese, para poder deslizar como una balinera bien aceitada, sin dificultad ni obstáculos la mente. En ese instante el escritor del tiempo pudo perfectamente hundir más y más profundo sus pensamientos, lejos de la superficie y de sus duras verdades e imaginación que estaba a punto de írsele.

-Para recobrar el equilibrio, déjenme atrapar la primera idea que pase-le decía a su amiga el escribano-.

-Bueno, servirá tan bien como cualquiera-respondió la amiga.- Mientras tanto la dama amiga del “escribano o escribiente” permanecía horas sentada en el sillón, observándole e igual el fuego de la cocina dónde hacía un café, y una lluvia de ideas caían a raudales directo hacia la imaginación del escribiente que, en su vieja máquina escribía sus textos letrísticos, a veces se Llevaba la frente a la mano, y las personas que pasaban siempre volvían a ver a través la puerta abierta o ventana.

Quizá, está escena debe haberse repetido muchas veces con ciertas diferencias por el magno tiempo, teniendo cabida en el ámbito de noche y día, cuando el escritor mantenía abierta su puerta y ventana, y aunque sea aburrida la ficción histórica, siempre desemboca en algo interesante. Al escritor, no le interesaba lo miraran, lo que le importaba era dar con múltiples líneas de pensamientos agradables, pues tales son los pensamientos agradables, inclusive, en las personas modestas que de veras creen les desagrada escuchar elogios, pero desembocando en belleza del pensamiento.

Ese día, en momentos que el escritor y la dama amiga discutían sobre La obra “La Divina Comedia”, después el escritor le explicaba cómo había visto crecer una flor en un volcán de tierra en el terreno de su vieja casa, también dijo haber sido sembrada en vida de su mamá, y preguntó pero no recordaba la fecha, pero si que habían nacido flores de baja estatura con capullos de violetas.

Así sucesivamente el escritor todo el tiempo intentaba adornar la imagen de si mismo en su mente, pero cariñosamente, a hurtadillas, sin adorarla abiertamente, la dama amiga descubriría haciéndolo y tomaría instantes del libro que preparaba el escritor, a su vez se preguntaba: Es curioso cuál momento protegemos, nuestra idolatría o de cualquier trato que pudiera ponerla en ridículo, o la metamorfoseara distinta de la original, que ya no se pudiera creer en ella. ¿es curioso? Solamente Imaginen que un espejo se rompa en cienes de pedazos, por supuesto es condición de condiciones que la imagen tiene que desaparecer; la romántica o no figura de hermoso y profundo bosque o montaña, caserío, imagen personalizada, ya no está allí, “¡qué sofocante, superficial, vacío, imponente se vuelven muchas personas!”

-Por supuesto, un mundo inhabitable. Intercalando miradas en los trenes cuando haya, los autobuses o cualquier otro, ahí vemos que el espejo alcahuete refleja el vacío, lo vidrioso en nuestra interioridad y los ojos-expresó el escritor a su dama amiga-.

-Es por ello que, los escritores, artistas en el futuro verán más y más de lo que ofrece u ofrecerá esas realidades, desde luego, infinidades de reflejos, ante las profundidades, ahí los fantasmas atormentadores-riposto el escritor-.

-Dejarán aun lado la descripción de la verdadera realidad en sus historias, dejando sentado que todos lo que conocen, tal como lo hicieron en el pasado, presente y visión de futuro, tal vez el escritor, artista logré verlo-respondió la dama amiga-.

-Ante este caudal de generalizaciones, muchos dirán no sirve, pero es su simple apreciación o no afinidad-le contestó el escritor-.

-El sonido militar en el mundo es suficiente, pretendiendo argumentar que no recuerda nada, es falso de falsedad, todo queda grabado y rete que grabado en los anales de la historia-le señaló la dama amiga-.

-Es hora de almorzar, ven toma este dinero y compra en la comidería “LA ESCANDALOSA” dos servicios de comida, dos cervezas bien heladas para paliar este calor y una cajetilla de cigarrillos-le dijo el escritor-. Ella fue. Cuando estuvo de regreso encontró al escritor dormido, lo despertó y acto seguido degustaron los alimentos y la cervecita.

-Maestro, vi un sabueso correr en la calle y a los seis metros cayó muerto, pero un niño pasaba en ese momento, le tocó la cabeza diciéndole: perrito lindo despierta. El perro se incorporó y se fue con el niño-exteriorizó la dama amiga-.

-Que hermoso gesto, esa figura la insertaré en la obra que estoy diseñando, la voy ampliar-respondió el escritor-. La rutina como de costumbre prosiguió en el estudio del escritor, días tras días, horas tras horas. Mientras tanto el espejo era el vivo reflejo de la realidad, no había como evadirlo ante sus enormes ojos.

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