Violencia en México, historiador nos explica por qué aumentó en los últimos sexenios

Staff/RG

El Dr. Rodolfo Gamiño menciona que la descentralización de las fuerzas policiacas desencadenó este fenómeno que se recrudeció desde el gobierno de Felipe Calderón

El 15 de septiembre de 2008, en medio de las celebraciones por el “Grito de Independencia”, en el centro de Morelia, Michoacán – con más de 30 mil asistentes – fueron lanzadas dos granadas de fragmentación que causaron siete muertes y dejaron más de 132 personas heridas. Ese acto, señalado por el gobierno del entonces presidente Felipe Calderón como “atentado terrorista”, fue uno de los primeros en su tipo registrados en la historia reciente de México.

Este ataque –atribuido a “La Familia” y “Los Zetas” y que nunca se aclaró realmente– marcó el inicio de los actos violentos por parte del crimen organizado hacia la sociedad civil en México y lejos de ceder durante la llamada “guerra contra el narco” en el gobierno de Calderón, creció y ha permeado las administraciones de los presidentes Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

¿Cuál es el trasfondo histórico que ha llevado a México, durante los últimos sexenios, a niveles de violencia exacerbados? Platicamos al respecto con el Dr. Rodolfo Gamiño, académico del Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Nivel I, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Para el Dr. Gamiño, cuyas líneas de investigación son Estado, movimientos armados, militarización, desaparición forzada, violencia política y políticas de la memoria y el olvido, el problema de seguridad en México comenzó con la llegada de los gobiernos neoliberales de José López Portillo y Miguel de la Madrid, pero aumentó durante el mandato del presidente Carlos Salinas de Gortari, quien le puso fin a la centralización de las fuerzas policiales.

Reportera: Dr. Gamiño, ¿cómo funcionaban las fuerzas policiacas cuando estaban centralizadas en México y qué implicó la descentralización?

Dr. Rodolfo Gamiño: La Dirección Federal de Seguridad (DFS), no quiero decir con esto que sea la más efectiva, ni la mejor corporación policiaca de inteligencia que haya existido en México ni de lejos, para nada, pero la centralización de la DFS, que inicia con el presidente Miguel Alemán en los años 40, funcionó de manera óptima para los intereses del Estado hasta mediados de los años 80, cuando se elimina.

Pero ¿cuál era la eficiencia, digamos, policial de la DFS? Que al Estado le funcionó, claro, también en términos de prácticas extrajudiciales y todo ello, extralegales, le ayudó a que la intromisión del comunismo, por ejemplo, la guerrilla y todos estos fenómenos de los 70 y 80, no tuvieran un calado más profundo.

Y lo que sí aseguró de una manera muy efectiva la Dirección Federal de Seguridad fue a mantener a raya las relaciones entre Estado-narcotráfico y particularmente en los años 60, 70 y 80, cuando se formaron los cárteles más fuertes en México, el de Sinaloa, los de Guadalajara, etcétera. La DFS era una dependencia del Estado, policial, que se encargaba de la regulación y la administración de la venta, el trasiego y todas las ilegalidades alrededor del narcotráfico.

La DFS dependía del Estado (de Gobernación, de presidencia) no estaba anclada en las Fuerzas Militares ni mucho menos, se rompe el modelo de la seguridad centralizada a mediados de los 80, principalmente con el neoliberalismo, López Portillo, Miguel de la Madrid, pero se termina de consolidar con Salinas de Gortari.

En esta administración, la de Carlos Salinas de Gortari, es la entrada directa de México al neoliberalismo y ahí inicia la desregulación del Estado, en el caso de los cuerpos policiacos, en vez de mantenerlos centralizados, delega a los estados la capacidad de administración de grupos delincuenciales, del narcotráfico, etcétera.

Ahí es donde viene el conflicto porque entonces, ya no sólo son los estados quienes están administrando los procesos de migraciones, trasiegos, etcétera, sino que también grupos de narcotráfico sin una regulación nacional como había existido desde los 40, 50, 60, 70, 80 y 90.

Al desregular la administración (de los cuerpos policiacos), las negociaciones con el narcotráfico y el crimen organizado que estaban centralizadas desde el Estado, fueron delegadas en los estados y municipios, eso causó choques entre unos estados y otros y viene lo que con Felipe Calderón estalla y que él enfrenta con la supuesta “guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado”.

Reportera: Entonces, ¿descentralizar quiere decir que cada estado va a tener su propio presupuesto, sus propias responsabilidades y sus propios cuerpos policiales? y ¿en vez de dar un presupuesto nacional, lo otorgas a cada estado y cada estado lo reparte en los municipios? y aunque no podemos decir que no había corrupción e intereses particulares en una policía centralizada, ¿es aún más complejo hacer funcionar intereses de 32 lugares, en vez de uno solo?

Dr. Rodolfo Gamiño: Claro, porque es como el viejo modelo del Estado corporativo y clientelar, “nada, ni nadie, ningún sector estaba fuera del Estado”, ni siquiera el narcotráfico, ni el crimen organizado, por eso es sintomático cuando le pregunto a las y los alumnos ¿ustedes creen que el narcotráfico es un fenómeno moderno?, ¿la violencia es un fenómeno moderno? y ellos dicen, “sí, parece que sí”, y tú explicas que no, el narcotráfico sucedía desde antes de Porfirio Díaz, durante Porfirio Díaz, durante la revolución, pero en los 30, 40 se administra.

Yo he mencionado esto que es la politización del narcotráfico; es decir, el Estado administra, regula a través de sus fuerzas, a través de una centralización y es una lógica que decíamos muy sencilla, a mayor politización, menor violencia y cuando descentralizas y mandas a los estados la administración de sus violencias estás despolitizando y surge la violencia.

La violencia aumenta porque ya no hay quien regule y funja como el administrador, el regulador, el que castiga, el que premia. Al narcotráfico hay que verlo como un Estado paralelo, opera igual, actúa igual, tiene los mismos agentes, es coercitivo, es territorial, es extensivo, pero si el Estado centraliza la administración, por ejemplo, en el caso del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a través de lo que se pensaba que iba a ser la Guardia Nacional, sustituyendo la administración desde el Estado como fue la Dirección Federal de Seguridad, se esperaba una politización y una reducción en términos de violencia, pero no fue así.

(Para contextualizar, el Dr. Rodolfo Gamiño explica en otra nota – aquí agregamos el link – por qué además de ser inconstitucional, el decreto avalado en septiembre del año pasado por ambas Cámaras del Congreso de la Unión, que otorgaba la administración y operación de la Guardia Naciona – GN – a la Secretaría de la Defensa Nacional – Sedena – representa un riesgo porque se le otorgaría un presupuesto desmedido al Ejército y permitiría una mayor impunidad. Para el académico, podría funcionar mejor centralizar la GN y que se operara desde Gobernación, en vez de militarizarla).

Reportera: Mencionó que la desregulación había ido avanzando y estalló con Felipe Calderón, ¿qué opina de la “guerra contra el narco” y su gestión en materia de seguridad?

Dr. Rodolfo Gamiño: Yo lo vería como una falla histórica que es latente, inicia con Carlos Salinas de Gortari el proceso de la descentralización y eso decíamos, lleva a la despolitización del narcotráfico y al aumento de la violencia, es importante ver las violencias del 90 al 2000 porque cambian al descentralizar las violencias en los ámbitos locales, no sólo del narcotráfico y del crimen organizado, grupos de interés legales, no sólo es la droga.

Pero claro, con Vicente Fox y sobre todo con Calderón, es como la crisis de esa desregulación, al presidente Calderón le toca enfrentarla y comete la falla histórica de meter a los militares en el ámbito de la seguridad para tratar de recentralizar, otra vez desde el Estado, las negociaciones y comienza “la guerra contra el narco”, que en la realidad, no es una guerra.

¿Por qué? Porque cuando uno se pregunta ¿cuál fue la guerra del narco?, tenemos que pensar ¿cuál narco? El narco no es uno, el narco no sólo es trasiego, no sólo es siembra, es algo más complejo y hay otras ilegalidades más complejas que abarcan al narcotráfico y al crimen organizado, entonces, era como una metáfora para decir se tiene que re administrar, otra vez, todo el proceso de las ilegalidades.

Ese fallo de Calderón, fue ilegal, porque constitucionalmente los militares son el último reducto de la soberanía del país y su acción, en términos de seguridad, debe ser en contextos excepcionales, guerras, invasiones o programas de bienestar como el Plan DNIII, en acciones humanitarias o en desastres naturales.

(El Dr. Gamiño pone en la mesa este fallo histórico de Calderón sobre incluir al Ejército en temas de seguridad, porque en el caso de la actual administración del presidente López Obrador, “las facultades que se han dado a las fuerzas armadas han sido desproporcionadas y es a histórico, ni con el PRI en sus mejores épocas, se hubiera pensado en un proceso de militarización legalizada porque eso es y hay que decirlo”).

Felipe Calderón primero dijo que era una guerra y después se retracta, dice, bueno, no es una guerra propiamente, pero el actuar de esas fuerzas militares durante el sexenio de Calderón fue ilegal y veamos; por ejemplo, después con Peña Nieto, con el Gral. Salvador Cienfuegos, los expedientes que se filtraron, es decir, no es un secreto.

Sobre los actos violentos por parte de grupos criminales contra la sociedad civil, al descentralizarse, el Estado deja de hacerse cargo de todo este proceso de la administración y la regulación de las ilegalidades de los ámbitos estatales, digamos que quienes integraban la Dirección Federal de Seguridad, eran los jueces, eran los árbitros y el Estado sancionaba si alguien transgredía.

Estos cárteles no necesitaban de kaibiles, de gafes, de cuerpos armados porque había quién los regulara y había quién sancionara, pero cuando acabas eso, en los 90, es cuando empiezan esos grupos de cárteles a traer su propio Ejército y regularlo, a contratar militares retirados, a traer kaibiles de Centro América y a incorporar en sus nóminas a la sociedad civil, como vigilantes, como vigías, como halcones, como distribuidores, etcétera, etcétera.

Y claro, como se diversifica el comercio, no sólo es el asunto inmobiliario, son discos, casinos, por eso parece que la violencia se lleva más a los ámbitos civiles porque en esa desregulación, la sociedad es incorporada también al narcotráfico y claro, los acuerdos que había antes, pues aquí ya no, que eso explica también por qué la extensión de las violencias hacia la ciudadanía.

Reportera: Avanzando hacia Peña Nieto, a quien le tocó gestionar las desapariciones de los estudiantes de Ayotzinapa que dejaron al descubierto las fosas clandestinas y la operación de grupos criminales en Guerrero, ¿qué diría usted sobre su manejo de la seguridad en el país?

Dr. Rodolfo Gamiño: Fue deplorable, pero a ver ¿por qué la gente votó por el PRI y lo regresó a la presidencia con Peña Nieto después de 12 años del PAN? Yo siempre lo he pensado, lo he dicho, es parte de un voto de nostalgia, de pensar que al volver el Partido Revolucionario Institucional pudiera resarcir y regresar el tema de la paz, regresar el tema de la seguridad, pero ya la descentralización de estos mandos, al administración local del crimen y el narcotráfico ya estaba muy exacerbado.

“La guerra contra el narco” y después Ayotzinapa hicieron visible la profundidad de un daño histórico, de un fallo histórico en la resolución de las violencias y los conflictos que había generado el narcotráfico desde su desregulación y que, en el caso de la gestión del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, sumar a la Guardia Nacional al mando militar, es incrementar este fallo histórico de acrecentar la violencia con la militarización que ya tuvimos con Calderón.

Ayotzinapa destapa toda una cloaca de operaciones del narcotráfico con múltiples actores políticos, militares, empresarios locales, gobiernos municipales, ayuntamientos, jueces, magistrados, todo el aparato de Estado, lo destapó Ayotzinapa, estaba ahí, en un proceso de administración desde lo local y así puedes ver Jalisco, Tamaulipas, Sinaloa; es decir, así está el país, por eso, de alguna manera es plausible que la Suprema Corte haya hecho un contrapeso y ponderado un freno a una tentación, siempre autoritaria, de los presidentes de México y sí, de haber entregado la Guardia Nacional a la Sedena sería tremendo, una militarización legalizada. Y sabemos, vamos a la historia, cómo han operado las Fuerzas Armadas en México, Sedena, Marina y es escalofriante pensarlo.

Reportera: ¿Qué podía haber hecho Peña Nieto para resarcir la crisis de seguridad que arrastraban las administraciones anteriores?

Dr. Rodolfo Gamiño: Es difícil porque esa descentralización de la que hablábamos y la delegación de las administraciones locales, abrieron prácticas y huecos que dieron libertades a actores locales, empresarios locales, narcotráfico local, trata de personas; es decir, todo eso dejó huecos en donde estos actores, auspiciados por gobiernos locales y camarillas nacionales, se anclaron en procesos de enriquecimiento que ni siquiera tenían idea que podían llegar a eso.

Esos actores comenzaron a administrar todo un estado, en todo lo que pueda pasar, comida, materiales para construcción, flujos migratorios, asumieron un papel de control social que debería dar el Estado, pero lo están haciendo desde la ilegalidad y el Estado dice, “está bien, nada más tenme controlado ahí”.

¿Qué otra cosa? Se hicieron las aperturas para todas las empresas extractivistas en Michoacán, Guerrero, Oaxaca y ellos están haciendo el trabajo sucio de generar violencias locales para acelerar desplazamientos y que las empresas lleguen sin oposición política y social. Es complejo y claro, el problema ahora es cómo desmontas eso, que ya no sólo es el narco, no sólo es el crimen organizado.

Reportera: A su llegada a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador estableció la Guardia Nacional, la cual ha buscado que sea administrada y operada por Sedena, ¿debería revirar y buscar centralizarla en lugar de militarizarla?

Dr. Rodolfo Gamiño: A Andrés Manuel López Obrador le entregaron un Estado holograma, lo único que le quedaba era el último reducto de la soberanía, que son las fuerzas armadas y ha intentado, como en su momento Calderón, robustecerlas, el problema es que entregar la Guardia Nacional a las fuerzas militares es una extensión de una militarización legalizada en todos los reductos del país.

Y eso todavía tiene más riesgos, como decíamos, más allá de la violencia, de las violaciones a los Derechos Humanos, ejecuciones extrajudiciales y como es legal, ya no sería impunidad, están en su derecho, en decidir qué es excepcional y qué es regla y en función de eso hacer lo que quisieran, es escalofriante pensarlo, pero no se ve manera de que, al menos en lo que queda de este gobierno, los militares vayan a perder el poder y el problema ahora va a ser cómo se los vas a quitar.

Cuando se anunció la creación de una Guardia Nacional, a días de ser electo López Obrador, siempre se había dicho que era de corte civil, Andrés Manuel mismo lo había comentado que era una policía administrada por organismos civiles y ahí, en un principio, cabe aclarar que a título personal, yo veía muy bien la construcción de una GN porque aparentaba que había una intención por parte del Gobierno Federal de centralizarla, en la Secretaría de Gobernación, por ejemplo, en presidencia.

Lo augurábamos, como un modelo que a corto plazo podría funcionar porque así había funcionado muy bien durante todo el periodo de vida de la Dirección Federal de Seguridad, en relación al narcotráfico, crimen organizado y todo ello. Conforme pasa el tiempo, la Guardia Nacional empieza a tener características muy extrañas, no se centraliza, no llega a ser un mando centralizado en términos de operaciones para la seguridad y siempre estaba ese guiño de que la GN, al menos como se conforma, por militares, etcétera, iba a depender directamente de mandos castrenses.

Supuestamente se iba a operar diferente a la AFI, pero siguió reproduciendo lo mismo y ahora, es un riesgo pensar que la Guardia Nacional dependiera de Sedena porque los grados de impunidad en las acciones extrajudiciales, al meterse al Ejército, pues son muchos más blindadas y también implicaría entregarle a las Fuerzas Armadas un presupuesto desproporcionado, es un riesgo que constitucionalmente es incoherente.

Con relación a que Andrés Manuel López Obrador centralizara la Guardia Nacional, el problema es decidir ¿cuál va a ser su papel? ¿asumir ser un administrador, un negociador? Digo, está mal decirlo porque moralmente el narcotráfico, como se entiende popularmente, debería ser exterminado, pero el narcotráfico no sólo tiene que ver ya con drogas, como decíamos, se ha diversificado, ya administran espacios, poblaciones, etcétera. ¿Cómo politizas nuevamente eso?

La situación es que durante las últimas décadas se sumaron actores, se sumaron instituciones, se sumaron gobiernos, es más complejo y no es tampoco tan sencillo como decir “es un narco Estado” porque tampoco lo es, es muy complejo, pero repito, es una buena señal mantener a la Guardia Nacional en términos de mando civil porque si no, sí construyes un escenario de una militarización legalizada y para las tentaciones autoritarias de todos nuestros presidentes tener eso, es un paso a construir otra cosa, que puede ser peor que lo que está ahora.

¿Te interesa la historia y los temas de seguridad? Te invitamos a consultar algunos de los libros del Dr. Rodolfo Gamiño: La Patria de los ausentes: Un acercamiento al estudio de la desaparición forzada en México, Las memorias fragmentadas de una guerra sucia. El caso del Colectivo Rodolfo, Guerrilla, represión y prensa en la década de los setenta en México. Invisibilidad y olvido y próximamente Las metáforas de la ausencia en México e Ilocalizables, que actualmente se encuentran en imprenta.

Te recordamos que en el Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana contamos con una licenciatura en Historia, una maestría en Historia y un doctorado en Historia. ¿De qué temas te gustaría saber más? Comparte tu opinión en nuestras redes sociales.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Categorías