El caso de las gemelas

Por María Beatriz Muñoz Ruiz

“Dos gemelas se suicidan en Barcelona saltando del balcón de su casa desde un tercer piso a consecuencia del bullyng que estaban sufriendo en el colegio”. No iba a hablar de este tema, ya he hablado demasiado, pero estoy escuchando demasiadas tonterías en los medios de comunicación; hace poco escuché, a un supuesto experto, decir que los compañeros deberían haberlo dicho a los profesores; que no le quito la razón, pero me parece gracioso que los culpables nunca sean los profesores. He de confesar que no me he querido informar demasiado del tema, pero en este mundo donde los medios de comunicación buscan jugosas noticias como esta, es inevitable escuchar todo tipo de datos y opiniones con respecto al tema. No, no soy insensible, todo lo contrario, mi hija sufrió bullyng durante muchos años, y os puedo asegurar que no son los hijos los únicos que lo sufren, las heridas de los padres también quedan para siempre. Actualmente mi hija está en otro colegio donde tiene su grupo de amigas y poco a poco va sanando sus heridas, pero las cicatrices quedarán para siempre; invisibles a los demás, pero latentes en su interior.

Cuando escucho noticias sobre el bullyng, pienso que el mundo jamás cambiará; en esta sociedad solo se culpa a los niños que hacen bullyng, y las únicas soluciones que dan es que haya un psicólogo en cada colegio, que se tomen medidas como cambiarlos de clase y que haya más charlas acompañadas de cartelitos en las escaleras y pasillos.

Perdonad, pero ya no confío en el sistema, porque el sistema está hecho por personas que miran hacia otro lado echándose las culpas unos a otros y evitando sentirse ellos responsables de sus actos.

Mi hija estaba en un colegio de curas, uno de esos que invitan a la reflexión con Dios, a la bondad y al compañerismo. Uno de esos en los que, supuestamente, la orientadora ayuda a los alumnos si tienen algún problema; todo falso.

Pero no os preocupéis, yo nunca critico sin dar soluciones, claro que, no soy nadie para cambiar el mundo, aunque las soluciones sean fáciles.

Lo primero es tener claro quién es la víctima y quien el verdugo, y como eso es fácil de saber, entonces toca aplicar la sanción correspondiente al acosador, hasta aquí, dirán muchos que eso se hace, y yo me reiré a carcajadas de esa respuesta; lo que se hace es ponerles una notita en su expediente, cosa que esa gentuza se pasa por el arco del triunfo, lo segundo que hacen es expulsarlos, y se creen que eso es un castigo; ilusos…

Las personas esas no aprenden si no los pones en la piel de la víctima, sí, estoy diciendo que no se les expulse, que se les ridiculice barriendo la clase, recogiendo los papeles del patio, dejándolos sin recreo y haciendo que vayan a dar clase por la tarde también. Como veis, soy muy bondadosa en ese aspecto, fui católica, pero os voy a explicar conceptos muy básicos del niño o niña acosadora: ellos acosan a los que creen débiles para ser más populares y respetados, para que no los acosen a ellos, o simplemente para llamar la atención. Si al acosador se le baja de su pedestal de popularidad, puede que hayamos conseguido algo.

Por otro lado, los niños que necesitan a un psicólogo son los acosadores, ya que esos niños, lo más probable es que sufran un trastorno, porque si la brillante solución es enviar al niño acosado al psicólogo, y, después de subir su autoestima, lo vuelves a enviar a la jaula de los leones para ser devorado, poco se va a conseguir, aparte de que se burlen más de él por ir al psicólogo.

Así que dejaros de charlas inútiles para los alumnos y dádselas a los profesores para que no miren hacia otro lado, enviad a inspección de vez en cuando, sobre todo cuando un niño, después de tantos años, se va del colegio, y activad el protocolo de acoso sin dañar al niño, sin hacer que la situación empeore y castigando duramente al acosador.

Si los demás niños ven lo mal parado que ha resultado el acosador, se lo pensarán dos veces antes de acosar.
Para los que no lo sabéis, también está el acoso silencioso, ese que ignora, aísla y margina, ese que es complicado demostrar, pero fácil de hacerlo si se pone atención a las señales de alarma.

Pero bueno, esto no lo dice ni la escritora, ni una experta en esos temas; lo dice una madre que cada vez que ve a un bebé, piensa: pobre niño, ha venido a un mundo injusto y lleno de hipócritas que pueden destrozarle la vida simplemente mirando hacia otro lado, o piensa… tal vez sea un acosador que destroce el futuro a otro niño.

Pero de todo esto, lo que está claro es que, podríamos considerar que indirectamente el acosador ha matado a esas gemelas, los compañeros han matado a esas gemelas, los profesores también han matado a esas gemelas, la orientadora y el director también han matado a esas gemelas, y los padres de los compañeros y del acosador también han matado a esas gemelas.

Para todos aquellos que se encuentran en situación de hacer algo: ¿Seréis cómplices de asesinato del siguiente niño acosado, o despertaréis de vuestro letargo y dejaréis de justificar a vuestros hijos?

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