Debate
Por Roberto Desachy Severino
Seguro que el presidente Andrés Manuel López Obrador no lo sabe y, quizás, su secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes, tampoco, pero algunas unidades oficiales de dicha dependencia en Puebla son usadas como moteles, cantinas rodantes y hasta para llevar llantas ponchadas a la talachería, como lo demuestran varias fotografías y denuncias recabadas en este espacio.
Y todo apunta a que la delegada federal de Bienestar en la entidad, Vida Inés Vargas Cuanalo, estaría enterada de la dolce vita que algunos de sus muchachos se dan en los vehículos del gobierno federal, pero –por alguna razón – los tapa. Un ejemplo es lo que ocurre con Benjamín García Vázquez, representante de la dependencia en Teziutlán.
Este muchacho, director regional y con un sueldo superior a los 73 mil 500 pesos mensuales, llevó el 20 de mayo pasado la camioneta de uso oficial a servicio, pero se le olvidó limpiarla y sacarle los juguetes y hasta la botella de whisky que traía en la unidad con placas NTE-4995, que iba repleta de llantas viejas, inservibles.
Otro de los delegados regionales de Bienestar que debería ser investigado por utilizar bienes del gobierno federal para su placer es el de Acatlán, Oscar Platón Salas Castillo, quien hace cerca de dos años fingió ser una especie de “Rambo” o “Superman” y acusó haber recibido amenazas del Cartel de los Rojos de la zona de Izúcar de Matamoros.
EL DELEGADO DEL “AMOR”
Sin embargo, la realidad puede ser más sencilla y, al mismo tiempo truculenta que un supuesto enfrentamiento de un mini delegado regional de Bienestar con algún cartel, porque el propio personal de la dependencia encontró tangas –negras- en la camioneta que usa Salas Castillo para llevar “la transformación” a la zona de Acatlán.
Con sueldos de 70 mil pesos mensuales o más y los recursos y programas del gobierno federal a su disposición, algunos delegados regionales aprovechan los cargos para disfrutar de “prebendas” extra laborales, sin que Rodrigo Abdala y su sucesora, Vargas Cuanalo, hayan investigado las acusaciones de acoso sexual, abuso, favoritismo e ineficiencia que infestan la dependencia desde que inició el sexenio amlista:IMSS y Bienestar encabezan quejas de poblanos contra instancias federales
Un ejemplo patético de posibles corrupción, ineficiencia, impunidad y ocultamiento por parte de la dependencia fue Lizbeth Aguirre Ortiz, ex delegada en la región de Huauchinango, a la que le explotó un movimiento social de inconformidad cuando el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador visitó el municipio en octubre pasado:Fotonota: En Huauchinango damnificados por el huracán Grace denuncian ante AMLO la falta de apoyo de la secretaría federal de Bienestar
Es importante agregar que Lizbeth Aguirre, Salas Castillo y Benjamín García no entraron a la dependencia con Vargas Cuanalo, porque fue Rodrigo Abdala quien los incluyó como sus “finísimos colaboradores”, aunque la actual delegada federal no ha hecho nada por corregir las anomalías y excesos.
SER CORRUPTO O INEPTO, ¿REQUISITOS PARA TRABAJAR EN LA DELEGACIÓN DE BIENESTAR PUEBLA?
Las denuncias de corrupción contra Aguirre Ortiz eran severas. Incluso, al interior de la delegación estatal se manejaba que tenía su propio aeropuerto, con alrededor de 30 aviadores, pero Vargas Cuanalo la tapó, la cubrió y solamente le quitó el cargo para designar a Arturo Espíndola:Destituyen a Lizeth Aguirre como delegada de Bienestar en la Sierra Norte
El problema es que Arturo Espíndola, delegado de Bienestar en Huauchinango, como ya se dijo, tiene una pésima reputación en la misma institución, porque fue el culpable de los desmanes, aglomeraciones e inconformidades ciudadanas generadas por la primera jornada de vacunación para adultos mayores en mayo del año pasado:Caos, falta de organización, retrasos y enormes filas y fue la constante durante la aplicación de la segunda dosis de vacunación para adultos mayores en Puebla
Arturo Espíndola fue el responsable del rotundo fracaso de las primeras jornadas de vacunación organizadas por la delegación de Bienestar en el estado, que obligaron al gobierno estatal a quitar –de plano- a Rodrigo Abdala y su banda para que los poblanos fueran vacunados con orden y de manera sistemática.
Al interior de la delegación estatal de Bienestar se sabe que el actual delegado en Huauchinango fue el culpable de que en las primeras jornadas de inoculación en la entidad se vieran obligados a terminar a la 1:30 de la mañana, porque a este flamante “funcionario” federal…simplemente no le funciona mucho la materia gris.
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