Bayardo Quinto Núñez
La gran mayoría de las personas se dejan llevar por la superstición, creer que, a través de una bola de cristal, o cristal, se generan hechizos como poder sobrehumano. De tal suerte, la mirada (s) en esos cristales, incluyendo toda clase de ritos, encantamientos, oraciones, y etcéteras, con la llamada magia blanca o negra es pura mentira, son percepciones faltaría, que desembocan en una obsesión mental y de situaciones, donde su potencia psíquica, los practicantes lo hacen para obtener beneficios personales a través de la sugestión: “Influencia que alguien provoca sobre la manera de pensar o de actuar de una persona, que anula su voluntad y la lleva a obrar de una forma determinada”. Las personas espirituales o de bien, no usan su energía para beneficiar el mal.
Todo esto es asunto de artificio acomodaticio, no es científico como la psicotrónica, psicología, siquiatría, dónde se contra reflejen imágenes en la mente, por ejemplo, ponemos un espejo expuesto a los rayos solares lejanos tendríamos un símil-semejante al sol, pero nunca igual-, y la conciencia mental, a través, por medio, del cuerpo mental, sin transmitir impresiones al cerebro físico, queda todo sobre nada, en un vacío.
Ahora bien. Si leemos un libro, se perciben desde la óptica visual los símbolos impresos, sus imágenes, elementos, ahí actúa la conciencia física de su existencia, pero si se ignora su contenido para lo cual fue creado se volverá a encontrar en el mismo estado, y aunque se esfuerce el reconocer el asunto. Empero, el que escruta, descubre su significado y lo transporta a otro estado mental, en donde podrá visualizar la vida externa, y si comprendemos el significado de sus hermosas y elogiosas palabras, oraciones, frases, entramos en contacto con el autor de la (s) obras-libros-, y asciende a grado institucional al lograr entrar en contacto con el pensamiento, mente del autor, de lo contrario sería una simple lectura.
Ahora bien, simplemente cualquier libro es conciencia física, pero si se combina la mente con la relación de las múltiples ideas del texto-libro- leído en diversas formas obtenemos el concepto verdadero para lo cual fue creada esa (s) obras letrísticas. Entonces, nuestra conciencia será mental y será intuitiva, la relación que se logré entre el libro y el pensamiento abarcando una sola unidad. Por lo tanto, es inexistente la sugestión desde la lectura profunda o no de una obra letrística, lo que se logra, es ir hacia un estado mental de convencimiento o no de lo leído.
Claro. Se comprende el éxtasis, de lo leído, dónde el ego se pueda hallar dispersado, disociado de nuestro cuerpo físico quedando inmóvil, cataléptivo, pero aunque pueda ser que después de una lectura interpretativa se quede cataléptivo, pero no muerto, porque estás consciente, el cuerpo físico recobra su vigencia cuándo el ego regresa a su estado normal, recordando todo su embeleso de las experiencias, después de haberse sustraído eventualmente del cuerpo físico a otro nivel de conciencia, siendo esta catalepsia momentánea, durante la lectura profunda deleitante.
Estos, son los síntomas, de la mente, en todos los ámbitos. De tal suerte, la brujería no existe, es un prehistórico hito inventado. Todo radica en el poder de la mente amen que, interpósitas personas maldicientemente proponen daños con sustancias extrañas preparadas, eso no es brujería, es maldad demoníaca de la mente humana, y es una grosería para descomponer la mente o el cuerpo físico, eso sí existe. Pero. Es más poderoso el poder de Dios.
Créditos del autor de este tema letrístico. Bayardo Quinto Núñez, abogado y notario público, escritor, pintor, músico y columnista.
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