- Acta constitutiva de Fates Consulting desmiente que Juan Ramos Roque sea miembro de la firma
- La Auditoría Superior del Estado primero avala a Fates Consulting como auditor externo y luego lo descalifica…cuando lo contrata la BUAP
Roberto Desachy
En pocas ocasiones es tan clara, nítida la intentona del director de un medio de comunicación para fregar a una institución que no le da convenio de extensión de información.
Y, también, raras veces el titular de un organismo fiscalizador, como la Auditoría Superior del Estado (ASE) se arriesga a autoexhibirse, a quedar exhibido como hoy lo hace Francisco Romero Serrano, quien primero le dio a Fates Consulting la acreditación como auditor externo, pero que -cuando es contratado por la BUAP – lo descalifica con acusaciones públicas de un conflicto de interés, como ocurre con la falsa polémica inventada por Arturo Rueda y alimentada por Romero Serrano contra quien encabeza la Máxima Casa de Estudios.
La historia es realmente sencilla: Documentos en poder de https://desdepuebla.com/ demuestran que el pasado 13 de marzo la ASE reconoció a Fates Consulting como auditor externo en un papel signado por el propio Romero Serrano. Inmerso en su campaña de politiquería contra el rector de la BUAP por un estricto interés económico, el diario de Arturo Rueda acusó a Alfonso Esparza de incurrir en un “conflicto de intereses”, porque – según él – dentro de los propietarios de Fates Consulting estaría Juan Ramos Roque, presunto socio accionista de una empresa que, de acuerdo a Cambio, habría creado Esparza Ortiz.
Pero, como en muchas otras ocasiones -y seguro es que lo seguirá haciendo- Arturo Rueda miente, debido a que en el acta constitutiva de Fates Consulting -signada en el 2008 ante el notario Raúl Rodríguez Piña-no figura nadie con el nombre Juan Ramos Roque, sino Francisco José Olvera Fonseca, Jorge Eduardo Galván y Ángel Hernández Martínez como socios propietarios de la firma.
ROMERO SERRANO SE VA EN BANDA…OTRA VEZ
El titular de la ASE supo de las “grandes revelaciones” de dicho ¿periódico? y, ni tardo ni perezoso, le entró a la polémica al arremeter contra Esparza Ortiz con la acusación de Cambio de supuesto “conflicto de interés”, aunque obviamente no verificó que los datos son falsos.
Obviamente, el problema es que los señalamientos de Romero Serrano -lanzados a nombre de la ASE- hacia el rector de la BUAP se basan en mentiras, calumnias, estridencias generadas por el interés financiero permanente de Arturo Rueda y su arma; perdón, su medio de “comunicación”.
Es claro que continuará la guerra mediática -política de la que debiera comportarse como la máxima instancia auditora de Puebla, la ASE, contra la universidad pública y quienes la encabezan.
El problema es que la labor de dicho organismo dependiente del Congreso local debiera ser meramente técnica, apegada a la ley y ajena a los intereses políticos de sus titulares.
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