La Dra. Cristina Curiel
Académica del Departamento de Psicología, explicó que los infantes están inmersos en una realidad difícil de entender
Es probable que durante el confinamiento por el COVID-19 algunos padres de familia han observado que sus hijas e hijos están asustados, no quieren comer, hacen berrinches, están preocupados y lloran durante el día o tienen miedo por las noches.
Para la Dra. Cristina Curiel, académica del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana, estos comportamientos son conductas regresivas normales ante la situación que las y los niños están viviendo por la pandemia, pues han tenido que pasar demasiado tiempo en casa, con todo lo que ello implica, y ahora se enfrentan al peligro de salir.
De acuerdo con la especialista, que forma parte de la Sociedad Psicoanalítica de México, los infantes están inmersos en una realidad difícil de entender, por eso hacen muchas preguntas y pasan por diferentes estados de ánimo. Por lo cual es importante entender que todas estas actitudes son normales.
Recomendó a los padres de familia manejar correctamente la información que se les brinda a las y los niños. Por ejemplo, aclararles sobre cuándo será su regreso a clases, pues muchos pensaban que concluirían el ciclo escolar asistiendo a la escuela. Sin embargo, esto no sucederá. Además, llegará el verano con todo lo que implica: pocos lugares abiertos y salidas restringidas, así como el regreso de padres a trabajar, lo cual podría generar retos para la familia al no tener con quien dejar a los menores.
“Es importante estar pendiente de los cambios que presenten las y los niños, así como no descartar pedir ayuda; a veces, con unos cuantos tips como sentarse a dibujar con ellos, ayudarles a hacer conciencia de sus emociones y darles a entender que habrá días en los que se sientan tristes, es una forma de estar con ellos ante lo que están viviendo. La mejor manera de que un niño pueda procesar sus emociones y adaptarse es cuando los acompañamos”, explicó.
De acuerdo con la especialista, de forma general, los niños se adaptan a distintas circunstancias por varias razones: una de ellas es su capacidad de pensamiento abstracto, que aún no está tan desarrollado como la de los adultos. Esta condición se adquiere después de los 12 años y al no tener la capacidad de formular hipótesis les permite asumir lo que hay.
“En este momento de cuarentena, los niños están tan desesperados que están dispuestos a asumir condiciones para salir, para ver a sus amigos en persona, ya no en videollamada. Sin embargo, implica todo un proceso para que asuman las medidas de seguridad; lo cual implicará un largo trabajo para los padres y las escuelas”, añadió.
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