Staff/Rossi
· Personas sin síntomas pueden ya tener el virus y estarlo contagiando a otras
· Para evitar la propagación del COVID-19 es imperativo el distanciamiento y aislamiento social
Es inminente que en el transcurso de las siguientes dos semanas en México aumentará de manera exponencial el número de personas contagiadas por coronavirus (COVID-19), aseveró el Dr. César Hernández Guerrero, químico bacteriólogo parasitólogo y académico del Departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Detalló que de las naciones en las que esta enfermedad ha entrado en Fase 1 (los infectados contrajeron el virus en otro país), o la Fase 2 (cuando hay transmisión entre habitantes locales), hasta el momento sólo Rusia y Corea del Sur han logrado detener su propagación, al haber impuesto medidas drásticas de aislamiento, que implicaron cerrar sus fronteras e impedir a la gente ir a sus trabajos y escuelas, para obligarlas a permanecer en sus casas, lo que les ha permitido reducir los índices de contagio y mantener bajo el número de muertes por COVID-19.
Aunque no considera del todo posible replicar eso en México para contener al coronavirus, porque es difícil parar por completo las actividades cotidianas, por ejemplo, de los 20 millones de personas que pueblan la Zona Metropolitana del Valle de México, dijo que no se debe asumir la postura de que no pasa nada y, por el contrario, aceptar que es imperativo, para evitar la propagación de esta enfermedad, iniciar el distanciamiento y aislamiento social, que en el mejor de los casos podría durar 12 semanas, es decir, tres meses.
No obstante, vaticinó que en la Ciudad de México seguramente habrá una elevada tasa de contagios, por las mismas condiciones de esta urbe, como es el hecho de que la gente viaja hacinada en el transporte colectivo (como el Metro), donde es posible que una persona enferma llegue a infectar a otras.
El contagio
El Dr. César Hernández recordó que el coronavirus se describe como si fuese una gripe general, pero sin salida de flujo nasal, y quienes la padecen muestran como principales síntomas: dolor de cabeza, fiebre, dolor muscular y tos seca. El promedio para que alguien empiece a presentar los signos y síntomas de esta enfermedad es de cinco días, pero hay quienes pueden tardar hasta 14 días en manifestarlos.
Si bien por lo general las personas son capaces de contagiar el virus a partir de que hay signos y síntomas (que son el reflejo de la respuesta inmunológica del cuerpo al combatirlos), estudios hechos en China y en Singapur descubrieron que el COVID-19 pueden contagiarlo personas enfermas, pero todavía asintomáticas, y eso explica por qué se ha difundido tan fuertemente en casi todos los países afectados.
Entre los grupos más vulnerables al coronavirus (como a cualquier otra enfermedad), se encuentran las personas de 60 años de edad y mayores, la gente desnutrida y quienes padezcan hipertensión, obesidad, diabetes, insuficiencia renal, cáncer, alguna inmunosupresión o cualquier otra comorbilidad. “Este grupo de individuos son menos inmunocompetentes, y el riesgo de que desarrollen una enfermedad SARS (Síndrome respiratorio agudo grave) por COVID-19 es alto”.
Medidas de prevención
Para evitar contraer el coronavirus, o contagiar, las personas pueden aplicar diversas medidas preventivas: al estornudar o toser, usar siempre un pañuelo desechable o hacerlo en el codo; lavarse constantemente las manos, con abundante agua y jabón, geles antibacteriales o alcohol al 70%; evitar tocarse con las manos la cara, principalmente la nariz, boca y los ojos; guardar una distancia entre personas de 2 metros o mínimo 1.50 metros, lo que evita que una persona sea alcanzada por las partículas de saliva de otra que le habla; no saludar de beso ni de mano; y mantenerse libre del contacto personal, por ejemplo, evitar las reuniones de más de 10 personas
“Si logramos hacer que la población asista a menos reuniones multitudinarias, que mantenga una alta higiene personal y en lo posible el aislamiento social, intentaríamos que la tasa de contagio no sea tan alta como en otros países, a los que tomó por sorpresa, o donde posiblemente la gente no tomó en serio el coronavirus, por falta de conocimiento al respecto”.
Medicamentos, vacunas y diagnósticos
En cuanto a si existen medicamentos para curar el COVID-19, el químico bacteriólogo parasitólogo mencionó que, aunque parece que la cloroquina podría ser útil, por desgracia no se tiene la certeza de que algún medicamento funcione, entre ellos los que se utilizaron para tratar la influenza H1N1.
No obstante, comentó que China anunció el pasado 17 de marzo que acaba de desarrollar con éxito una vacuna, que ya está en la fase de ser probada en los humanos, para comprobar su eficacia.
La cuestión es que escalar este ensayo clínico, en el caso de que la vacuna funcione adecuadamente, hacia la producción masiva para cubrir la demanda de la población mundial, puede tardar 10, 12 o 18 meses. Aunado a que habrá que ver qué sucede con la patente de la vacuna, que seguramente se patentará, pero que por tratarse de una pandemia es probable que se libere de inmediato, para que cualquier farmacéutica la pueda desarrollar y proveer.
Sobre el ensayo molecular para detectar el coronavirus, tendrá que hacérselo toda persona que un médico considere tiene riesgo de estar infectada de COVID-19. El Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE), al cumplir con los estándares establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la institución que en México está autorizada para hacer ese ensayo molecular. También hay laboratorios autorizados y avalados por la Secretaría de Salud para hacer ese ensayo molecular.
Cómo surgió el coronavirus
Se ha dicho que el COVID-19 surgió en China, y que fue un virus que mutó de un animal silvestre, al parecer el murciélago, que los chinos llegan a comer en una sopa. Empero, publicaciones recientes no aseguran esta explicación, pues no se ha encontrado al primer individuo que se infectó (a quien se llama caso cero), y ello impide tener todas las evidencias moleculares requeridas para hacer esa afirmación.
Sin embargo, se sostiene como idea que el consumo cotidiano de animales silvestres por parte de los chinos, que comen mamíferos, reptiles e insectos diversos, hicieron que el COVID-19, que no era un virus que se hospedera en los seres humanos, mutara por la presión de selección y se adaptara a tal grado que comenzó a infectar a las personas.
El COVID-19 es una nueva variante de los coronavirus, que al ser “nueva”, los seres humanos todavía no tienen los elementos inmunológicos para defenderse contra él.
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