Ricardo Homs
Este martes 24 y el miércoles 25 de septiembre se llevó a cabo el “Foro Nacional… Reputación, verdad, redes sociales y derechos humanos”, convocado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Academia Mexicana de la Comunicación.
Este foro se integró con ocho mesas de análisis, cada una abordando temas específicos referentes al tema central. En este evento participaron 35 panelistas más los ocho moderadores.
Solo por citar algunos, con mucha presencia pública, compartiremos que participaron la lideresa social María Elena Morera, la diputada Tatiana Clouthier; las periodistas Beatriz Pagés Llergo, Maite Azuela, María Amparo Casar, Gabriela Warkentin y Tere Vale; el vocero de la presidencia de la república Jesús Ramírez Cuevas y el coordinador de estrategia presidencial Jesús Cantú; el líder empresarial Juan Pablo Castañón; el expresidente del IFE Luis Carlos Ugalde; el bloguero y Youtuber Callo de Hacha; los periodistas Sergio Sarmiento, Pedro Ferriz de Con, Leonardo Curzio, Rafael Cardona; el investigador Roy Campos; la comisionada del INAI Blanca Lilia Ibarra; el analista político Fernando Belaunzarán; los ministros en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Margarita Luna Ramos y Guillermo Ortiz Mayagoitia, el experto en derechos humanos Luis de la Barreda, el comentarista político Carlos Alazraki, por citar algunos.
Además el trabajo de estas personalidades públicas estuvo respaldado por el de expertos en estos temas que ayudaron a dar profundidad sistemática a los análisis a partir de una visión académica.
Diego Fernández de Cevallos dio un mensaje al inicio de los trabajos del segundo día del foro.
La inauguración corrió a cargo del presidente de la CNDH Luis Raúl González Pérez y representando a la AMDC quien esto escribe. La clausura fue encabezada por la secretaría de gobernación la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero.
Estos temas son complejos porque la tecnología nos ha rebasado y no hemos identificado a profundidad el impacto que las redes sociales y este contexto digital han alcanzado, tanto en el ámbito social, como político.
Las redes sociales han logrado estimular el surgimiento de nuevas conductas personales y colectivas, nuevos valores sociales, e incluso hábitos. En lo político han generado cambios sustanciales en el desarrollo de la vida democrática y el modo de gobernar. Han creado nuevas reglas para ejercer el poder y la autoridad.
Es muy importante entender que ante la mirada vigilante de los ciudadanos, que con dispositivos móviles hurgan la vida de los actores políticos y gobernantes y la difunden en redes sociales, esto ha llevado a una crisis de liderazgos a partir de la pérdida de credibilidad y confianza por el debilitamiento de la autoridad moral.
El descubrimiento del lado oscuro del poder ha debilitado la autoridad moral necesaria para imponer la ley a partir de los instrumentos que tiene el estado.
hace casi 60 años, Marshall McLuhan planteaba que el mundo caminaba hacia la posibilidad de convertirse en una aldea global, bajo el influjo de los medios de comunicación analógicos, como eran entonces la televisión y la radio y auguraba tiempos en que una sociedad más informada llegaría a ser una mejor sociedad, más evolucionada.
Sin embargo, hoy los medios de comunicación digital, como son las redes sociales e infinidad de canales, están convirtiendo al mundo en un patio de vecindad, caracterizado por el hacinamiento virtual; un espacio donde circulan noticias falsas, rumores e incluso, la honorabilidad de personas e instituciones es mancillada y manoseada con total impunidad.
La tecnología nos ha rebasado. Por tanto, el contexto ha cambiado en tan sólo 20 años y esto ya es un fenómeno global.
Sin embargo, es imposible imponer controles sobre los contenidos que circulan en las redes sociales y luego bajan a los medios masivos de comunicación tradicionales, que lo difunden masivamente al mundo, pues estaríamos atropellando y coartando un valor universal que es salvaguardar la libertad de expresión y el derecho a la información.
Por tanto, el único camino que hay es la autorregulación, derivada de principios y valores sociales, generando el convencimiento de que solo el respeto hacia los demás, puede garantizar en reciprocidad el respeto hacia nosotros.
Debemos trabajar por la creación de una cultura de respeto al derecho de personas e instituciones a tener un nombre honorable, confiable y con credibilidad.