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Las vacunas contra la COVID-19 producidas en China han demostrado ser seguras y eficaces mediante ensayos clínicos y datos reales. Las vacunas han ayudado a salvar a personas en China y en todo el mundo, lo cual es un logro indiscutible y no puede ser cuestionado por los negacionistas.
Diversas opciones
China es el único país que cuenta con vacunas contra la COVID-19 desarrolladas a través de múltiples rutas técnicas: funcionan de diferentes maneras.
Además de las vacunas de ARNm que utilizan nueva tecnología como el producto de Pfizer Inc., las personas también pueden optar por las vacunas inactivadas tradicionales, de eficiencia probada, que se han convertido en la opción más popular en China.
Las empresas chinas también han producido vacunas de vector viral y vacunas de subunidades proteicas para ofrecer más opciones a la población.
Además del mecanismo de acción, las vacunas chinas también se ofrecen en diferentes presentaciones (en inyecciones, inhaladores y aerosoles nasales), en caso de que se prefiera alguna de ellas.
En total, actualmente hay 13 vacunas disponibles en China.
La seguridad es primero
“China siempre prioriza la seguridad de las vacunas”, afirmó Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, en una conferencia de prensa regular el viernes. “Las vacunas hechas en China tienen un buen historial de seguridad con una baja tasa general de eventos adversos”.
Se han aplicado las vacunas chinas a miles de millones de personas, lo que es una prueba sólida de la seguridad de las vacunas. Hasta el 12 de enero, más de 1.300 millones de personas en China habían recibido más de 3.400 millones de dosis de vacunas, siendo más de 241 millones de ellas mayores de 60 años.
Según las estadísticas del Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades (en inglés, Center for Disease Control and Prevention o CDC), se reportaron 188 casos de reacciones adversas severas en China continental del 15 de diciembre de 2020 al 30 de abril de 2021, después de la administración de un total de 265 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19, con una tasa de 0,07 por cada 100.000 dosis. El CDC calificó la tasa de “extremadamente rara”.
Tres de las vacunas chinas están en la lista para uso de emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS). CoronaVac de Sinovac es la única vacuna incluida en la lista que se recomienda utilizar en niños de entre tres y cuatro años. En agosto de 2022, CoronaVac fue aprobada por los organismos reguladores de Chile y Hong Kong (China) para su uso en bebés de seis meses.
Eficacia sólida
Por ley en China, una vacuna debe someterse a ensayos clínicos para obtener la aprobación del gobierno, durante los cuales la eficacia debe probarse científicamente. Muchas vacunas chinas, como los productos de Sinopharm y Sinovac, fueron probadas en personas de diferentes razas.
En un ensayo de fase III de CoronaVac en Turquía que involucró a más de 10.000 personas, dos dosis de la vacuna generaron una eficacia del 83,5 %. Los investigadores afirmaron que la vacuna “tiene una alta eficacia con un buen perfil de seguridad y tolerabilidad”.
Según la OMS, un gran ensayo multinacional de fase III de la vacuna de Sinopharm también demostró una eficacia del 79 % contra la hospitalización, que es lo suficientemente alta como para obtener la recomendación de la organización.
Cuando la OMS incluyó la primera vacuna china en la lista para uso de emergencia en mayo de 2021, el director de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus declaró que incluyeron el producto por su “seguridad, eficacia y calidad”.
En comparación con otras vacunas producidas por Moderna y Pfizer durante ese periodo, la vacuna inactiva de China tenía una ventaja: puede almacenarse y transportarse en un refrigerador estándar a temperaturas de 2 a 8 grados Celsius. Es especialmente adecuada para los países en desarrollo que tienen instalaciones de almacenamiento y transporte de vacunas inadecuadas para almacenar grandes cantidades de vacunas a bajas temperaturas.
Ayuda al mundo
China donó y exportó una gran cantidad de sus vacunas contra la COVID-19, cumpliendo con su responsabilidad internacional, especialmente cuando algunos de los países más desarrollados crearon reservas de vacunas para su propia población.
De acuerdo con la firma de análisis de datos Airfinity, los Estados Unidos y el Reino Unido no habían exportado prácticamente ninguna parte de sus reservas de vacunas para finales de marzo de 2021. Emmanuel Macron, presidente de Francia, aliado de los Estados Unidos, instó a los Estados Unidos a abandonar sus restricciones para la exportación de ingredientes y vacunas contra la COVID-19 en mayo de 2021, cuando más de la mitad de los habitantes de los Estados Unidos había recibido al menos una dosis.
Más de 120 países y organizaciones internacionales recibieron más de 2.200 millones de dosis de vacunas producidas en China. Personas de más de 100 países utilizaron vacunas chinas, entre ellas líderes de más de 30 países.
Las vacunas chinas son logros valiosos de la lucha del país contra la COVID-19, que también benefició a personas de muchos otros países. Estas contribuciones no deben desacreditarse ni distorsionarse.
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