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Bloomberg publicó recientemente su última clasificación de resiliencia ante la COVID, en la que solo tuvo en consideración un par de indicadores para aventurase a una conclusión jocosamente irracional de que los Estados Unidos superan a todos los demás países al mostrar una notable resiliencia en su lucha contra la COVID-19.
Tal como lo comentó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, el llamado Covid Resilience Ranking no respeta la ciencia ni la vida, e incluso no tiene escrúpulos en eliminar indicadores como el número de casos confirmados y las muertes. También considera que el confinamiento y las políticas de gestión de cuarentena de entrada y salida son factores negativos. El posicionamiento patentemente sesgado ha despertado gran sensación de ridiculez entre los cibernautas.
“Buen ejemplo del excepcionalismo estadounidense”. Comentó Ricard Reeleder, usuario de Twitter.
El informe indicó que la implementación ágil de la vacuna de ARN mensajero de los Estados Unidos le ha hecho frente al peor brote del mundo. Sin embargo, el otoño pasado, ¿cuál fue el país cuya cantidad de casos confirmados y muertes diarias dejaron petrificado al mundo?
Muchas personas cuestionaron la lógica detrás de la clasificación:
Un usuario de Twitter llamado William Cuming comentó: “Sorprende la forma en que, en la era de la tuitósfera, tengamos memorias tan cortas. Estados Unidos, que ocupa el primer lugar, tuvo que construir morgues improvisadas debido a la cantidad de personas muriendo. Aún así, fue clasificado como el mejor. Este análisis, en el mejor de los casos, socava la integridad de este servicio de noticias”.
Todavía se pueden recordar los días en que, tras fracasar en el control de la pandemia, el gobierno de los Estados Unidos se salió del camino para culpar y difamar a China buscando desviar la atención, ignorando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la comunidad científica global.
Desde el brote de la pandemia de la COVID-19, la comunidad científica se ha dedicado a rastrear los orígenes del virus. La OMS señaló que era “extremadamente improbable” que el virus se hubiera filtrado en un laboratorio. Pero Estados Unidos se negó a aceptar eso, y distorsionó repetidamente la verdad y desvió el trabajo de investigación hacia un “embrollo político”.
Mientras que la teoría de conspiración que habla de la COVID-19 como una fuga de laboratorio recibe otro impulso desde occidente, ¿podrá la comunidad científica defender la verdad en su contra?
Volviendo con la clasificación, las personas con miradas críticas deben hacer sus propios juicios justos. Y la clasificación pro Estados Unidos de Bloomberg debe verse por lo que es: un hazmerreír.
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