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María Luisa Flores Del Valle, presidenta de la Alianza para la Educación Superior dijo que entre mayor escolaridad tienen los jóvenes, mayor abstención existe en su segmento y es necesario combatir ese desinterés por el propio beneficio de la juventud
Es tiempo de que los jóvenes mexicanos se ocupen, se informen y se inmiscuyan en el conocimiento de las propuestas de gobierno que estarán en juego en las elecciones del próximo 6 de junio, porque al representar 29 por ciento de la Lista Nominal de Electores Definitiva, son ellos quienes deben asumir también la responsabilidad de decidir su futuro de acuerdo con la propuesta que elijan, expresó María Luisa Flores Del Valle, presidenta de la Alianza para la Educación Superior (ALPES).
De acuerdo con el INE son 25 millones 662 mil 773 jóvenes de entre 18 y 29 años quienes se encuentran habilitados para ejercer su voto, cifra que representa 29 por ciento de la lista nominal, casi una tercera parte de quienes tendrán el derecho a sufragar.
Para Flores del Valle, las universidades tanto públicas como particulares tienen la corresponsabilidad de inculcar en los jóvenes una cultura cívica que los involucre en los asuntos públicos de su distrito electoral, su ciudad, estado y país, y los motive a participar activamente en las decisiones que se toman, porque cada resolución de carácter público generará una acción que los beneficiará o perjudicará.
Se ha detectado, recordó la presidenta de ALPES que entre mayor escolaridad tienen los jóvenes, mayor abstención existe en su segmento y “es necesario y prudente combatir ese desinterés. Por ejemplo, en las elecciones de 2018 participó sólo el 65 por ciento de quienes tenían 18 años al momento de la elección, mientras que quienes tenían entre 19 y 34 años contribuyeron de forma significativamente más baja, con 55 por ciento.
María Luisa Flores Del Valle aseguró que quienes dirigen la enseñanza de los jóvenes para su educación de vida, “debemos también hacerlos partícipes de la importancia que conlleva tomar la responsabilidad de analizar cada una de las propuestas de gobierno, reflexionar sobre la realidad que se vive, contrastar los resultados y tomar la decisión de emitir su voto para decidir su futuro”.
Para la dirigente de la asociación que agrupa a las universidades particulares del país destacó que “nosotros nos declaramos siempre apartidistas, no queremos meternos en cuestiones de la política, pero estamos mal. No debemos sugerir el voto, pero sí debemos hacerle ver a los chicos que ellos necesitan tomar decisiones por sí mismos. Una elección no es algo que deben tomar a la ligera, tampoco es dejar a otros la decisión y a ver qué pasa cuando en realidad es a ellos a quiénes más debería de ocupar el resultado de lo que ocurra”.
Datos de la Encuesta Jóvenes México 2019 de la Fundación SM y el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica, explican que las instituciones por las que los jóvenes encuestados sienten mayor desconfianza son los partidos políticos (16.6%), los diputados y senadores (14.6%), los sindicatos (14.6%), las fuerzas armadas (13.8%) y los medios de comunicación (13%), lo que podría provocar esa apatía frente a las elecciones.
Por este motivo, María Luisa Flores Del Valle, presidenta de la Alianza para la Educación Superior (ALPES), hizo un llamado a los jóvenes mexicanos a dejar de lado tal animadversión e involucrarse hoy que todavía es tiempo, en el análisis de las propuestas de campaña, debatirlas, contrastarlas y tomar la responsabilidad individual de salir a votar el próximo 6 de junio.
Dice el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica que “para lograr que las y los jóvenes sean más participativos es necesario repensar cómo se les involucra y cómo ejercen su ciudadanía. Se debe reconsiderar la formación cívica y ciudadana, la capacidad crítica y propositiva, y sin importar su condición socioeconómica, sobre todo se les debe brindar la posibilidad de ejercer su liderazgo y de recibir acompañamiento para transformar sus comunidades.
El estudio agrega que “el presente y el futuro de las personas jóvenes en México se vislumbra lleno de obstáculos; la baja participación o capacidad de asociacionismo hace necesario romper esas otras barreras que impone la norma o continuismo social: estudiar, trabajar, mantener una familia”.