Universitat Oberta de Catalunya
No se puede pretender pasar el esquema evaluativo presencial a la virtualidad.
La UOC lidera el proyecto TeSLA, un sistema para evaluar la identidad de los estudiantes
en los exámenes.
Uno de los aspectos que más preocupa a los docentes —tradicionalmente presenciales y que han tenido que reorganizar sus rutinas académicas a la virtualidad— es cómo evaluar y evitar el fraude, pero a esto se le suma cómo controlar la identidad y autoría de la actividad, así como saber qué herramientas y metodologías para la evaluación en línea se deben utilizar. «Sin duda son muchas las preguntas que han surgido en los docentes desde la pandemia y todas ellas son de peso; ante esta situación, nuestra propuesta es “divide y vencerás”, es decir, ir introduciendo pequeños cambios, evaluar a los estudiantes por partes. A partir de ahí, progresivamente podremos llegar a desarrollar toda la asignatura con todo el proceso de evaluación de una forma óptima», afirma Ana Elena Guerrero, profesora de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Para Guerrero, formar estudiantes basándose en aprendizajes repetitivos ya no es suficiente para enfrentarse al mercado laboral, y mucho menos si se hace desde la virtualidad. En su experiencia trabajando en una universidad 100 % en línea como la UOC, considera que los docentes deben evaluar por competencias y habilidades de manera continua, más que conceptos en un examen final. «Somos partidarios de centrarnos, en la mayoría de las asignaturas, en la evaluación continua; intentamos que esa evaluación sea preferentemente formativa, pues es más completa y permite hacer múltiples actividades prácticas virtuales, de manera que el estudiante las vaya trabajando de forma continua y paulatina; así, en la medida de lo posible, se reduce la posibilidad de validar contenidos a través del examen final», señala Guerrero. Por su parte, Josep Prieto, docente de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC, añade que «algunas de las actividades deben ser reentregables; en el fondo, esa es la filosofía de una evaluación formativa: no solo te doy una nota y un retorno (feedback), sino que, además, te permito que, de alguna manera, puedas reevaluar esas actividades en función de los comentarios que yo te he hecho llegar y puedas mejorar esas actividades de aprendizaje, y así las mejores en una segunda versión. De este modo, el estudiante podrá comprender en qué se equivocó, qué le falta, cómo mejorar y cómo llegar a conseguir esas competencias que necesita adquirir durante la asignatura.»
Para los expertos Guerrero y Prieto, con el fin de lograr que la evaluación formativa sea óptima y el estudiante logre desarrollar las habilidades y competencias que el docente busca, el reto está en diseñar y planificar con anterioridad las actividades, adaptándolas a las necesidades y a las herramientas a implementar en cada una de ellas. Sin embargo, la implementación de este modelo evaluativo no es una decisión unilateral de una asignatura o de un profesor; de acuerdo con Prieto, este formato debe ser liderado por la institución: «Partimos de la base de que existen diferentes tipos y modelos de evaluación —todos válidos—; eso sí, consideramos que no todos son apropiados para intentar pasarnos a una virtualidad. Quizás unos mejor que otros pueden encajar en la filosofía de cada institución y en su modelo educativo.»
Evitar el fraude con herramientas y modelos de evaluación en línea
Las pruebas masivas virtuales suponen un reto de grandes proporciones hasta para las universidades en línea en cuanto a recursos tecnológicos y humanos, así como porque se debe comprobar la identidad del estudiante y evitar el plagio. Por la contingencia, la UOC realizó más de 30.000 exámenes virtuales, adaptando sus sistemas y poniendo en marcha los conocimientos que durante años ha recogido en cuanto a modelos de evaluación en línea. «Nosotros usamos dos tipos de software diferentes, uno de tecnología propia y otro de tecnología externa. El primero sirve para, en el caso de las evaluaciones, comparar exámenes entre sí, mientras que el segundo lo hace con fuentes accesibles en la red», indica Emili Rubió, vicegerente de Operaciones de la UOC.
Para validar la identidad del estudiante, la UOC ha liderado el desarrollo del proyecto TeSLA, un sistema de evaluación en línea que autentica la identificación de los estudiantes y la autoría de las actividades de aprendizaje en entornos en línea a través del reconocimiento facial, el reconocimiento de voz, los patrones de tecleado y el antiplagio, entre otros. El desarrollo de TeSLA se ha logrado gracias a la participación de ochenta profesionales de diez organizaciones expertas, ocho universidades, tres agencias de calidad, cuatro centros de investigación y tres empresas tecnológicas. Adicionalmente, se ha desarrollado una versión de código abierto (open source) de este software que estará disponible a partir de enero de 2021 para las instituciones que deseen implementarlo, con apoyo de servicios de consultoría guiados por la UOC para entender cómo funciona y qué sentido tiene implementarlo en el ámbito educativo.
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