Por Abigail Nolasco
En la ciudad de Puebla, el náhuatl es la lengua indígena más hablada. Según datos del INEGI, aproximadamente el 26.8% de los hablantes de lenguas indígenas en el municipio de Puebla utilizan el náhuatl, mientras que un 15% habla otras lenguas indígenas.
Además, en la región metropolitana de Puebla, que abarca municipios como San Andrés Cholula, San Pedro Cholula, Cuautlancingo y Amozoc, también se registra una presencia significativa de hablantes de náhuatl. En San Andrés Cholula, por ejemplo, el 63.2% de los hablantes de lenguas indígenas se comunican en náhuatl, y en Amozoc, la cifra es del 43.8%.
En la ciudad de Puebla se encuentran las tres comunidades con mayor número de hablantes de náhuatl, dos de ellas ubicadas en el nororiente de la capital: las Juntas Auxiliares de La Resurrección y San Miguel Canoa.
Estas comunidades, situadas a los pies de la Malinche, fueron fundadas alrededor de 1824, abarcando territorios que en ese entonces correspondían a Totimehuacan y Hueyotlipan.
Son las principales productoras de alimentos elaborados con maíz, como memelas, gorditas, tlacoyos y tortillas, que se venden en toda la capital poblana.
Además de su rica oferta gastronómica, estas comunidades son guardianas de una valiosa cultura y tradición. La preservación de su lengua es esencial para la identidad de sus habitantes, ya que el náhuatl no solo es un medio de comunicación, sino un vehículo de cosmovisión, historia y conocimiento ancestral. La lengua es un reflejo de sus costumbres, mitos y leyendas, y al mismo tiempo, un lazo que conecta a las nuevas generaciones con sus raíces.
En este contexto, es crucial visibilizar las lenguas indígenas como un patrimonio invaluable que debemos proteger. La globalización y la homogeneización cultural han generado una disminución en el número de hablantes de lenguas originarias, lo que pone en riesgo su supervivencia. El náhuatl, por ejemplo, enfrenta un proceso de desplazamiento por lenguas más dominantes como el español. Esto ha provocado que muchas de las jóvenes generaciones no aprendan el náhuatl, lo que pone en peligro su transmisión intergeneracional.
Visibilizar las lenguas indígenas y reconocer su valor es un acto de justicia cultural. Es necesario que tanto las autoridades como la sociedad en general se comprometan con el fomento y la enseñanza de estas lenguas, promoviendo su uso en espacios educativos, medios de comunicación y eventos culturales. Además, se debe fomentar un ambiente de respeto hacia las tradiciones lingüísticas, donde los hablantes no se sientan desplazados o marginados.
Es nuestra responsabilidad reconocer y valorar este legado, practicando el respeto hacia sus habitantes y participando activamente en las agendas culturales que promueven sus usos y costumbres. Solo de esta manera podremos asegurar la preservación de las lenguas indígenas, no solo como un medio de comunicación, sino como un componente esencial de la diversidad cultural de Puebla y de México.