Por Abigail Nolasco
El feminismo, como todo movimiento social, no es inmune a las dinámicas de poder ni a los intereses personales. Sin embargo, su fortaleza radica en su capacidad para autorregularse, aprender de los errores y avanzar hacia la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. La lucha feminista no puede permitirse ser vulnerada por quienes buscan aprovecharse de ella, pues su misión es mucho más grande: transformar el mundo para todas.
A lo largo de la historia, la lucha feminista ha sido un pilar en la búsqueda de justicia e igualdad de género. Este movimiento ha conquistado derechos fundamentales y ha visibilizado problemas estructurales como la violencia de género, la brecha salarial y la desigualdad social. Sin embargo, como ocurre en cualquier movimiento social, el feminismo enfrenta desafíos internos que pueden debilitar su legitimidad y sus objetivos.
Uno de los problemas más delicados es la presencia de individuos o grupos que, bajo el estandarte feminista, buscan obtener beneficios personales o posicionarse en espacios de poder, alejándose de los valores esenciales del movimiento. Estas figuras, en lugar de fortalecer la causa, contribuyen a dividirla y desacreditarla frente a la opinión pública.
En Puebla, lamentablemente, se presentó un caso que vulneró esta lucha. Sheridan Mata Balderas, en su momento reconocida como activista defensora de los derechos de la niñez y fundadora del Frente Poblano contra los Deudores Alimentarios, realizó serias acusaciones contra su expareja, señalándolo como una persona violenta y exigiendo represalias al afirmar que su vida corría peligro. Sin embargo, posteriormente se descubrió que había planeado durante meses un embarazo falso, el cual ella misma confirmó públicamente tiempo después.
Tras su desaparición, la investigación de la Fiscalía General del Estado de Puebla reveló que nunca estuvo embarazada y que, además, había salido de la ciudad de manera voluntaria. Este caso generó una enorme decepción entre las mujeres que confiaron en ella y compartieron su boletín de búsqueda. Traicionó a las madres que formaban parte de su movimiento, defraudando los ideales del feminismo. Como consecuencia, actores políticos y sociales que no coinciden con la lucha feminista utilizaron este incidente para deslegitimar y minimizar el movimiento.
En Puebla, este episodio debilitó significativamente la unidad y credibilidad del feminismo. No obstante, esta situación debe considerarse como una oportunidad para reflexionar y aprender. Es crucial que las activistas y líderes feministas impulsen la educación en torno a los valores fundamentales del movimiento, fomentando espacios de reflexión sobre transparencia, ética y compromiso con una transformación social justa, igualitaria y libre de violencia para las mujeres.
Solo a través de estos esfuerzos podremos evitar que el feminismo sea objeto de apropiación oportunista y mantener firme la misión de construir una sociedad más equitativa y respetuosa.
Abigail Nolasco Rodríguez
Joven, estudiante de derecho y las ciencias políticas, activista social comprometida con la organización comunitaria como herramienta para generar cambios reales y sostenibles. Creo firmemente que la participación colectiva y el fortalecimiento del tejido social son pilares fundamentales para transformar nuestra sociedad desde sus cimientos
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