Paola Vicaría platica sobre los retos de un manager y de una producción actualmente en la música

  • Ha trabajado con importantísimos artistas de renombre internacional, a los que les ha formado su carrera

Por Mino D’Blanc

Paola Alexandra Vicaría es una agente musical nacida en Suiza y quien creció en España, apostó por la industria latinoamericana del entretenimiento y trabaja actualmente con artistas de primer nivel.

A sus 28 años de edad se ha posicionado como una de las nuevas exitosas exponentes en dicho rubro, trabajando en el pasado y actualmente con artistas de primer nivel como Eduardo Cabra, Rafa Pabón, Javiera Mena, Monsieur Periné, por mencionar algunos.

A corta edad entró al mundo de la música. Estudió guitarra clásica en el Conservatorio de Música de Arturo Soria Madrid y posteriormente en Suiza donde también se formó jazz en dicho instrumento durante unos años.

Sus raíces colombianas siempre estuvieron presentes desde su infancia, lo que la llevó a desarrollar su pasión por la música latina.

Al culminar sus estudios secundarios, se alejó del medio artístico para graduarse entre los primeros lugares de su generación en Negocios y Economía en la Universidad de Basilea. Seguidamente formó parte del programa del departamento de investment banking de Credit Suisse.

Sin embargo, su pasión por la música la llevó a realizar un cambio determinante en su línea de carrera profesional y a optar por realiza el MA en Global Entertainment & Music Business, de la cual se graduó como Cum Laude de Berklee College of Music. A partir de ese momento marcó un punto de partida que la llevaría a donde actualmente se encuentra.

Actualmente se desenvuelve como Talent Manager y cofundadora de la agencia de manejo y marketing musical “Funny Little Kid”, la alianza estratégica entre Peace Music Management y Nativo Lab. Paralelamente lleva el cargo de Label Head para el sello Eduardo Cabra, ganador de 28 Grammys., La Casa del Sombrero.

En Peace Music Management, empresa de gestión artística, llegó a ser gerente general y coordinó y produjo “La Sombra Tour” de Monsieur Periné en más de 13 países entre otras giras y proyectos de talla internacional.

En trabajos presentes y pasados ha estado involucrada en proyectos de la talla de Eduardo Cabra a.k.a. “Visitante” de Calle 13 –incluido su último álbum, el cual fue nominado al Grammy Latino-, Marc Anthony, Javiera Mena, Monsieur Perine, Superlitio, Trending Tropics, Vladi Cachai, entre muchos otros.

Platicamos con Paola Vicaría gracias a las finas atenciones del licenciado Miguel Ángel Hidalgo.

MD’B: Eres de Suiza, pero emigraste a España. ¿Por qué se dio ese cambio?

PV: Originalmente soy colombiana, de Bogotá; nací en Suiza, pero soy colombiana. Digamos que fue el trabajo de mi papá que nos llevó tanto a España, como nos llevó a Suiza; él trabajaba en una farmaceútica. Es un poco larga y loca la historia, pero te la cuento. Nazco en Suiza pero a los seis meses me voy a Colombia hasta los 4 años, volví a Suiza un año. Después de ahí nos fuimos a España en donde yo crecí de los 5 a los 15 años; a esa edad vuelven a mover a mi papá a Suiza y me toca aprender alemán y acabar la escuela. De ahí comienzo a estudiar Economía en dicho país y en París y después de acabar decido emprender un viaje que me lleva a México. Desde muy niña estuve siempre muy ligada a la música, pero decidí estudiar Economía, que la verdad nada que ver, pero bueno, se dieron así las cosas y no pude estudiar música que era el plan original.

MD’B: Estudiaste guitarra clásica. ¿Por qué el cambio tan drástico de la guitarra clásica al género de artistas que manejas?

PV: Yo hice el conservatorio como 8 o 9 años; estudié todo el método elemental en España, desde Segovia hasta todos los que ahora no me acuerdo, fueron muchas cosas. Después en Suiza me metí a la escuela de jazz; no era como que tuviera que ser clásico, sencillamente fue con lo que empecé. A mí siempre me ha gustado muchísimo la música versátil, la salsa, el jazz, el rock, todo, he crecido con muchas influencias. Al final yo estudié Economía porque no se daban las facilidades en Suiza para estudiar música y siempre se me dieron bien los números, entonces era otro fuerte que yo tenía ahí guardado. Al final la carrera me gustó mucho más de lo que yo esperaba, disfruté mucho estudiar ese tipo de temas y me la gocé, pero claro, me alejé mucho de la música porque además era una carrera bien demandante, entonces tenía que estudiar y estudiar y trabajar y no había más tiempo para nada, ni para hacer música, ni para bailar, ni para cantar, ni para nada. Me alejé mucho y después al acabar hice un viaje de redescubrimiento de mí misma de dónde estoy, quién soy y por qué ya no hago todas estas cosas que me gustaban hacer que era tocar, cantar, bailar lo que sea y volví a conectar con la música, al final encontrando un master en Music Business que decido hacer porque veo que unía las dos cosas, la música que yo quería y el tema de números, administración y todo eso que yo había estudiado en la universidad. El master me llevó a una conferencia que había en donde conocí a Eduardo Cabra de Calle 13 con su manager Juan Paz. Hicieron una charla que me pareció súper interesante y decidí acercarme y decirles “oigan, me encanta lo que hacen, ¿no necesitan ayuda?” y así empieza la historia. Justamente Juan que fue mi mentor me acogió y me enseñó muchísimas cosas. Necesitaba alguien en México y yo estaba loca por volver a México, entonces como que todo se dio, fueron oportunidades que fueron surgiendo y yo fui agarrándolas en ese mismo momento. Ahora estoy radicando en Ciudad de México; estoy ahora de viaje promocional con Rafa Pabón.

MD’B: ¿Cómo fusionas la economía con la música y qué consejo le puedes dar a los managers, a los productores, a los promotores? Muchos artistas no tienen dinero porque la gente que los maneja no sabe o no hacen buenas estrategias socioeconómicas para hacer fructiferar sus carreras.

PV: Creo que no hay un camino correcto; hay muchos caminos y cada artista tiene que encontrar el suyo, no hay una fórmula general. Hoy en día el tema numérico es muy importante solamente viendo que nos basamos en datos; nosotros tomamos todas las decisiones basándonos en estadísticas de dónde estamos sonando, qué canción gustó más, quién la escucha; todo eso es estadística pura y dura. Entonces al final tener conocimiento de poder entenderlo, yo siento que uno no tiene que ser matemático, ni ser inversionista profesional, pero debes tener la capacidad de poder entenderlo los conceptos básicos y poder hacer una proyección, porque al final sí es un artista, pero antes que nada también es un negocio como si estuvieras vendiendo otro tipo de producto; es igual.

MD’B: ¿Por qué decides ser manager y trabajar en producción en lugar de trabajar como músico que eres, en lugar de ser cantante?

PV: Fue un proceso que yo fui descubriendo poco a poco. Al principio yo pensaba que iba a acabar siendo artista. En un momento me di cuenta que la verdad no me veía estudiando ocho horas al día en el terreno clásico, por ejemplo, y no me veía tampoco en tarima teniendo ese primer rol de frente con las cámaras, porque hoy en día ser artista no es ser músico, son muchas, muchas cosas: carisma, presentación, estar al frente. Me fui dando cuenta que la imagen que yo tenía de ser artista hoy en día puedo recalcar que fue la mejor decisión; mi carácter como yo soy se ve mucho mejor reflejado en el rol que estoy que en el rol de un artista. No quiere decir que no disfrute la música y que cuando hay una oportunidad de compartir y de hacer música de alguna forma me voy a involucrar.

MD’B: ¿Cómo ves la industria de la música actualmente?

PV: La democratización de la música para que todo el mundo tenga acceso y pueda subir una canción y la globalización y la digitalización han llevado a esto de que tengamos un ritmo muy, muy alto de consumo, porque al final la demanda viene del consumo. Creo que al final también es una fase como que estamos tratando de encontrar la forma de cómo manejar esto. En la pandemia se volvió una locura de que cada dos minutos salía una canción. Siento que estamos desarrollando también estrategias de cómo llevar eso y poder darle manejo. Pongo un ejemplo: si el público y la demanda piden que haya tanta cantidad de canciones, uno lo que puede hacer es manejar distintos tipos de editoriales de música en un proyecto. Por ejemplo, tú puedes sacar canciones las cuales hiciste en un tiempo más corto que tal vez no tienen tanta importancia para ti y preparar el lanzamiento del álbum que ese sí es al que le metiste toda el alma, corazón, para darle más espacio. Al final siento que no es tanto la industria la que está cambiando, sino es el consumo y todo lo que está alrededor. No es que a la gente no le guste la buena música, sino que nació el TikTok, las redes sociales, que ya no nos aburrimos. Por ejemplo, yo ya no veo películas que son bastante largas, me gustan las series que son mucho más cortas; ya no veo televisión. Son cosas que van cambiando que hacen que nos tengamos que adaptar. Simplemente la música no ha encontrado como que todavía quizás la forma en no hacer que no madure, pero estoy firmemente segura que lo vamos a encontrar. Tal vez van a existir distintos tipos de música; música con un ciclo de vida más corto como jingles de publicidad, digamos, y está bien porque ese es su rol y otro tipo de música con más peso, más artística de alguna forma. Creo que también está la responsabilidad del consumidor en a qué le damos la importancia, qué es lo que queremos, cuál es la demanda que queremos, qué seguimos y a quién seguimos; como la importancia del consumismo de que si algo te gusta dale like, porque así va a ser que haya más de esas cosas, sigue el proyecto. Yo creo que van a haber distintos tipos de música; en la juventud sigue habiendo esa conexión con las cosas buenas, eso no se pierde. Por ejemplo, a mi sobrino le encantan todas las bandas de rock de los noventas, conectar con toda esa música vieja. Actualmente sí hay un movimiento donde todo es más rápido, pero también sigue habiendo esa conexión con la música buena. Yo le tengo fe y siento que va a haber un desarrollo por ese lado también y depende también de nosotros como consumidores y que nos regimos por cómo se desarrollan los medios, cómo se desarrolla la televisión, dónde se promociona la música. Por ejemplo, hoy en día un artista tiene que ser actor, músico, influencer, ya no es el mismo rol para un artista digamos, comercial, que lo era hace diez años. Entonces ese rol también va a seguir mutando, pero la música para mí siempre tiene un valor social mucho mayor al que lo tiene un producto, entonces de alguna forma va a tener ese lugar en la cultura.

MD’B: ¿Qué debe tener un artista para que tú lo manejes?

PV: Cada manager tiene su criterio. El mío a nivel personal es que sea apasionado por lo que hace, que tenga más ganas que yo, que tenga muchas ganas de “romper”, como dicen acá y que tenga una personalidad que funcione con la mía, porque nos vamos a hablar tanto y nos vamos a hablar todo el tiempo y va a ser una relación bien cercana, entonces es importante igual en lo personal tener una conexión a cierto nivel. Pero sí, tener muchas ganas, ser muy apasionado y el reto viene con el tiempo. Para mí por ejemplo, hay muchos músicos pero hay pocos artistas; es tener una identidad personal, una identidad de artista, no siempre está ligado a qué tan versátil toques un instrumento y qué tan versátil cantes, sino más es una cuestión de identidad y de que quieres contar una historia, eso es lo importante.

MD’B: ¿Cuántos artistas trabajan contigo actualmente y cuál es el más fuerte?

PV: Son varios en la compañía y estoy involucrada de una u otra forma en todos los proyectos. Los que estoy viendo diariamente son como 6, entre ellos está Eduardo Cabra, Visitante de Calle 13, Rafa Pabón, Superlitio que es una banda de rock mítica de Colombia, Pablo Stipicic que es productor de Javier Mena y que hizo cosas para Monsieur Perine; estuve mucho tiempo de hecho con Monsieur Perine, ya no, pero lo disfruté muchísimo, también Javier Mena. O sea, ha habido muchísimos personajes y la verdad he tenido la oportunidad de aprender muchísimo de cada uno.

 

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