La economía débil, México de los pobres

Mundo Rural

Hipólito Contreras

Cuando en un hogar mexicano hay muchas limitaciones, cuando hay hambre, cuando no hay doctor ni medicinas para los enfermos, cuando hay desempleo, cuando hay precios altos de productos y servicios, cuando se acaba la solidaridad y la sensibilidad, cuando las empresas olvidan la sensibilidad y la ley, cuando la inseguridad ronda, cuando eso pasa andamos mal, muy mal.

Cierto, la pandemia dejó daños y secuelas, dejó dolor en miles de familias mexicanas, dejó una economía destrozada, sin embargo, cuando suceden estas cosas los buenos gobiernos toman medidas para hacer menos difícil la situación. Ahora que lo más complejo de la pandemia ha pasado es tiempo de que la cosas mejoren para todos, y en especial para los menos desfavorecidos económicamente.

Lamentablemente no es así, hay mucha pobreza en este gran país, la mayor parte de familias pobres no tienen cubiertas sus necesidades básicas, lo que ganan no alcanza, no pueden curar a sus enfermos porque en las instituciones de salud todo se cobra, había un seguro popular que había dado muy buenos resultados, tenía buena cobertura en salud, ya no existe, el gobierno de la cuarta transformación lo desapareció porque para él estaba lleno de corrupción.

Hoy en general se respira un ambiente complejo en el país, quien quiera comer tiene que pagar los altos precios de los alimentos, el comercio cada día le pone un precio a todo, el gobierno no interviene para apoyar la economía popular, los precios de servicios están muy altos, la electricidad y el gas están por las nubes, el cilindro de 20 kilos cuesta 522 pesos y cada semana sube, los recibos de luz cada mes llegan más caros, la gasolina sube lentamente, pero sube todos los días. Para vestirse y calzarse los precios son muy altos, las empresas fabricantes son libres de imponer precios, nadie las controla, un par de zapatos no se baja de los 400 pesos, y son los más económicos.

Estamos entrando a una etapa de un país donde impera la ley de la selva, un país donde los fuertes dominan e imponen condiciones a los débiles, lo hacen en todo, en los alimentos, los servicios, la renta, la vivienda, los insumos para todo, el transporte, la educación, la salud, en todo ello dicen lo que se debe de pagar, en estas condiciones el caldo de cultivo para la violencia se está creando.

Ayer viajaba hacia la Ciudad de Córdoba Veracruz, cada auto debe pagar 350 pesos en casetas de autopista y lo mismo de regreso, unos 700 pesos en total y si va hasta Veracruz, quizás es el doble, el gobierno cobra muchos millones de pesos diarios por cuotas de autopistas, las que se construyen con recursos públicos, con impuestos que todos pagamos. Por los tanto son del pueblo, no es justo que el gobierno cobre tanto, no es justo que exprima a los usuarios de las autopistas, en un gobierno bueno las cuotas no son así, tienen precios accesibles.

Las familias mexicanas en su mayoría pasan por serios problemas y no ven la solidaridad de nadie, y las mismas familias están dejando de ser solidarias, cada quien se defiende como puede, cada quien ve por los suyos y no le importa nada más, este es el México de hoy, insensible y poco solidarios. México no era así, era un gran pueblo.

Que no sea la pandemia el argumento, la pandemia ha cedido, es tiempo que este nuevo gobierno piense en su pueblo, en los grandes grupos de olvidados, respóndanlas, ellos votaron en el 18 por este nuevo partido, no le queden mal, no permitan que el caos envuelva al país.

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