¿La salud digital, pieza clave en la nueva normalidad post COVID-19?

Universitat Oberta de Catalunya

La Inteligencia Artificial a medio plazo es probable que sea un coadyuvante muy importante en las tareas asistenciales, en la planificación de los servicios sanitarios o bien en el propio control de los factores de riesgo.

La Covid-19 provocará cambios importantes en la nueva normalidad en el futuro inmediato, cambios que impactarán muchos aspectos
de la vida individual de las personas y ámbitos de la vida colectiva. El manejo de la salud no es precisamente una excepción «desde hace unas semanas los diferentes sistemas de salud de muchos países se han visto forzados a reorganizarse, a reestructurarse y a reinventarse en algunos aspectos, es más que probable que algunos de los cambios que se han iniciado no sean sólo una solución de emergencia, sino que produzcan cambios profundos en el sistema sanitario, en cómo manejamos nuestra salud y la de los ciudadanos» asegura Carme Carrión Ribas, Directora del Máster Universitario en Salud Digital de la UOC e investigadora del eHealth Center.

Desde hace algunos años se ha planteado la necesidad de producir un cambio de paradigma en el manejo de la salud, pero son muchas las barreras que habrían que vencer, de acuerdo a la investigadora Carrión, los cambios, y más aún los cambios sistémicos, son duros, generan catarsis y precisan de mucha inercia para que consigan implantarse de forma generalizada, sin embargo la crisis generada por la Covid-19 ha acelerado todo el proceso de forma poco esperada «la salud digital ha desempeñado un papel clave en muchos momentos y se ha puesto en primera línea en numerosas ocasiones, de alguna manera, ha pasado de ser “la eterna promesa” a entrar a formar parte indiscutible en el día a día de muchos profesionales de la salud, pacientes, cuidadores, familiares… de la sociedad en general; a menudo las herramientas ya las tenemos preparadas, pero el cómo se incrustan en un proceso asistencial y cómo se consigue que su uso se generalice son aspectos que conviene discutir» incluye Carrión.

Un nuevo paradigma de comunicación entre personal sanitario y pacientes.

Gran número de las relaciones médico-paciente en el entorno de la atención primaria se han hecho a través de consultas telefónicas
o bien mediante el uso de las herramientas digitales de las que ya dispone el sistema; la comunicación, ya sea entre médico y paciente, entre pacientes y familiares, o bien entre profesionales sanitarios, no puede ser la misma si es digital o analógica «hay que aprender estrategias y desarrollar las competencias necesarias para que el mensaje que se quiera transmitir llegue de forma empática y tan asertiva como sea posible, esto requiere de reflexión, análisis y práctica, pues no se trata de hacer lo mismo que hacíamos antes utilizando ahora un teléfono o una tablet, se trata de cambiar cómo nos comunicamos» afirma Carmen Carrión. En la era de la salud digital post Covid-19 es importante plantearse cómo se llevará a cabo la monitorización de personas enfermas crónicas o de pacientes ingresados en los hospitales una vez sean dados de alta ¿Cómo serán nuestros hospitales?

¿Los pacientes deben estar más o menos tiempo hospitalizados? ¿El uso de las herramientas digitales nos permitirá hacer un seguimiento más eficaz y continuado de pacientes sin necesidad de estar fuera de sus entornos habituales, siempre que no se esté produciendo una situación grave?

APPs, inteligencia artificial y el big data en la salud digital

De acuerdo a la experta Carrión las aplicaciones que los diferentes sistemas sanitarios han desarrollado en tiempo récord son herramientas para tener en cuenta de cara al manejo de futuros brotes epidémicos, mejorar el autodiagnóstico y la alfabetización en salud de la población, sin embargo, ha generado mucha controversia. Se han analizado diferentes posibilidades tecnológicas para poder llevar a cabo el seguimiento de contactos sin que ello conlleve la pérdida del anonimato de los usuarios de estas aplicaciones, adicionalmente, en un mundo global en el que, al menos hasta mediados de marzo, la movilidad de personas de punta a punta del planeta era bastante habitual, el seguimiento de los contactos deja de ser un asunto limitado en el territorio y pasa a tener dimensiones globales. Esto conlleva otros problemas relacionados con la falta de estándares y de estrategias o herramientas comunes entre los diferentes territorios. Existen ya iniciativas que intentan desarrollar aplicaciones versátiles que puedan adaptarse a la realidad de cada sistema sanitario, pero no se trata de un asunto de fácil solución.

Otro elemento que ya hace tiempo que resulta muy atractivo para el manejo de la salud, ya sea individual o poblacional,
es la inteligencia artificial, su uso resulta aún limitado, pero a medio plazo es probable que sea un coadyuvante muy importante en las tareas asistenciales, en la planificación de los servicios sanitarios o bien en el propio control de los factores de riesgo «no hay que olvidar que para ello es importante disponer de muchos datos y de datos buenos; durante la gestión de la pandemia se ha visto claramente que no es un asunto banal la recogida, gestión y presentación de los datos, son aspectos que no son tan objetivos ni determinantes como puedan parecer y es importante disponer de los mecanismos y los profesionales suficientemente competentes para recoger estos datos y presentarlos de manera que sea relativamente fácil tomar decisiones basadas en muchos datos buenos» concluye la investigadora Carrión.

La salud digital en la nueva normalidad

Así pues, la respuesta es ¡Sí! En la nueva normalidad la salud digital será una pieza clave y habitual pero hay que invertir esfuerzos y recursos para vencer los cuatro grandes retos que plantea:

Dotar a las y los profesionales de diferentes disciplinas con suficientes capacidades y conocimientos para que faciliten su uso e implementación.

Disponer de herramientas válidas, fiables, costo-efectivas.

Repensar los procesos comunicativos, asistenciales, de alfabetización en salud, de la sociedad, de alertas sanitarias.

Y finalmente incrementar la investigación en salud digital, para poder identificar cuáles son las estrategias que aportan valor a los ciudadanos y al sistema de salud.

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