Carlos Javier Jarquín
Cuando nos entregamos lealmente a trabajar para desplazar a la práctica esos propósitos que nos hemos trazado en la mente, nos exponemos excesivamente ha ser criticados de quienes nos rodean tanto en persona como virtualmente, existen mensajes negativos de diversos niveles, habitan en todos los gremios de la sociedad, en el transcurso de la historia esto se ha venido transmitiendo e imitando pero en estas últimas generaciones se ha duplicado ese ruin hábito, hoy te critican personas que ni siquiera te conocen en persona. Nuestro planeta está contagiado de maldad, esa perversa infección ha venido destruyendo en silencio pero con gran poder a la humanidad, hemos sido tan invivibles con nuestros propios hermanos que lo despreciamos tan solo por pensar diferente a nosotros; por vestir diferente, por hablar de otra forma, por opinar desde otra perspectiva, por ser visionario lo llamamos dementes, por amar lo clásico le nombramos anticuados: por ser de otro país, color de piel, religión, política, por eso y mas le hacemos sentir insignificante su existencia.
¿Por qué despreciarnos entre nosotros mismos? Porqué vivimos perdidos y constantemente estamos escalando en infinito egoísmo, vivimos como que si nunca vamos a desaparecer, incoherentemente vivimos como si no necesitáramos del prójimo, ¡que ineptos somos!, gracias al campesino podemos disfrutar de lo exquisito que únicamente ellos pueden cultivar, gracias al constructor podemos vivir felizmente en una digna casa, gracias a los que mantienen limpiando las calles podemos disfrutar de un ambiente saludable, todos somos importantes, todos nos necesitamos, hagamos de este mundo entre todos un encanto singular. Si vives criticando negativamente a ese colega no le causas daño a él, el perjudicado serás tú, si a la edad que tienes no has obtenido resultados súper agradables es porque fijamente no te has entregado con autodisciplina a lo que tanto aprecias.
La mayor epidemia viviente es envidia
En cuanto escuché su voz velozmente percibí su exceso desconsuelo, en seguida me comentó: -me siento con el corazón destrozado, hoy unas “amigas” me invitaron a cenar, una de ellas me humilló ante el público del restaurante de lo más inhumano posible que logres a imaginarte, me dijo en tono ofensivo; “tu trabajo literario es poca cosa, todo lo que escribes no tiene importancia porqué siempre estás abordando temas que no aportan nada interesante a la sociedad, lo mejor que puedes hacer es dejar de escribir tonterías y si lo vas hacer hazlo pero exclusivamente para ti, compartir con otros pierdes tu tiempo y provocas que los demás de igual manera lo hagan, porque sencillamente nada aprenderán de tus aburridas ideas-…”.
Al escuchar ese contenido desbordado de desencanto y acompañado de lágrimas le respondí con suave aire de alivio: -no tienes porqué sentirte desilusionada por ese tóxico comentario, tú eres sublime maestra, poeta y escritora, has publicado más de media docena de libros, en cambio esa persona según tus propias palabras no ha publicado, ni publicará un libro en su vida, relájate y toma ese instante como inspiración demuéstrale que tú no eres fracasada como ha sido ella en su tormentosa vida. Aléjate y pon distancia a todo aquel que se acerca a tu vida
únicamente para intentar a destruir tus propósitos, si vas a permitir que alguien esté en tu vida que sea para aportar, que sea para criticarte pero con arte, para criticarte con diplomacia, acepte esa crítica de alguien que tenga abundantes y fabulosos logros, la mayoría que nos critican lo hacen por celos por esa simple razón jamás podrán tener destacados resultados, quienes se incomodan cuando notan nuestros objetivos realizados más se debilitan lo cual para los que somos fuertes debe servir de genuina e intensa motivación.
El reto que enfrentamos todos los emprendedores no es nada fácil y para ningún histórico triunfador lo ha sido, tengamos presente; que todos aquellos hombres que han obtenido los más significativos éxitos en su vida, vivieron circunstancias difíciles y en algunas oportunidades más complicadas que nuestras propias vivencias, por ende conocer parte de esas historias debe darnos fortaleza para no detener la travesía que hemos decidido emprender. Alejémonos de una vez por toda de todos esos que dicen ser amigos de nosotros y que lo único que son, es verdadero veneno procuremos de no contaminarnos, si ante los detractores actuamos con verdadera calma e inteligencia al final les agradeceremos sus inquietudes, por hacernos ver la grandeza de nuestras virtudes.