Ricardo Homs
Los 50 mil 822 millones de pesos que gastó el gobierno federal el año pasado como si fuera su “caja chica”, sin dejar constancia de cuál fue el destino de este dinero, debiese ponernos en alerta, pues deja abiertas muchas interrogantes y suspicacias, como por ejemplo, la posibilidad de que reaparezcan por arte de magia durante la próxima campaña electoral para asegurarse de que MORENA arrase.
El gobierno que se autonombra el paladín del combate a la corrupción no puede darse el lujo de cometer un error tan cuestionable como lo es no transparentar el destino de una cantidad tan importante. Para dimensionar el tamaño de este desliz, recordemos el escándalo, muy justificado, que ha hecho este gobierno por la denominada “estafa maestra” que se llevó a cabo durante el gobierno del presidente Peña Nieto. Este montaje financiero alcanzó la cantidad de siete mil seiscientos millones de pesos que se maquillaron involucrando universidades. En contraste, este desliz administrativo del gobierno actual es más de seis veces mayor que la “estafa maestra”.
El caso Odebrecht que supuestamente mantiene detenido a Emilio Lozoya y se convirtió en el símbolo del combate a la corrupción, fue por una cantidad de diez y medio millones de dólares, o sea, poco más de 200 millones de pesos entregados entre 2012 y 2014.
Este descubrimiento financiero se deriva de un estudio realizado por la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Instituto Tecnológico de Monterrey y por la organización ciudadana México Evalúa. Fue elaborado por Marco Antonio Fernández y Roberto de la Rosa.
Este descubrimiento es tan grave que amerita acciones jurídicas por parte del INE, para blindar las próximas elecciones y asegurarse que ese dinero no llegue a desequilibrar este proceso democrático.
Además, de no aclararse el destino de este dinero, cae por tierra la autoridad moral que se auto adjudicó este gobierno para continuar hablando de su lucha contra la corrupción.
Si grave es el significado financiero de esta cantidad, considerando que durante el año 2020 se desaparecieron fideicomisos de importancia vital como el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) y se decomisó presupuesto 2020 autorizado por el Congreso para importantes dependencias del gobierno federal, lo cual tuvo alto impacto en la lucha contra el Covid y generó grandes estragos en la economía del país, acciones sustentadas en un vago objetivo de “austeridad republicana”, imaginemos ahora hacia dónde se pudo canalizar una cantidad de dinero de tal alto monto.
Que se descubriera algo similar en cualquier país del mundo de la importancia del nuestro, aunque fuese por una cantidad mucho muy pequeña, hubiese detonado un escándalo mayúsculo sólo por su significado ético y moral. Sin embargo, hasta hoy no se le ha dado en nuestro país la importancia que este descubrimiento merece.
El alto costo que ha tenido la austeridad republicana impuesta por este gobierno en el ámbito de la salud y la economía contrasta con la posibilidad de un posible despilfarro o un uso de importancia estratégica, como podría ser el ámbito electoral.
Y a usted… ¿Qué le parece?