Mientras no se tenga un impacto en la educación, la diabetes no podrá ser controlada, afirma la especialista en diabetes Adriana Vega

Hipólito Contreras 

· La prevalencia de diabetes en la población mexicana es del 10% al 15%, que se traduce en una población de 13 a 19 millones de mexicanos con dicha enfermedad, de los cuales alrededor del 50% desconoce que la padece.

· De la población con diabetes, solamente un 20% 25% de ellos están controlados, lo cual significa que 75% de esos pacientes tendrán complicaciones.

Mientras no se hagan esfuerzos que tengan impacto en la educación, más allá de solo campañas de concientización, no se verán resultados en cuanto a la disminución de la prevalencia de diabetes en México. Sin embargo, los esfuerzos sí han tenido algunos avances, ahora la gente se cuida un poco más y está consciente de los riesgos inherentes a la enfermedad.

Lo anterior fue afirmado por la médica internista, especialista en diabetes, Adriana Vega, quien advierte que anteriormente, en su paso como doctora en el sistema de salud público, ella fue testigo de una gran cantidad de miembros inferiores que tuvieron que ser amputados porque las personas no se cuidaban y no controlaban su diabetes.

Por otro lado, afirma que todavía a muchas personas no les gusta dar a conocer que están enfermas de diabetes, y más allá de eso, temen mucho el diagnóstico, y cuando éste sucede, tardan mucho en aceptarlo, y luego, en empezar a tomar las riendas de su cuidado y de su control total.

“Depende de cada persona la manera cómo enfrenta el problema, no es algo de dar vergüenza, no están gordos solo porque sean desordenados, simplemente que la misma resistencia a la insulina los hace que no tengan saciedad y antes de tener diabetes empiezan a engordar, y eso los pacientes no lo saben”, resalta la doctora, oriunda del estado de Jalisco.

En resumen, nos hace falta mucha información, a pesar de que estamos en la “etapa de oro” del manejo de la diabetes, tanto por el cúmulo de información disponible por doquier como por los nuevos fármacos y tratamientos que han estado surgiendo en los cinco continentes.

Ahora el reto está en hacer que estos nuevos tratamientos lleguen a las personas, es decir, hay que trabajar en la parte de acceso los medicamentos. “Los médicos de primer contacto, los internistas, diabetólogos y endocrinólogos necesitamos que la población conozca realmente la verdad de la enfermedad y busquen información verídica, porque siempre salen productos mágicos.

La doctora Vega reitera: “No hay pastillas mágicas para la diabetes, es un cambio de estilo de vida, es un cuidado de la salud, hacerse responsables, aprender a nutrirse, a hacer las comidas en forma y en horarios fijos, hidratarse, comunicar el diagnóstico a la familia, asistir de manera regular con el médico, y claro, tomar el tratamiento”.

La verdad, afirma la doctora Vega, es que este problema de la diabesidad -obesidad con diabetes- ya rebasó a las instituciones de salud en México, “así que no nos queda más que irnos hacia la prevención, porque no hay manera de que un un sistema de salud soporte tantas complicaciones, como la insuficiencia renal crónica, que se lleva una gran cantidad de recursos anualmente y además la calidad de vida que tiene un paciente con insuficiencia renal crónica es francamente triste”.

Por otro lado, México ocupa el primer lugar en obesidad infantil y todo es debido al consumo de refrescos. “Y es que la soda o el jugo lleno de azúcar no lo va a nutrir, solo lo va a engordar, le va a quitar el hambre, no le va a dar las vitaminas que necesita su organismo para tener un buen sistema oxidativo”.

En México se consumen alrededor de seis litros diarios de refresco, y una botella de refresco de 250 ml tiene de seis a ocho cucharadas de azúcar, un refresco de 500 ml es una cantidad estratosférica de azúcar.

Para concluir, la diabetóloga Vega insiste: “No quiere decir que si me tomo un vasito de refresco en una reunión me va a dar diabetes, no, me refiero al consumo excesivo, no hay alimentos malos, ni hay alimentos incomibles, simplemente hay cosas que podemos probar de vez en cuando y hay cosas que debemos consumir todos los días. Si no empatamos esa información con la educación a la población, no vamos a tener el impacto que queremos. Mientras no haya educación al respecto, no habrá cambios”.

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