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· Esta fase permite un ‘balance competitivo’, clave en un deporte donde prima la desigualdad en los ingresos que reciben los equipos

De acuerdo con el Dr. César Velázquez Guadarrama, académico del Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana, en el futbol mexicano existe una liguilla porque genera un balance competitivo, en un contexto donde los ingresos por concepto de televisión son desiguales y, en consecuencia, la calidad de las plantillas también es afectada.

A diferencia de lo que sucede en el futbol de otros países, en donde el equipo que más puntos hace al final del torneo regular se convierte en campeón, en México se implantó una liguilla, una fase a la que acceden las escuadras mejor ubicadas en la tabla general. Tras la disputa de ésta, el triunfador no necesariamente fue el que finalizó en primer lugar.

Velázquez Guadarrama, en su artículo Economía y futbol: la liguilla y el balance competitivo en el futbol mexicano, publicado en Sobre México: Blog de Economía y de Políticas Públicas, explica a través del concepto de ‘balance competitivo’ por qué en nuestro país se ‘juegan dos torneos’ para decidir al campeón mexicano.

“El balance competitivo en los deportes se refiere al equilibrio en la calidad de los diferentes equipos que conforman una liga profesional de deportes. El balance competitivo es necesario pues la atracción a la misma por parte de los consumidores (la demanda) aumenta si existe cierta incertidumbre en cuanto a los resultados. La incertidumbre es deseable no sólo en cada partido, sino también con respecto cuál equipo va a ser el campeón del torneo”.

En México, no todos los equipos tienen los ingresos para formar plantillas de calidad y ese desequilibrio se limita a través de la liguilla, ya que “aumenta el balance competitivo pues en un enfrentamiento a dos partidos, la probabilidad que un equipo con menor nómina (calidad) gane a uno de mayores recursos es mayor que la probabilidad que ese mismo equipo haga más puntos que el de mayor calidad a lo largo de la temporada”.

El investigador de la IBERO enfatiza que la liguilla del futbol mexicano es una forma de generar un balance competitivo frente a la desigualdad en los ingresos de los equipos. Eso permite promover la incertidumbre y atraer el interés de los aficionados, mantenerlos en el filo de la butaca y soñar con batallas épicas donde el ‘chico le pega al grande’.