Crucial, identificar la violencia cultural para irla desarticulando: experta

Staff/Rossi

· Académica de la IBERO participa en el panel de discusión ‘Estrategias de prevención y erradicación del racismo y la violencia de género en las instituciones de educación superior’

· El debate de este tema se realizó en el marco de la ‘Quinta reunión Caribe, Centroamérica y México, UDUAL 2020’

Es importante que en las universidades y en las escuelas se identifique la violencia cultural, para ponerle nombre e irla desarticulando, dijo la doctora Elvia González del Pliego Dorantes, coordinadora del Programa de Género e Inclusión (PGI) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en el panel de discusión ‘Estrategias de prevención y erradicación del racismo y la violencia de género en las instituciones de educación superior’.

En este debate que se realizó en el marco de la ‘Quinta reunión Caribe, Centroamérica y México, UDUAL 2020’, la Dra. González del Pliego reconoció que, en varias universidades, muchas estudiantes, académicas y empleadas universitarias se están movilizando, protestando y ya no estén dispuestas a mantenerse en el silencio ante casos de violencia.

También reconoció a esos hombres que ya no están dispuestos a solapar ni a ocultar la violencia, pues son ellos quienes pueden decidir no ejercer la violencia, sobre todo cuando hay procesos de formación y concientización que posibilitan cambiar el estado de las cosas.

González del Pliego consideró a la universidad “un espacio privilegiado” para desarticular la violencia cultural (aspectos simbólicos que se materializan en la ideología, religión, lenguaje, arte y en la ciencia) e impactar en la violencia estructural (desigualdades e injusticias sociales que producen los sistemas, instituciones y el Estado cuando anulan o niegan las necesidades y derechos de las personas) y la violencia directa que nos es evidente (física, sexual o psicológica).

Esa desarticulación de la violencia cultural se logra, en las universidades, a través de procesos de formación y concientización que incidan en el desarrollo del pensamiento crítico para generar nuevos conocimientos desde una perspectiva de género e inclusión; en la vida personal, familiar, social y cívica del alumnado; en la cultura organizacional y en la gestión administrativa que involucra a todo el personal; y en la práctica docente.

También es fundamental que en todas las instituciones de educación superior se cuente con protocolos para prevenir y atender la violencia por razón de género y la discriminación. “Si queremos realmente ser universidades que transformen estas sociedades violentas y discriminadoras, se requiere de una estrategia integral que a mediano y largo plazo impacte tanto internamente como socialmente”.

De igual manera, hay que educar la ‘mirada’ de todos y todas quienes integran una comunidad universitaria, para que tengan una ‘mirada’ comprometida con el cambio, la transformación y con la deconstrucción de la violencia cultural “con la que hemos sido formados y formadas a través del tiempo”. Esto hay que realizarlo en los procesos y actividades universitarios: en la planeación estratégica, en el presupuesto, en el currículum académico formal, real y oculto, en la normatividad, en los procesos administrativos, en las actividades de vinculación al exterior y en la comunicación institucional.

La inclusión de la perspectiva de género en la IBERO

Ya que se debe buscar congruencia entre lo que se dice y lo que se hace, algunas universidades han abierto unidades o direcciones de género, mismas que deben contar con personal formado en esos temas, tener presupuesto asignado e impactar en la planeación estratégica. En la IBERO, por ejemplo, el Programa de Género e Inclusión introdujo en su Misión, desde su creación en el 2015, la transversalización y la institucionalización de la perspectiva de género e inclusión en el quehacer universitario.

La transversalización de la perspectiva de género, así como las perspectivas intercultural y de sustentabilidad, ya se están desarrollando en la IBERO, para incluirlas próximamente en sus nuevos planes y programas de estudio.

El compromiso con los derechos humanos también debe ser tangible y evidente en la infraestructura del campus. La Universidad Iberoamericana cuenta desde el 2017 con ‘baños para todo género, lo cual comentó González del Pliego, es acorde a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la que se incluye la prestación de baños en espacios públicos por parte de las ciudades; además de en los objetivos de la Nueva Agenda Urbana, en la que las ciudades se convierten en espacios para el disfrute de los derechos humanos.

La Universidad Iberoamericana también promueve la investigación con perspectiva de género, lo que hace desde su Observatorio de Género y Juventud (que depende del PGI), su División de Investigación y Posgrado, su Maestría en Derechos Humanos y su Doctorado en Estudios Críticos de Género.

Asimismo, el Programa de Género e Inclusión: promueve la utilización del lenguaje incluyente y actualmente está desarrollando un software que será de uso público; realiza anualmente la Semana de Género, Arte y Diversidad, en la que han participado mujeres afrodescendientes y otras personas de la diversidad social, sexual y cultural; ha organizado oraciones interreligiosas por los feminicidios; lleva a cabo cada año un Congreso de Construcción de Paz con Perspectiva de Género, que este año será del 3 al 13 de noviembre; y ha hecho materiales informativos y campañas de difusión sobre discriminación y violencia de género.

Identificar la violencia y la discriminación

La Dra. Elvia González del Pliego señaló que no es suficiente hacer campañas informativas anunciando que se cuenta con protocolos de prevención y atención a la violencia de género “pues estas violencias y discriminaciones han sido tan invisibilizadas y normalizadas, que es posible que nuestra población ni siquiera se haya dado cuenta de que ha sido víctima de ellas o de que las está ejerciendo”. Por eso es muy importante que las personas puedan identificar esa discriminación y esa violencia, y llamarles como se llaman.

También es importante: formar organizaciones estudiantiles que trabajen estos temas dentro de las universidades; crear un protocolo de atención y prevención por razón de género y discriminación, que vaya más allá del hostigamiento y el acoso sexual, para que considere todos los tipos de violencia, por ejemplo, la violencia simbólica y cultural; tener un comité de género, integrado por especialistas en este tema; e incluir en los protocolos de género procesos reeducativos y de justicia restaurativa, y las interacciones en el espacio virtual.

En el caso del Protocolo para la prevención y atención de violencia de género de la IBERO, dijo que éste se ha reformado ya dos veces, “sobre todo para tratar de afianzar la confianza para presentar quejas, que es algo de lo más difícil de lograr”.

Además, hay que diseñar encuestas para identificar la violencia por razón de género y discriminación en el clima organizacional; formar al personal administrativo y de servicios; revisar los procesos de recursos humanos para identificar posibles actos de violencia y discriminación en los contratos y procesos de contratación; considerar la aplicación de acciones afirmativas; y promover la conciliación y la corresponsabilidad.

En los procesos de vinculación al exterior, hay que promover la realización de convenios con empresas, organizaciones e instituciones que actúen en congruencia con la igualdad entre los géneros y la no discriminación, para que las y los estudiantes realicen ahí sus prácticas profesionales y su servicio social; mientras que la comunicación institucional de las universidades debe mandar mensajes de igualdad, de interculturalidad, no colonizadores y que respeten la dignidad humana.

Panel de discusión

En el panel de discusión ‘Estrategias de prevención y erradicación del racismo y la violencia de género en las instituciones de educación superior’, organizado por la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), también participaron la Dra. Alta Hooker Blanford, Rectora de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN); y el Dr. Daniel Mato, director de la Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), de Argentina.

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