Hipólito Contreras
A cumplir sus 35 años Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) es un ejemplo de resistencia o resiliencia institucional, la cual pasa por enfrentar la drástica reducción de sus presupuestos hasta en siete veces en este lapso; con una planta de investigadores que disminuyó a menos de la mitad y cuya edad promedio es superior a los 50 años, sin renovación generacional; Fox lo intentó desaparecer; pero hoy sigue en pie y realizando investigación para apoyar a los productores, incluso, los investigadores muchas veces aportan dinero de sus bolsillos para continuar su tarea.
Alejandro Espinosa Calderón, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias e investigador reconocido del INIFAP, afirmó que esta institución tiene que reinventarse, fortalecerse e ir a un escenario donde sus investigadores de excelencia, quienes tienen una capacidad creativa relevante, asuman el rol que les corresponde en la Cuarta Transformación, la cual necesita un organismo sólido con directrices claras.
El investigador del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-Nivel III) considera que hoy lo fundamental son los recursos que se asignan al instituto, en 1985 recibía 9 mil 320 millones de pesos, en 1989 bajó a 4 mil millones de pesos, en 2003 pasó a 938 millones de pesos, ahí se mantuvo hasta el 2020 con unos mil 500 millones de pesos. Los presupuestos se han ido reduciendo, pero además una parte significativa es para su operación y sólo alrededor del 12 por ciento es propiamente para investigación; incluso los investigadores ponen de sus bolsillos para solventar gastos inmediatos, “sino lo hicieren así, el INIFAP ya hubiera desaparecido”.
Indicó que cuando se fusionaron el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), el Instituto Nacional de Investigaciones Pecuarias (INIP) y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales (INIF) para crear el INIFAP (23 de agosto de 1985), había 2,600 investigadores y hoy no llegan a 1000, con un promedio de edad de más de 50 años, ya que no se ha renovado la planta de investigadores, como sí sucede con Embrapa de Brasil, un caso exitoso de investigación pública, que antes siguió el ejemplo de INIFAP y ahora, paradójicamente, es al revés.
El INIFAP a la fecha ha entregado más de 1400 variedades mejoradas de cultivos de importancia para México, más de 300 variedades de maíz, más de 160 de frijol, 250 de trigo, 60 arroz, 50 de papa, 30 de cebada, 45 de soya. En el área pecuaria ha desarrollado vacunas de relevancia y en el área forestal cuenta con tecnología para optimizar la explotación maderable, así como las tecnologías que requieren los productores en las diversas zonas del país.
Los integrantes del sindicato de trabajadores del INIFAP consideran que el material genético desarrollado en la dependencia, con el apoyo de programas gubernamentales permitiría lograr la suficiencia y soberanía alimentaria de México, la cual es urgente ante la situación grave de importaciones de alimentos básicos que cada año se hacen: 17 millones de toneladas de maíz, 5 millones de toneladas de trigo y 400 mil toneladas de frijol, además del 85 por ciento del arroz que se consume y 97 por ciento de la soya que requerimos.
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