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“Yoga para la salud, ahora en casa” es el tema del Día Internacional del Yoga este 2020, cuando el mundo atraviesa una contingencia completamente nueva que ha obligado a la población al confinamiento y la ha enfrentado a una desconocida sensación de incertidumbre que afecta todos los aspectos de la vida y que detona altos niveles de estrés, ansiedad y, en casos más extremos, depresión.
Desde su primera celebración en 2015 por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 21 de junio es un día que tiene el objetivo de concienciar a la gente sobre los beneficios de practicar yoga. Beneficios que en el contexto actual son notables para quienes han integrado esta práctica a sus actividades cotidianas.
El término yoga proviene del sánscrito y quiere decir unión, la unión del cuerpo y la mente, esta unidad se busca a través de poses corporales y de la respiración para llegar a un estado meditativo.
Originada en la India hace 5000 años, su práctica se popularizó en el mundo occidental el siglo pasado, en la década de los años 60 y 70 con un enfoque más bien físico.
Jon Witt, maestro de yoga desde hace dos décadas en Asia y Estados Unidos, explica que esto pudo deberse a que mucha gente temía que se contrapusiera a sus credos o religiones.
Hoy, el yoga se ha popularizado a nivel mundial y sus adeptos entienden mejor cada día que si bien el aspecto físico es importante, esta práctica va más allá y tiene un efecto mental a menudo difícil de lograr por otros medios.
Práctica introspectiva
“El yoga es una práctica muy reflexiva. El yoga clásico es muy introspectivo y lento, su popularización lo tornó mucho más rápido, pero a medida que se le conoce se empieza a desacelerar y los beneficios son tan buenos como los de moverse muy rápido. El hatha yoga clásico es bastante lento”, dice Jon Witt.
El experimentado maestro reconoce que empezar a practicar yoga puede intimidar a algunas personas, sobre todo porque se sienten presionadas a desempeñarse como la gente que está a su alrededor en una clase, sin considerar que cada quien es diferente o que no todos son principiantes, tal fue su caso; sin embargo, siempre hay un estilo adecuado para cada individuo.
“Si alguien está de verdad dispuesto a probar, encontrará una forma adecuada. Al principio mi experiencia no fue tan positiva, pero me alegro de haber intentado otros enfoques porque un amigo me lo había recomendado mucho y sabía que tenía que encontrar la forma correcta para mí y me alegra haberlo hecho”.
Desarrollo propio
“Es injusto que una persona se compare con otra. Es más sano centrarnos en nosotros mismos. Y la práctica del yoga implica un desarrollo propio, es una reflexión. Se practican las poses, pero hay muchos elementos, estrés y emociones, eso es justamente lo que tratamos de poner en orden”.
“Tomar una clase avanzada de yoga no es la mejor manera de empezar porque es muy probable lastimarse, pero si se empieza con una clase y un maestro adecuados, la gente puede hacerse más flexible. Además, es importante que las personas piensen qué es lo que las hace inflexibles: puede ser su dieta, su estilo de vida o el ejercicio que practiquen. Si se cambian estas cosas por un periodo corto y se enfocan en practicar yoga de tres a seis meses, se sentirán más sanas y luego pueden volver a esos ejercicios”, dice.
Jon, quien actualmente trabaja en Nueva York, se ha especializado en yoga terapéutico. Cuando empezó no tenía interés en ese estilo. Enseñó yoga dinámico en Asia durante muchos años pero se dio cuenta de que quería llegar a un colectivo que no podía hacer algunas cosas que él mismo u otros maestros enseñaban, personas que sufrían alguna lesión, eran principiantes o tenían condiciones particulares de salud. Así que empezó a estudiar cómo enseñar ese estilo de yoga.
“Me gusta mucho trabajar con principiantes o personas con lesiones porque sé bien que la vida puede ser muy difícil y si no nos sentimos bien es muy difícil enfocarnos, es muy estresante. Me gusta presentar a la gente una salida y que se sienta más liberada, más cómoda y lista para enfrentar el día; sobre todo en estos momentos. Con la pandemia vivimos tiempos estresantes”.
En el contexto actual, el yoga apoya el estado físico de las personas que, en general, se mueven menos por la limitación de las actividades fuera de casa y, sobre todo sirve como instrumento para mantener un equilibrio mental.
Salud mental
Félix Lorenzo, trabajador social clínico y terapeuta desde hace más de 35 años, define así la salud mental:
“La salud mental es la capacidad del ser humano de poder responder a las necesidades de la vida diaria de la manera más armónica y estable posible, desde una perspectiva de comprender la realidad inmediata, ser flexible ante las situaciones y tener la capacidad de responder a ellas con la mayor madurez posible”.
Pero esta armonía y estabilidad suelen perderse ante situaciones graves o imprevistas, como el aislamiento, que ha sido uno de los detonadores más grandes de estados agudos de ansiedad y depresión en esta emergencia.
“La pandemia ha colocado a todos los seres humanos ante la posibilidad de una enfermedad o una muerte inmediata personal o de un familiar, esto es una situación que una semana antes de la pandemia nadie pensaba que pudiera ocurrir de una forma tan brusca, tan inmediata, tan no anunciada”, apunta.
Y a esto se agrega el renglón económico, hay una gran incertidumbre entre la población sobre lo que ocurrirá con el empleo o si podrán conseguir nuevas fuentes de ingresos.
Pero el factor más angustiante es que la realidad está cambiando constantemente delante de la gente. El ser humano está expuesto todo el tiempo a revisar lo que creía tener claro, señala Lorenzo.
“Es una realidad tan cambiante, tan difícil, que la base del sistema psicológico cognitivo donde se procesan las informaciones y las emociones no tiene el tiempo de recuperarse.
Espacio de calma
Es aquí donde la práctica del yoga se convierte en un remanso de calma.
“Cuando se practica yoga, ya sea cinco, veinte o sesenta minutos, durante ese lapso no se piensa en la pandemia, no se discute con alguien de la familia o se siente la soledad; te sientes conectado. Puede ser mediante un video en YouTube o recibiendo instrucciones en directo a través de una plataforma digital, es una distracción positiva y es muy agradable y reparadora por naturaleza. Tenemos que pensar que el estrés es como un bote de basura y que lo estamos vaciando, entonces podremos afrontar de nuevo el estrés, que es inevitable porque lo tendremos cada día que despertemos. El yoga da lugar a hábitos saludables y con ellos se empieza poco a poco a comer y dormir mejor, ayuda mucho a la buena digestión y con una buena digestión se procesan mejor los acontecimientos. Nos hace más maleables mental y físicamente para afrontar el estrés, y la gente empieza a notar cómo nos vemos o actuamos, se nota y cambia cosas de nuestro entorno, en la casa o el trabajo hace una diferencia real. Nos hacemos más responsables de nuestro espacio, lo que ayuda en un ambiente colectivo. Estamos más conscientes de lo que hacemos. Lo mejor del yoga es que nos enseña a asumir la responsabilidad de nuestras acciones y nos hace más resilientes”, afirma Jon Witt.
Al igual que la Organización Mundial de la Salud, Jon aconseja el yoga y asegura que éste es un buen momento para practicarlo, incluso para quienes nunca lo han hecho y tengan que comenzar a través de plataformas digitales.
“Es un muy buen momento para empezar. Hace falta practicar yoga, soy un convencido de que hay que practicarlo en estos momentos. No puedo imaginarme estos momentos sin hacer yoga, me sentiría desconsolado, confundido y sin saber qué hacer. Por eso practico así sean 20 minutos al día para sentirme equilibrado. Lo mejor es que no importa la edad o la capacidad, todos podemos encontrar algún estilo de yoga que nos ayude a atravesar este momento”.
Félix Lorenzo se adhiere al consejo de practicar yoga, aún en los casos de quienes estén recibiendo algún tipo de terapia psicológica.
“El paciente puede intentar hacer esta práctica de yoga en la que pueda sentir que está en un espacio suyo único donde no puede entrar nada más y así reconstituir ese estado interno de tranquilidad y de paz al que puede aspirar”
Debemos focalizarnos en vivir cada día porque una característica de esta pandemia es que nos resta la posibilidad de predecir o planear, no sabemos qué pasará, agrega.
“Hay que vivir el momento, hay que vivir al día, responder a lo que tenemos bajo control durante el día.”
Aquí y ahora
María Ruiz De Toro, psicóloga y psicoterapeuta clínica, ha observado mucha ansiedad y depresión, además de dar cuenta de un aumento de los casos de violencia doméstica y de suicidio durante los últimos meses.
La profesional de la salud basa su trabajo en la forma de terapia llamada “mindfulness”, un nombre que puede traducirse como “conciencia plena”.
“Es una práctica científica que invita a la conciencia plena, a estar presentes en el aquí y en el ahora. Lamentablemente en la actualidad, la mayoría de las personas no estamos presentes en el aquí y en el ahora. Eso causa mucha ansiedad. Cuando nos enfocamos en el futuro, la persona puede experimentar altos niveles de ansiedad y cuando nos enfocamos en el pasado por mucho tiempo, también puede generar ansiedad o depresión. Esto ocurre a cada momento, en cada circunstancia, no necesariamente tengo que recordar el pasado lejano, recuerdos de la infancia o de hace mucho tiempo, no. Las personas mentalmente, aunque físicamente estén en un sitio, sus pensamientos están en la conversación que tuvieron hace diez minutos con alguien, en lo que dejaron de decir en una conversación, revisitándola una y otra vez. De esta manera, no están conectadas con el presente, con el momento en que están. La conciencia plena es una práctica científica que invita a estar conscientes en todo momento. Esto no quiere decir que no podamos revisar elementos del pasado o planificar el futuro. La idea es que podamos tener mayor control de cómo organizamos nuestros pensamientos”.
Estar presente aquí y ahora es uno de los principios del yoga.
“El yoga, que es una práctica milenaria que incorpora elementos de la conciencia plena. (…) No cabe duda, el cuerpo de investigación científica de conciencia plena se sirvió y se ha inspirado en las prácticas milenarias de estar presentes en el aquí y el ahora sin necesidad de comprometer nuestros planes o no tener espacios para revisar el pasado.”
La psicóloga asevera que hoy más que nunca es importante tener esta conciencia plena porque hay un bombardeo constante de información y ruido exterior “y sólo tenemos un cerebro y el cerebro tiene capacidad de procesar cierta cantidad de información”.
Recomienda hacer yoga y personalizar esa práctica para respetar la individualidad de las personas, cada quien debe incorporarlo a su vida y personalizarla.
“Creo que la práctica de yoga es algo positivo, pero es importante no banalizarla y sí personalizarla. En el trabajo psicoterapéutico y lo que hacemos con el mindfulness tiene que ver con individualizar las prácticas. Está bien hacer yoga, hay distintos tipos dependiendo de las necesidades, pero es muy importante ver que es una herramienta, es una habilidad que te puede llevar a fortalecer tu sistema o tus estrategias de afrontamiento; sin embargo, si se trata de una persona que presenta un trastorno de depresión o de ansiedad es importante no quedarse sólo con eso, sino buscar ayuda psicoterapéutica”.
La ansiedad prolongada interfiere con las capacidades del lóbulo frontal, entre ellas la toma de decisiones, la resolución de problemas, la planificación o la recolección de eventos.
Respiración y tranquilidad
La ansiedad y el estrés perturban la capacidad de ingresar oxígeno al cuerpo, por ello es crucial aprender a respirar, la primera de seis estrategias para lograr la conciencia plena, la segunda es la meditación, ambas elementos fundamentales del yoga.
“Al practicar respiración profunda introducimos mecánicamente mayores cantidades de oxígeno, lo cual contrarresta el trabajo sobrecargado del corazón y al ayudar al corazón baja el bombeo de sangre a los músculos y ocurre una relajación. (…) Respiración consciente, respiración profunda. Es algo fácil, que hacemos todos los días, pero la mayoría de las personas no lo hace correctamente porque utiliza el pecho en vez del diafragma. Cuando hacemos eso, entran mayores cantidades de oxígeno al organismo y nos sentimos más relajados”.
Para Jon Witt, algunas de las cosas más terapéuticas del yoga son muy sutiles, como ciertas técnicas simples de respiración o poses reconstituyentes. Enfocarse en la respiración relaja pero también ayuda a recargar la energía de las personas para continuar desempeñando sus actividades.
Una de las enseñanzas del yoga es escuchar al cuerpo y saber cuándo hace falta un ejercicio físico y cuándo es momento de relajarse.
El yoga nos hace escuchar mejor, sostiene Jon, quien da un consejo muy simple.
“Estar en calma es siempre es más fácil de decir que de hacer, pero aprender algunas técnicas simples de respiración es una muy buena manera de empezar. Duplicar el tiempo que dura la exhalación en cualquier momento, es una muy buena forma de relajarnos. Contar de una manera muy simple, por ejemplo hasta tres y luego regresivamente, nos reduce el estrés y la sensación de estar desbordados. Se puede elegir cualquier pose de yoga que nos guste o cualquier técnica de respiración y hacerla en distintos momentos durante el día, dos minutos ahora, cinco minutos más tarde. (…) Esta pandemia, como todo, pasará en algún momento. Pasará y todos nos adaptaremos, como lo hemos hecho a lo largo de nuestra vida, pero el yoga nos ayuda a ser más maleables y equilibrados mientras la atravesamos. Sólo hay que empezar, cualquier punto de partida es bueno”.
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