Abraham Stern y sus obras literarias; “En cuestión de segundos” y “No temeré mal alguno”

Carlos Javier Jarquín

¿Eres amante del género negro y policíaco? El escritor costarricense Abraham Stern, en su más reciente libro titulado; No temeré mal alguno nos entrega una obra desbordada en suspenso. El pasado jueves 23 de enero tuve una charla agradable e interesante por WhatsApp con Abraham, después le envié un formulario y el domingo, él me envió las respuestas, comparto en esta entrevista parte de esa grata conversación, dónde hablamos de sus dos libros publicados y también nos contó una anécdota que vivió en España en la presentación de su última novela.

Entrevista

Escribes desde los 12 años aproximadamente, pero su primera novela la publica a los 48 años. ¿Cuántos años de edad tenías cuando decides dedicarle mayor tiempo a su vida literaria?

Abraham: – A los 41 años para ser preciso. Escribo desde la adolescencia, pero por años lo hice en el ámbito más privado de mi propio ser. No me sentía cómodo compartiendo con terceros esta pasión que llevo en el alma y realmente pensé que así sería siempre. Todo cambió en el año 2008. Dos eventos inesperados me llevaron a lo que sería la mejor experiencia de mi vida. En ese año se suscitó la crisis económica en el sector inmobiliario, con efectos adversos en todo el mundo. De repente, mi oficina de abogacía cayó en un letargo y la falta de trabajo nos dejó con muchísimo tiempo libre. Fue justo ahí, en el momento en que me sentía menos esperanzado, que nació el deseo de publicar mi primer libro. Las horas que me sobraban a raíz de la crisis, fueron invertidas en escribir sin parar y cuatro años después ya terminaba el primer borrador de “En cuestión de segundos”, mi primera entrega.

A la crisis del 2008, debo agregar una experiencia muy personal que también viví en esos años. Soy el padre de 4 hijos espectaculares, 3 hombres y una mujer. Dos de ellos, Jonathan y Dan, fueron diagnosticados dentro del espectro autista y durante años yo renegué su condición y escondí mi cabeza como lo hace el avestruz en la arena. Simplemente no quería aceptar esa realidad y pensé, equivocadamente, que estaba siendo castigado por algo que nunca merecí. Estaba resentido con la vida, con la fe, conmigo mismo.

Fueron años muy oscuros en mi existencia. Fue entonces que, a ruego de mi esposa, fui a ver una obra de teatro en la que “participaría” Jonathan. Por supuesto que fui de mala gana y pensando que no vería nada extraordinario. ¡No podía estar más equivocado! Mi hijo se lució como los grandes y recibió una ovación de varios minutos mientras yo lloraba desconsolado de la emoción en una de las butacas. Fue ahí que comprendí que Dios nos había bendecido con ellos y que, sobre todo, estos muchachos se esforzaban a diario por lograr conquistar y hacer bien las cosas que por lo general los demás seres humanos damos por sentado. Si en ellos triunfar en la vida era una lucha constante, en mi escribir era tan ligero como una pluma al aire. En ese momento me juré que escribiría por ellos, por su lucha constante, por su tenacidad y por su ejemplo. Cada una de mis palabras escritas es un homenaje a ellos, los verdaderos héroes de mi vida y de la espectacular familia que tengo.

¿Su pasión por la lectura fue por voluntad propia o influencia de sus padres?

Mi pasión por la lectura fue sin lugar a duda un regalo de mis padres. En el colegio no me gustaba para nada leer y ante mi reiterado bajo rendimiento académico, mi padre me obligo a leer dos libros. El primero de ellos fue “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Julio

Verne. Tardé una eternidad en leerlo y realmente no tuve la madurez para disfrutarlo. Luego me impuso leer el “Conde de Monte Cristo” de Alexandre Dumas. Tan solo tuvieron que pasar unas cuantas páginas y de repente me perdí como un adolescente enamorado en sus páginas. Ese día me cambió la vida y me enganché para siempre con la lectura. Hoy me acompaña en todas partes y es un reflejo de mi propia sombra.

Eres columnista en algunos periódicos nacionales ¿Cuáles son los temas que abordas en tus artículos?

Realmente no tengo temas específicos. Escribo sobre las cosas que me incomodan, que afectan las fibras de mi ser y que surgen en forma espontanea en mi cabeza. La mayoría de mis artículos de opinión van dirigidos a señalar situaciones locales o internacionales que me parecen injustas y desbalanceadas. Lo único que pretendo al escribir estos artículos es alzar la voz y ser un representante activo en la participación ciudadana que tanta falta hace en estos días.

¿Cuáles son los nombres de los autores que han dejado huella perpetua en su mundo literato?

Los seres humanos somos un cúmulo de experiencias y me he inspirado en todos y cada uno de los autores que he leído a lo largo de mi vida. Son muchos y muy diversos. Alexandre Dumas con el Conde de Montecristo. Gabriel García Márquez con Cien años de soledad y mi preferido, La Vida Es Sueño de Pedro Calderón de la Barca. Hay muchos otros, pero con eso tres me alcanzan para vivir dos vidas completas, de ida y de regreso.

En Madrid, España presentó su obra, No temeré mal alguno a la presentación únicamente llegó una persona de nombre Soledad. ¿Cuál fue su reacción en ese instante? ¿Qué tal estuvo el final de la presentación?

Fue una lección de vida. Hay un antes y un después de ese evento en mis aspiraciones literarias. A veces nos creemos nuestros propios cuentos y el ego es muy mal consejero. Llegué a Madrid con el pecho erguido, pensándome todo un triunfador y bajo una grandeza inexistente. Cuando vi que solo estaba Soledad, sentí un enorme vacío y quise por un segundo cancelar el evento. Luego la vi y me dije a mi mismo: “¿hubieras ido tú en Costa Rica a ver a un escritor español desconocido?” La respuesta era evidente, por supuesto que no, y a pesar de esto ella si lo había hecho, me albergó, me dio el beneficio de la duda y la oportunidad de ser escuchado.

Al final llegaron otras personas más, pero mi encuentro con Soledad fue algo mágico, surreal. Ella se llevó esa noche lo mejor de mi y me regaló una fuerte dosis de humildad que espero me alcance por el resto de mi vida.

No temeré mal alguno navega fuertemente entre el género negro y el policíaco. ¿Qué autores influenciaron en esta obra?

Estoy convencido de que “No temeré mal alguno” es un fiel reflejo de mi bagaje como escritor y que el resultado está ligado a mi propia evolución como escritor. He madurado con los años y ahora logro escribir con absoluta libertad y sin compromisos predeterminados. A pesar de ello, no puedo desconocer obras maestras coma la Milla Verde o Cadena Perpetua de Stephen King, El Silencio de los Inocentes de Thomas Harris y mi preferida, Las Dos Caras de la Verdad de William Diehl. Esos tres autores me dejaron una profunda huella de inspiración.

En No temeré mal alguno, resalta; el machismo, las afrentas familiares, el racismo, el pasado, la injusticia, la violencia, las drogas, entre otros temas relevantes. ¿Qué tal

fue el proceso para convertir en realidad este proyecto? ¿Qué tanto puso en acción su profesión en dicha obra?

La historia fue tomando vida propia por si sola a la vez que iba escribiendo. Esa es mi naturaleza como escritor. Lo único que tengo claro cuando inicio la travesía es como va a terminar el relato. El resto es una hoja en blanco que va tomando su vida propia conforme avanzo. No me gusta estructurar mis historias y encasillarlas en esquemas rígidos y predeterminados. Eso me quita la inspiración y la improvisación que forma parte esencial de mi manera de escribir. Escribo lo que siento sin importar el día, la hora o lo que lógicamente debió considerarse. Soy un escritor políticamente incorrecto.

Mi experiencia en el campo jurídico y los años que practique derecho en la ciudad de Nueva Orleans, fueron, sin lugar a duda, un elemento esencial en esta novela. Sin esa experiencia hubiese sido imposible lograr mi objetivo.

Esta novela fue inspirada en unos versículos bíblicos narrados en el Libro I de Reyes (3: 16-28). ¿Qué le inspiró este episodio?

En efecto, me inspiré en el famoso juicio del Rey Salomón. Tomé la historia bíblica, le agregué algunos giros inesperados y traté de ubicar en la modernidad del siglo en que vivimos. La crueldad con la que se presentan los personajes en ese episodio bíblico es único.

Por un lado, tienes a un Juez con el poder de partir a un niño recién nacido en dos y por el otro, a las dos madres exigiendo justicia divina. Es la forma perfecta de presentar el bien y el mal juntos, y de cómo la madre impostora hubiese preferido verlo muerto, mientras que la verdadera acepta perderlo con tal de salvarle su vida. No hay forma más poética y literaria de mostrar las dos caras de la naturaleza humana.

¿Por qué esta historia tiene de escenario principal Nueva Orleans EEUU?

De hecho y desde mi perspectiva, Nueva Orleans termina siendo un personaje más de la obra. No temeré mal alguno utiliza a Luisiana como un personaje más precisamente por ese abuso histórico. Es un lugar lleno de heridas profundas, familias destrozadas, odios que van más allá de varias generaciones. Esas cicatrices de una ciudad como Nueva Orleans se muestran como el lienzo perfecto para dibujar una historia de suspenso. La justicia e injusticia de una ciudad como Luisiana es tan relativa como la justicia o injusticia de la propia novela. Una mezcla perfecta entre lugar y relato.

¿Cómo es su forma de escribir, tienes una estructura diseñada antes de escribir o todo fluye durante estás frente al monitor?

Tengo una forma muy particular de escribir, sin estructuras forzadas ni preconcebidas. Cada uno de los personajes que voy creando son el resultado de la propia necesidad de la narrativa y los voy introduciendo para que cada uno de ellos pueda revelar algún tema de la historia sin que se hayan contaminado con las percepciones de otros personajes. De hecho, hasta las locaciones terminan siendo un personaje más. De esta forma puedo contar mi historia desde muchas perspectivas y darle más amplitud y vida a cada uno de ellos.

¿Cuáles son los temas relevantes en su obra “En cuestión de segundos”?

La infidelidad, la mentira, el odioso machismo latinoamericano y la forma en que la sociedad construye hombres capaces de hacer cosas impensables sin siquiera medir las consecuentes. Es una historia de amor perfecta que se desmorona por un error gigantesco que se materializó en tan solo un instante.

¿Cuál es el mensaje central de esta novela? ¿Háblame un poco de su contenido? Tengo entendido que fue inspirada en la vida real.

El mensaje central es que podemos pasar toda una vida llena de actos virtuosos o correctos, y que, con tan solo unos segundos de inequidad, todo ese esfuerzo termina junto a los escombros de un basurero. La vida es de instantes muy cortos. Los seres humanos no lo percibimos, pero nuestro destino está generalmente definido por decisiones que tomamos en una fracción de segundos.

La novela es la historia de un hombre que nunca le ha sido infiel a su mujer y en una noche pasada de tragos termina engañándola. Traté de dividir la obra en dos enfoques; en la primera mitad se muestra el machismo en su cruda realidad y en la segunda parte destruyo cada uno de los conceptos irracionales que los hombres creemos tener por encima de las mujeres.

Hace muchos años tuve a un socio que pasó por una situación similar, se fue de juerga con sus amigotes, le fue infiel a su mujer y a la mañana siguiente se sentó junto a ella y arrepentido le contó lo sucedido. Un mes después estaban divorciados. Fue entonces que pensé: ¿Y si nunca le hubiera contado? De ahí me nació la inspiración para escribir la trama. Al final de cuentas la pregunta no tiene importancia ya que entre cielo y tierra nada se esconde, y en algún momento, por alguna circunstancia, la verdad siempre sale a relucir.

¿Por qué se titula “en cuestión de segundos”?

Porque eso es lo que nos toma a los seres humanos arruinar las cosas más hermosas y extraordinaria que hemos logrado cosechar a través de nuestras vidas.

¿Cuándo, dónde y a que hora se presentará su reciente novela No temeré mal alguno?

Se presentará el próximo martes 11 de febrero en la Librería Internacional del Centro Comercial de Multiplaza en Escazú, San José Costa Rica. El lanzamiento está programado para las 6:30 p.m.

¿Qué le dices a tus lectores desconocidos y conocidos?

Quiero que sepan que obtendrán lo mejor de mi. Es un mosaico de percepciones perversas en donde se narra la vida en su forma más cruda posible y sin compromiso alguno. Una novela pura y fiel, trágica, visceral y con un ritmo que te llevará al máximo de tus límites.

Un libro que lo tiene todo. He dado lo mejor de mi en el proceso y pienso que es mi mejor obra hasta ahora. Como en todas las obras de este género, le prometo al lector que los tendré engañados una y otra vez. Cuando piensen que algo es cierto, pronto entenderán que no es más que una vil mentira y cuando piensen que algo es mentira, titubearan si podría haber sido ser verdad. Es una novela que huye de lo políticamente correcto sin buscar contentar a nadie. Un verdadero rompecabezas de suspenso y juegos mortales.

Síntesis biográfica

Abraham Stern Feterman (San José, Costa Rica, 1967) es abogado, escritor y columnista de diversos artículos de opinión. A los cuarenta y ocho años se da a conocer con su primera obra literaria titulada En cuestión de segundos (Megustaescribir, 2015) y en su segunda novela nos entrega una nueva historia de suspenso policial titulada No temeré mal alguno (Círculo Rojo, España, 2019). Además, ha destacado por sus artículos de opinión

que publica en los periódicos La Nación, La República y CRHOY de Costa Rica y en foros internacionales.

Su infancia transcurre en dos de las principales ciudades de Costa Rica: San José y Alajuela, y allí entra en contacto con la renovación urbana de la ciudad capital. A sus dieciocho años viaja a Israel en donde se expone por primera vez al posmodernismo que se vive en esa época a largo de Europa. Estudia Derecho en Costa Rica y Estados Unidos de Norteamérica (Nueva Orleans, Luisiana) e inicia una larga carrera profesional enfocada en Derecho Comercial y Marítimo. Durante los cuatro años que vivió en los Estados Unidos forma parte activa de la comunidad latinoamericana desempeñando funciones de honores en el consulado de Costa Rica en la ciudad de Nueva Orleans y como Tesorero para la Cámara de Comercio Hispana del Golfo de Luisiana.

Su vida académica se resume en el título de Maestría en Derecho Marítimo que obtiene de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans y como profesor en la Universidad de Costa Rica y en la Universidad de La Salle, en donde ha impartido diferentes cursos. Sus libros pueden encontrarse en librería internacional de Costa Rica y también en la plataforma de Amazon.

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