Roberto Desachy Severino
Con una contundencia que caía en la osadía periodística, el último fin de semana del 2019 Fernando Manzanilla Prieto se enteró de que, supuestamente, el pasado 5 de enero dejaría de ser el secretario de Gobernación estatal.
No fue novedoso para él –ni para nadie-que al interior de la administración se soltara esa especulación, que en esta ocasión parecía llevar más sustento por el mensaje de que Carlos Meza Viveros sería su sustituto…presuntamente.
Manzanilla Prieto ha sido “echado” del gabinete del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta desde antes de que iniciara la actual gestión, pese a que 15 días después de ganar la elección el propio mandatario adelantó que el diputado federal con licencia se mantendría en el cargo…y así sigue: Fernando Manzanilla seguirá en la Secretaría de Gobierno y Carlos Urbina a Infraestructura: Miguel Barbosa
Al interior del equipo manzanillista se tiene claro que el ÚNICO que manda en el gabinete es Miguel Barbosa Huerta y que él tiene la facultad legal, legal y política de nombrar, quitar y/o remover a sus colaboradores. En junio pasado, en la elección extraordinaria por la gubernatura, el ganador fue Miguel Barbosa Huerta…nadie más: Ni Gabriel Biestro, David Méndez, etc.
LOS RETOS: EVITAR CUALQUIER CONFRONTACIÓN CON EL MANDATARIO Y MANTENERSE VIGENTE PARA EL 2021
Dentro o fuera del gabinete estatal, los retos principales para Fernando Manzanilla son evitar cualquier confrontación con el mandatario y mantenerse vigente para los comicios concurrentes intermedios del 2021, cuando el titular de la SG podría contender por la alcaldía de Puebla con las siglas de Morena o, incluso, las del PAN o de alguna alianza de partidos, si la coyuntura se le presenta.
Un eventual regreso a su curul en San Lázaro le daría la posibilidad no solamente de seguir activo en el entorno político poblano, sino también de reforzar sus relaciones con personajes del gobierno federal, Morena, PAN, etc. Pero lo que él y su equipo deben evitar a toda costa –y lo saben- es volver a enfrentarse con el gobernador, como ocurrió con Rafael Moreno Valle.
Por cierto, cuentan las malas, muy malas lenguas que el rompimiento entre Fernando Manzanilla y Rafael Moreno Valle fue tajante, después de que el primero llamará “güera de rancho” a Martha Erika Alonso Hidalgo. Sea cierta o no esta versión, la animadversión entre ambos era más que clara: Manzanilla a favor de una eventual anulación de la elección
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