Archivos de Epstein: la primera gran derrota de Trump 2.0 en el Congreso

UNIVISION NOTICIAS

El control de Trump del Partido Republicano se rompió temporalmente este martes. La oposición que el presidente tuvo hasta hace unos días no impidió el voto casi unánime del Congreso a favor de una ley que exige publicar los archivos de Jeffrey Epstein, una exigencia que hacen muchos de la base MAGA.

Tras nueve meses marcando la pauta política en Washington con el avasallamiento casi total del Partido Republicano, es notable que la primera gran derrota del segundo mandato de Donald Trump en el Congreso se la propinara un representante republicano, que no es parte de la cúpula del partido y que viene de un estado de relativa importancia: Thomas Massie, de Kentucky.

La terca insistencia de Massie hizo al final que, el presidente primero, y luego los republicanos en el Congreso, dieran un giro de 180 grados para votar una propuesta que fuerza al Departamento de Justicia a publicar los archivos del caso de Jeffrey Epstein.

“Se cansó de que yo ganara. Quería unirse”, es la explicación que dio Massie a CNN sobre el cambio de parecer de Trump. Desde julio patrocinó el proyecto junto al representante demócrata Ro Khanna usando una maniobra parlamentaria para sortear el control del liderazgo y presentar la ley al pleno. La iniciativa no parecía tener probabilidades de éxito, especialmente porque Trump instó a sus seguidores a desestimar el asunto como un “engaño”.

“Podrían haber hecho esto hace cuatro meses, y en vez de eso, nos pusieron trabas en todo momento. Ahora quieren estar de nuestro lado, aceptaremos su apoyo, pero, ya saben, sospechamos un poco de este giro repentino de los acontecimientos”, dijo Massie.

Efectivamente, más de cuatro meses de obstáculos, objeciones, invitaciones a pasar la página, regaños y hasta amenazas terminaron en menos de 6 horas del martes 18 de noviembre en dos votaciones que se resolvieron casi por unanimidad, si no fuera por Claude Higgins, el solitario republicano de la Cámara de Representantes que votó en contra.

La perspectiva de una rebelión republicana hizo reaccionar al presidente y los suyos. Para cuando Trump depuso sus objeciones, se especulaba que unos 100 representantes de su partido se unirían a la propuesta de Massie-Khanna, algo que habría dejado mal parado a Trump y cuestionado su ascendencia sobre el GOP.

El presidente cambió el discurso luego de que la representante por Arizona, Adelita Grijalva, se juramentara tras semanas en el limbo mientras se desarrollaba el cierre del gobierno, según ella, porque Johnson buscaba postergar lo más posible que sumara su firma a la solicitud de Massie, con la que se llegaba al número 218 de representantes necesario para forzar la votación en el pleno de la Cámara Baja.

El caso Epstein, el ‘Frankenstein’ de Trump

Por meses, el caso Epstein ha sido una narrativa que Trump no ha podido cambiar. Ha sido el punto en el que le falló el ejercicio avasallante del poder que ha caracterizado su segunda presidencia, en la que se ha impuesto sobre el partido, anulando a través de ellos la capacidad del Congreso para regular a la Casa Blanca.

Pero puede decirse que el caso es un monstruo de su propia creación. Se gestó durante la campaña presidencial para las elecciones de 2024, promovido por algunas personas afiliadas al mandatario, como el actual director del FBI, Kash Patel, y su segundo, Dan Bongino, notables voces en los medios de comunicación conservadores.

Patel, Bongino y otros habían promovido teorías conspirativas que aseguran que la información sobre el caso de Epstein no había sido presentada del todo porque había personas con influencia involucradas, cercanas a lo que llaman el ‘Estado profundo’, que no querían que se diera a conocer..

Y así, Epstein se convirtió en un tema para el movimiento MAGA (Make America Great Again), presente a lo largo de la campaña presidencial.

En junio de 2024, durante una entrevista con Fox News, se le preguntó a Trump si desclasificaría varios archivos, incluidos los de los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King Jr., y los de Epstein.

“Sí, sí, lo haría”, respondió cuando Rachel Campos-Duffy, le hizo la pregunta, algo que fue rápidamente promovido por las redes de la campaña del entonces candidato republicano.

MAGA condena la “capitulación” de Trump

Muchos de los que votaron por Trump creen que Epstein tenía una lista de contactos de políticos poderosos que sabían de sus crímenes sexuales con menores o que participaron de ellos. Muchos de ellos dudan sobre las circunstancias de la muerte del pedófilo en su celda de Nueva York en 2019, que fue calificada como suicidio.

Por eso, con la llegada de Trump a la Casa Blanca, y con él Patel y Bongino al FBI, muchos de los acólitos de la esfera MAGA esperaban que las “evidencias” salieran rápidamente a la luz y los implicados fueran castigados (o al menos avergonzados ante la opinión pública).

Pero el 7 de julio, tras haber asegurado que el “reporte” estaba sobre su escritorio listo para su liberación, la fiscal general Pam Bondi y Patel anunciaron en sendos comunicados del Departamento de Justicia y el FBI que no había ninguna nueva información relevante sobre los crímenes de Epstein.

Los seguidores de Trump lo entendieron como la capitulación ante el establishment y una traición a la búsqueda de transparencia que prometieron.

Figuras importantes del movimiento, como el presentador Tucker Carlson o la representante Marjorie Taylor Greene, cuestionaron la decisión del gobierno .

Las maniobras que hizo Trump

El cambio de parecer del presidente, que convenció automáticamente a casi toda la bancada republicana sobre la conveniencia de mostrarse transparentes ante la ciudadanía, fue precedido de algunas maniobras con las que Trump intentó cambiar la conversación política dominada por el tema Epstein.

Al día siguiente del comunicado del DOJ y el FBI, en una reunión de gabinete, Trump quiso pasar la página de Epstein.

“¿Todavía hablan de Jeffrey Epstein? (…) Se ha hablado de este tipo durante años. (…) Tenemos de todo. ¿Y la gente sigue hablando de este tipo, de este repugnante? Es increíble”, dijo el mandatario.

El presidente siguió intentando el recurso del regaño a los suyos, cuando, a mediados del mes, defendió a Bondi en una publicación en redes sociales, diciéndole a sus seguidores que deberían centrarse en otros asuntos.

La polémica no se disipaba y Trump decía “no entender” la fijación de la gente en el tema (el mismo que su campaña y tantos promotores conservadores alimentaron).

“Es un tema bastante aburrido. Es sórdido, pero aburrido, y no entiendo por qué continúa. Creo que solo gente realmente mala, incluyendo a quienes difunden noticias falsas, quiere mantener vivo algo así”, afirmó Trump.

Trump culpa a los demócratas del “engaño Epstein”
En la última etapa de su infructuoso intento por matar el tema, Trump recurrió a la estrategia de culpar del caso y la “obsesión” por Epstein, sin fundamentos ni pruebas, a los demócratas y a quienes llamó “antiguos” partidarios suyos (posiblemente en referencia a Greene, Carlson o Massei).

“¡Que estos pusilánimes sigan adelante y hagan el trabajo sucio de los demócratas! ¡Ni se les ocurra hablar de nuestro increíble e inédito éxito, porque ya no quiero su apoyo!”, escribió Trump.

La semana pasada, los demócratas del Congreso publicaron tres mails sacados de la documentación que entregaron los responsables de los negocios de Epstein en los que este parece indicar que Trump sabía de sus actividades criminales con mujeres menores de edad, además de que el financista pedófilo tenía un interés en su examigo.

Los republicanos reaccionaron poco después publicando miles de páginas de comunicaciones del exfinanciero.

En una reacción que buscaba desviar el foco hacia sus rivales políticos, el presidente pidió, y el DOJ acató, que se investigara a demócratas que aparecen en documentos del caso, como el expresidente Bill Clinton o el influyente asesor demócrata Larry Summers.

De Marjorie Taylor Greene a la vuelta en ‘U’

En el pulso de Trump con su propia base MAGA, una de las principales deserciones ha sido la de la representante de Georgia, Marjorie Taylor Greene. Pero no solo por el caso Epstein, sino por otros temas que ella considera que no están dentro de la filosofía de ‘America first’, como el apoyo incondicional que da EEUU a Israel.

El pasado sábado, Trump cortó con Greene, a quien llamó “Marjorie ‘Traidora’ Greene”, y anunció que apoyaría a un rival en las primarias.

Al día siguiente, cuando era claro que decenas de republicanos iban a votar a favor de la iniciativa de Massei y Khanna, dio el sorpresivo movimiento para esquivar la humillante rebelión de su propio partido.

El proyecto de ley aprobado obliga a la divulgación, en un plazo de 30 días, de todos los archivos y comunicaciones relacionados con Epstein. Podrá censurarse información sobre víctimas o investigaciones en curso, pero no la que sea comprometedora por motivos de “vergüenza, daño a la reputación o sensibilidad política, incluyendo la relativa a cualquier funcionario gubernamental, figura pública o dignatario extranjero”.

La expectativa es ver cómo va a cumplir el DOJ con lo que se le pide, si presentarán toda la documentación o aprovecharán las investigaciones anunciadas a Bill Clinton, Larry Summers y otros demócratas para negarse a hacerlo en el tiempo especificado o qué tantas tachaduras puedan tener cuando se den a conocer.

Ya Massie dijo que actuaría si se intenta impedir la divulgación del expediente y que podría leer en el pleno de la cámara los nombres de los presuntos socios del acusado de tráfico sexual.

Eso, advirtió, ocurriría: “Si nos topamos con un muro, pero, hasta ahora, hemos atravesado los muros, superándolos, y lo estamos logrando”.

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