Los Robots Humanos

Por el Mtro. Salvador Echeagaray, Académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)

Mucho se habla sobre la inteligencia artificial, que si va a desplazar al ser humano, que si los robots van a hacer y ser lo cotidiano, que si nos quitarán los puestos de trabajo. ¡Ya hay robots que hacen complicadas intervenciones quirúrgicas! Y robots que son CEO de grandes empresas, como la guapa robot Mika, quien según noticias internacionales “firmó” un contrato con una empresa colombiana llamada Dictador, con sede en Polonia, dedicada al ron y al café.

Ahora que aquí en México hay una iniciativa para trabajar menos horas, Mika afirma que “no pedirá vacaciones ni aumento de salario”. Cabe aclarar que tampoco irá a tomar cafecito, al baño o echarse un cigarrito a escondidas.

Incluso algunos robots “han afirmado” que pueden gobernar mejor al mundo que los políticos, pues pueden tomar mejores decisiones, sin prejuicios, sino basadas en datos duros.

¡Los robots, los robots, los robots! Los robots van a ayudarnos, pero si no se toman medidas preventivas también podríamos lamentarnos.

Lo que realmente nos preocupa, al menos a corto plazo, es que nos hemos convertido en robots de alguna manera.

Cheque usted cuánta gente robot va por la calle. Va por la calle con el convertidor portátil de robots, el smartphone; van absortos, mentalmente anestesiados. Súbase usted a una ruta de transporte público y verá lo mismo: autómatas. En la escuela, ¡hasta en las reuniones sociales!, igual. Millones de personas abandonan su naturaleza humana para transformarse en Homo arteficium, robots humanos. Estos, sin duda, serán más fácilmente rechazados por las máquinas antropomorfas llamadas robots.

¿Cuáles son algunas características del humano robotizado?

1. Actúa como autómata. Parece no tener pensamientos propios, lo absorben las redes sociales.
2. Sin iniciativa. Deja de pensar por sí mismo, no tiene criterio
y deja de usar su inteligencia y voluntad.
3. Poco productivo. En México se dedican casi dos horas diarias a las redes sociales, tiempo que debería utilizarse en actividades productivas.
4. Disminución del sentido ético y moral. La violencia, superficialidad y pornografía que se exhibe en internet debilita el sistema de valores y deja de servir al bien común.

Sin embargo, una buena noticia es que el robot programado por un ser humano nunca podrá desplazar a su creador. El reto es que el ser humano no sea una máquina más o, un robot más.

El autor es Director del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).

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