CGTN: “Nuevos enfoques”: cómo China reforzó sus tratamientos contra la COVID-19

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China ha trabajado a contrarreloj para desarrollar medicamentos contra la COVID-19 y fomentar al mismo tiempo la vacunación, esto con la finalidad de salvar vidas por un lado y ofrecer protección a gran escala por el otro.

Si bien las estrictas medidas de contención de la COVID-19 de los últimos tres años ayudaron a China a eludir variantes más mortíferas que Omicron y evitaron muchas muertes, el desarrollo de tratamientos eficaces contra la COVID-19 también amplía la protección a las personas con alto riesgo de exposición o con enfermedades subyacentes.

Desde el inicio de la pandemia, China ha tomado la iniciativa en el desarrollo de medicamentos contra la COVID-19 a partir de tres planteamientos principales. Las tres estrategias consisten en inhibir la maquinaria de replicación del virus, bloquear su entrada en la célula diana y regular la respuesta hiperactiva del sistema inmunitario humano.

El 8 de diciembre de 2021, el ente regulador de medicamentos del país aprobó para uso de emergencia el primer medicamento con anticuerpos para la COVID-19 de China, una terapia combinada de los anticuerpos monoclonales amubarvimab y romlusevimab.

El tratamiento se aplica mediante inyección intravenosa y, según ensayos clínicos aleatorios realizados en muchos países, es un 80% eficaz en cuanto a la reducción hospitalizaciones y muertes entre los grupos de alto riesgo se refiere.

Los anticuerpos empleados en el tratamiento también han demostrado ser ampliamente neutralizantes, pudiendo dirigirse a diferentes localizaciones del virus, según Zhang Linqi, jefe de científicos involucrados en el tratamiento y también profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tsinghua.

“Los medicamentos con anticuerpos y las vacunas se complementan entre sí, y cada cual tiene su papel en la prevención y el tratamiento de enfermedades”, comentó Zhang en una entrevista que sostuvo con el portal informativo chino The Paper en diciembre de 2021.

Además de esta terapia combinada, China ha avanzado en el desarrollo de medicamentos contra la COVID-19 en los últimos tres años, siendo el más reciente F61, un medicamento con anticuerpos monoclonales de pulverización nasal.

F61, desarrollado por Sinopharm —la empresa farmacéutica encargada de producir las vacunas inactivadas del país contra la COVID-19—, obtuvo la aprobación para su ensayo clínico el 28 de noviembre. También es un anticuerpo neutralizante de amplio espectro con una respuesta altamente activa contra las variantes de Omicron.

Según la empresa, la pulverización nasal permite al medicamento actuar directamente sobre el tracto respiratorio superior nasofaríngeo, formando una membrana protectora en la mucosa nasal.

Junto con el desarrollo y la producción de otros medicamentos contra la COVID-19, ayuda a reducir la gravedad de los síntomas y a prevenir la hospitalización y la muerte de las personas que contraen la infección.

Sin embargo, según afirma un experto del Centro Chino de Prevención y Control de Enfermedades (CDC), la vacunación es la manera más eficaz de evitar que el virus mute.

En una entrevista con China Media Group en abril de 2021, Wang Huaqing, jefe de científicos del CDC para el Plan de Inmunización, afirmó que China necesita inocular al menos 1,000 millones de personas para desarrollar una protección inmunitaria.

Según la Comisión Nacional de Salud, para el 7 de diciembre de 2022 se habían administrado alrededor de 3,450 millones de vacunas, y para el 28 de noviembre ya había más de 228 millones de personas mayores de 60 años completamente inoculadas, lo que representa más del 86% de la población total de ese grupo de edad.

Es decir, más del 90% de las personas en China han recibido la inoculación completa de vacunas contra la COVID-19, incluida una inyección de refuerzo.

China está desplegando ahora una campaña para la segunda dosis de refuerzo, sobre todo entre los ancianos.

Gracias a los continuos avances en el desarrollo de vacunas, China ahora dispone de vacunas contra la COVID-19 que pueden administrarse a las personas mediante inyección, inhalación y pulverización nasal.

Asimismo, está acelerando el desarrollo de sus vacunas de ARN mensajero, una de las cuales se aprobó en septiembre para emergencia en Indonesia.

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