Staff/Rossi
En el Día Mundial del Agua, el investigador Ernesto Mangas reflexiona sobre la problemática y soluciones para garantizar el abasto de este recurso
La pérdida de cobertura vegetal provoca la falta de lluvias y la contaminación de ríos y lagos hace poco utilizable el agua potable, lo cual deriva en enfermedades asociadas a este recurso, estas son algunas de las problemáticas que enfrenta la población mundial por un recurso natural cada vez más escaso: el agua.
Para dar cuenta de ello, el investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas, Ernesto Mangas Ramírez, refirió que durante la década de los 50 del siglo XX, en México había 18 mil metros cúbicos de agua por habitante por año; para 2015 esta proporción se redujo a 3 mil 692 metros cúbicos. Por otra parte, cerca del 30 por ciento de los cuerpos acuáticos del país presentan de moderado a elevado grado de contaminación, lo que ocasiona enfermedades gastrointestinales: cerca de 10 millones de casos en menores de cinco años durante la última década. Chiapas, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala son los principales estados con este problema de salud.
Por si fuera poco, hay desabasto en los acuíferos mexicanos. En 1975 existían 13 acuíferos sobreexplotados; es decir, se les extrae más agua de la recargada por efectos de la lluvia. Para 2015, la cifra se incrementó nueve veces, indicó el integrante del Cuerpo Académico Ecología y Toxicología Acuática. En Puebla sólo hay dos acuíferos sin sobreexplotar: uno cercano a la ciudad de Puebla y otro en la Sierra Negra. El primero baja un metro cada año por sobreexplotación.
En el Día Mundial del Agua, este 22 de marzo, el investigador consideró que de continuar esta tendencia “tendremos mayores problemas en 8 o 10 años debido al crecimiento demográfico, ya que al ser la cuarta ciudad más grande del país y con una mayor tasa de crecimiento se requiere cada vez más agua”.
En su opinión, las soluciones más factibles para garantizar el abastecimiento de agua, tanto en Puebla como en el país, son captar agua pluvial para recargar mantos freáticos, reforestar para atraer la lluvia y tecnificar el campo para evitar la evaporación del recurso en cuestión y su infiltración antes de llegar a la zona de cultivo.
“Estamos en un momento crucial para definir el rumbo para rescatar los acuíferos, lo cual sería histórico a nivel mundial. La combinación de estas alternativas dará como resultado el ahorro y rescate de los acuíferos”.
Se necesita más agua de la disponible en la naturaleza
Ernesto Mangas Ramírez, doctor en Ciencias del Mar y Limnología por la UNAM, explicó que cerca de 99 por ciento del agua del planeta es salada y el resto dulce. De ese ínfimo porcentaje, tres cuartas partes se encuentran en los glaciares de las cordilleras y polos del planeta y una cuarta parte en el subsuelo. Con el paso de los años, el porcentaje de agua potable disminuye por diversas razones, como la contaminación de los cuerpos de agua y la alta tasa de deforestación, esta última origina un notorio efecto de desertificación a nivel mundial.
Otro factor es el incremento de temperaturas, entre 2.5 y 3 grados en los últimos 10 años en el país, lo cual ocasiona la pérdida de glaciares. “Las reservas congeladas de agua potable disponibles en los glaciares disminuyen porque se derriten y mezclan con el mar. Si sigue en aumento la temperatura dejará de llover y las estaciones climáticas serán más extremas”.
A esta situación se suma el crecimiento poblacional y de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, para 2030 se requerirá un tercio más de agua para el mundo. En octubre de 2011 se estimaba que la población mundial era de 7 mil millones de personas. La proyección para 2030 son 8 mil 500 millones, 9 mil 700 millones para 2050 y 11 mil 200 millones para 2100.
Alternativas más allá de descontaminar
Ante la necesidad de hacer más disponible este recurso natural, el coordinador del Laboratorio de Ecología y Restauración de Sistemas Acuáticos comentó que limpiar el agua contaminada no es 100 por ciento viable porque resulta costoso y poco confiable. Una alternativa utilizada en Francia es convertir agua marina en potable, pero es un proceso lento y la cantidad obtenida es baja.
Para el caso de México, el doctor Ernesto Mangas propone tecnificar los cultivos. “Cerca del 98 por ciento de los cultivos se riegan de manera tradicional, generando canales donde el agua se evapora o se infiltra antes de llegar directamente a la zona de cultivo. Si nosotros tecnificáramos el riego por aspersión o goteo podríamos ahorrar entre un 75 y 90 por ciento de agua usada para irrigación”.
Asimismo, por ejemplo, en las áreas de cultivo del municipio de Tecamachalco, Puebla, se podrían colocar barras rompeviento con árboles, para permitir que el agua esté más tiempo en el suelo por el efecto sombra generada.
Otra solución es la captación de agua pluvial. “Si cosechamos agua de lluvia, en seis o siete meses usaríamos la red municipal al mínimo, lo cual permitiría la recarga de los acuíferos”.
El investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas también insistió en la importancia de reforestar por la pérdida de cobertura vegetal, ya que los bosques atraen la lluvia. Casi todos los bosques del centro del estado ya no existen, sólo en algunas zonas en La Malinche y la Sierra Nevada.
Un estimado de 23 países experimentan estrés hídrico por encima del 70 por ciento, de acuerdo con la ONU. Oriente Medio y África del Norte son las regiones más afectadas. Para revertir esta situación en México, la combinación de las anteriores soluciones dará como resultado el ahorro y rescate de los acuíferos en el país, puntualizó el investigador de la BUAP.
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