Hipólito Contreras
México es uno de los países donde de forma ancestral se cultivó el cacao e incluso fue utilizado como moneda por los aztecas, donde tuvo relevancia económica y cultural. Sin embargo, hoy en día su superficie y producción se ha reducido al grado de que las industrias del chocolate, la de confitería y la cosmética, que lo usan como insumo, importan 80 por ciento de su demanda.
Alfonso Azpeitia, investigador del Inifap, afirmó que la biodiversidad de esta especie en el sureste mexicano permite obtener desde cacaos nativos o autóctonos hasta híbridos o clones de alta productividad, con semillas con tonos color crema, violetas y moradas y con sabores a frutos fresco o secos, nueces, dulce, caramelo de malta, miel y aromas florales, con estas características México puede ofertar “chocolates inéditos” y de alto valor, pero requiere de una estrategia integral y de largo plazo.
El investigador del Inifap desarrolla híbridos de buen rendimiento, tolerantes a enfermedades y con excelentes cualidades organolépticas (sabor, aroma, color y textura) que demanda la industria tradicional y los mercados gourmet.
Considera que la presencia de enfermedades que afectaron la planta, el minifundio y la ausencia de una política integral para el desarrollo del cultivo y de la agroindustria del chocolate, llevó a que la producción haya disminuido en los últimos doce años y hoy es de apenas 25 mil 230 toneladas, cuando la demanda industrial es de 130 mil 450 toneladas, por lo que existe un déficit de 105 mil 460.
México se ubica en el treceavo lugar en producción mundial de cacao. Su superficie del cultivo se estima en cerca de 60 mil hectáreas, de las cuales Tabasco concentra 40 mil, aporta más de 18 mil toneladas, Chiapas, tiene 17 mil 816 hectáreas que producen 6 mil toneladas.
El cultivo se extiende en áreas de Guerrero, Oaxaca, Nayarit, Michoacán, Puebla e Hidalgo; es el trópico húmedo donde están las condiciones idóneas para su desarrollo.
Desde hace treinta años los investigadores han desarrollado híbridos con un potencial de rendimiento arriba de tres toneladas por hectárea, cuando la media es de 450 kilos y con resistencia a la moniliasis, hongo que daña las plantaciones, hasta del 95 por ciento.
Para desarrollar las plantaciones de cacao e impulsar el proceso de transformación de cacao en chocolate por parte de los pequeños productores, los investigadores presentaron a la Financiera Rural un proyecto que requieren una inversión de 3 mil millones de pesos en ocho años.
El planteamiento es establecer bancos de yemas en 300 hectáreas, lo que permitirá sembrar 10 clones diferentes de alto rendimiento y buena calidad organoléptica. Estás 300 has servirán de base para multiplicar el material para tener plantaciones homogéneas y competir en calidad.
El objetivo es instalar biofábricas para la multiplicación de genotipos y dar capacitación a productores bajo el modelo de escuelas de campo y enseñarles a transformar su grano a barra de chocolate de calidad.
“Si de los 45 mil productores de cacao que hay en el país incorporamos a 10 mil a la transformación del mismo, esto tendría un gran impacto socioeconómico, sobre todo en mejorar su ingreso y establecer nuevas fuentes de empleo para el campo, afirmó el investigador del Inifap.
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