Staff/Rosi
El ITESO, en conjunto con el Ayuntamiento de Bahía de Banderas y la Fundación Tecnológica Azteca, desarrolló un biocida y un fertilizante a partir del quitosán que serán aplicados en cultivos de sandía, frijol y maíz con la finalidad de desincentivar el uso de agroquímicos.
Para nadie es un secreto que la principal fuente de ingresos en Puerto Vallarta y los municipios aledaños es el turismo. Pero no es la única, la región también se distingue por su producción agropecuaria. Prueba de ello es que ante el desplome de los ingresos a causa del confinamiento por el Covid-19 los habitantes de la zona voltearon de nueva a cuenta a ver al campo. Esta situación evidenció otros problemas, ciertamente viejos, como el uso de agroquímicos para los cultivos y lo que ocurre con los botes que los contienen cuando es momento de tirarlos. Sin embargo gracias al trabajo conjunto entre el ITESO y la autoridad municipal, las cosas están cambiando en Bahía de Banderas.
En agosto del año pasado la universidad, desde el Centro de Innovación Social de Alto Impacto (CISAI), y el municipio costero firmaron un convenio de colaboración en el que también participa la Fundación Tecnológica Azteca. Dicho acuerdo tiene por objetivo desarrollar un modelo de economía circular e inclusiva en la zona de Bahía de Banderas y el primer paso consistió, explica Alejandro Garza, líder técnico del proyecto, en realizar una serie de estudios y diagnósticos.
Como parte de los resultados, cuenta el académico del CISAI, “encontramos un problema: hay un centro de acopio de agroplásticos, que son los botes que contienen los agroquímicos, y nos dimos cuenta que en algunos lugares hay personas utilizándolos para otros fines, a pesar de que son altamente tóxicos”.
Producto de este descubrimiento, y atendiendo al objetivo principal de generar modelos de economía circular, se comenzó a buscar alternativas. A partir de las investigaciones se empezó el desarrollo de un biocida y un fertilizante derivados del quitosán, o cabezas de camarón, en cuya creación se contó con apoyo de la empresa Chapaan Occidente.
“Además diseñamos un empaque totalmente biodegradable y sin toxicidad para combatir la situación que vimos en el centro de acopio”, añade.
Aunque los trabajos se realizaron de agosto de 2019 a enero de 2020, la aplicación del biocida y el fertilizante tuvo que esperar a estas fechas, ya que apenas ha comenzado la temporada de siembra. Los productos serán aplicados en cultivos de sandía, frijol y maíz.
“Buscamos desincentivar el uso de agroquímicos y también queremos atender los centros de acopio, que son sumamente contaminantes. En algunos lugares incluso queman los desechos, lo que eleva la contaminación en 400 y 500 por ciento. Con este proyecto estamos atendiendo varios puntos: el foco de contaminación, mejorar la calidad de la agricultura y fortalecer la economía en un sector diferente al turismo”, explica Garza.
El proyecto requirió una inversión de un millón 500 mil pesos, que fueron aportados a partes iguales por el ITESO, el gobierno municipal de Bahía de Banderas y la Fundación Tecnológica Azteca. La expectativa está puesta en que una vez que se realice la cosecha, los productos igualen los resultados que se hubieran obtenido usando los productos agroquímicos.
“Si sale igual, en cuanto a cantidad, tamaño, control de plagas, etcétera, ya es ganancia, porque entonces podemos sustituir los agroquímicos con este producto”, concluye Garza, quien agrega que ya están trabajando en otro proyecto relacionado con el agua.
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