Universitat Oberta de Catalunya
Con más de 4.000 feminicidios reportados en América Latina en 2021, los medios de comunicación enfrentan un desafío: informar responsablemente sobre la violencia de género. Un estudio reciente analiza la cobertura de estos casos y revela importantes fallos éticos en el tratamiento mediático
Según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2021, al menos 4.473 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 29 países y territorios de la región. Esto representa al menos 12 muertes violentas de mujeres por razón de género cada día en Latinoamérica.
En un mundo donde la información fluye constantemente gracias a los avances tecnológicos, los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la lucha contra la violencia de género. La forma en que los medios cubren estos casos puede influir significativamente en la percepción pública y en la respuesta social a este problema. Sin embargo, la cobertura de estos casos plantea importantes preguntas sobre la ética y la responsabilidad de los periodistas y las organizaciones mediáticas.
Ante esto, Fabiana Sánchez Di Natale, alumni peruana del máster universitario de Periodismo y Comunicación Digital: Datos y Nuevas Narrativas de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), centró su trabajo final de máster en el manejo que dan los medios de comunicación a este tipo de situaciones. De mujer víctima a mujer criticada. ¿Cómo manejaron algunos medios el caso de Gabriela Sevilla? es el título de este trabajo que tuvo como objetivo principal mostrar cuál fue el papel de la prensa peruana en el caso de Gabriela Sevilla, una mujer de quien en una noche se conoció su desaparición mientras se dirigía a la clínica para tener a su bebé, y la cual al día siguiente apareció sin la criatura, pero con una acusación por parte de las autoridades sobre un supuesto engaño acerca de su embarazo.
El análisis se centró en la cobertura de tres medios de comunicación del Perú, uno impreso, un medio digital y un medio radial, que informaron entre el 20 y el 24 de octubre de 2022 sobre el caso de Gabriela Sevilla, una situación que movilizó a todo un país debido a las alertas de desaparición forzada, trata de mujeres, venta de órganos, entre otras cuestiones.
Las conclusiones
El análisis demostró que muchas veces lo que más importa es el alcance de una publicación o una nota periodística, antes que la defensa de los derechos de una persona; de ahí parte que el cubrimiento se enfoque hacia la burla, la política o la crítica. “Lo sucedido con Gabriela Sevilla pudo ser una oportunidad para hablar de problemas como la salud mental en el país, con especialistas en la materia, y para exponer casos de desapariciones de mujeres, pero se prefirió abordarlo por la vida privada y el morbo”, indica Fabiana.
Cada uno de los medios hizo lo que mejor consideró llamando al público desde diferentes estrategias: se invitaron a personas de la farándula para dar su opinión, se exhibió la vida privada de Gabriela e incluso se politizó el tema.
“Por lo menos en el Perú hace falta que los medios tengan una especialización para tratar los temas de violencia de género y machismo. Es necesario que cuenten con un código de ética en el que, además de los principios básicos del periodismo, también brinden las pautas para hechos que involucren acoso, violencia sexual, maltrato físico y psicológico y otros hechos en los que las mujeres y las poblaciones vulnerables sean las víctimas”, afirma Fabiana como conclusión al análisis realizado a los medios de comunicación de su país. Esta situación puede ser extrapolada a otras regiones de América Latina y se puede considerar una recomendación para que los periodistas, además de informar de un suceso, expongan la problemática existente en cada uno de ellos a través de cifras, investigaciones y expertos en el tema para dar un contexto sobre el mismo y movilizar a la ciudadanía hacia acciones concretas.
Ética en la cobertura
La profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC Ana Bernal Triviño indica: “En los medios de comunicación se habla poco de lo que constituye la violencia estructural y la violencia institucional, que al final son las que frenan los derechos de estas mujeres. Un ejemplo evidente son los casos de violencia vicaria. Hay medios que no eligen de forma correcta las fuentes, y eso es pernicioso”.
La ética en la cobertura de la violencia de género es una preocupación central. Los medios deben evitar la revictimización y el uso de estereotipos que perpetúan la discriminación y aunque en el Perú hay muchos medios de comunicación que cuentan con un código de ética bajo el cual se deben regir sus colaboradores antes, durante y después de elaborar una nota periodística, un informe o un reportaje, se evidencia una ausencia en el cómo se debe tratar los temas relacionados con la violencia de género.
Tomando en cuenta algunas de las opiniones brindadas para el trabajo de investigación realizado por Fabiana, se recomienda lo siguiente:
- Los y las periodistas no deben juzgar a una víctima de maltrato y menos revictimizarla. Hay que tener cuidado con el lenguaje que se utiliza.
- Siempre se debe buscar la opinión de especialistas en el tema.
- No hay que utilizar calificativos peyorativos para referirse a una mujer.
- No se deben publicar mitos ni estereotipos de género.
- Hay que proteger la identidad de la víctima.
- No se difundirán imágenes que denigren a las mujeres.
- No se indagará en detalles innecesarios de la vida personal de la víctima.
- No se insistirá con obtener las declaraciones de una víctima de violencia.
- Se tiene que obtener el consentimiento de la víctima para obtener sus declaraciones.
- No se justificará la violencia bajo ninguna circunstancia.
- En una noticia relacionada con violencia, se dará información sobre los servicios de apoyo a la víctima.
- Se evitará usar frases como “crimen pasional” o “violencia doméstica”.
Hay que resaltar los logros de la mujer de la que se habla y no restarle valor usando frases como “la esposa de…” o “la pareja de…”.
Diversos estudios han demostrado que la cobertura mediática puede aumentar la conciencia sobre la violencia de género y movilizar a la sociedad para tomar acción. No obstante, la cobertura no siempre es adecuada y, en muchos casos, las noticias sobre violencia de género pueden caer en sensacionalismo, presentando detalles morbosos que no contribuyen a la comprensión del problema. Esta tendencia puede trivializar el sufrimiento de las víctimas y convertir los casos en meros espectáculos mediáticos.
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