Amalia Hernández, la mujer detrás del ballet mexicano más visto en el mundo

EL CONFESIONARIO

Por: Ray Zubiri

Estos días todo mundo se sien­te patriota, nomás por tener la panza llena de pozole, antojitos y cerveza, aunque desconozca­mos las raíces de nuestra cultura.

Parte importante de este país es el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, que se ha presentado ante más de 30 millones de espectadores y recibido innumerables reconocimien­tos, tiene más de 120 coreografías ori­ginales, elaborados trajes típicos y artistas de primer nivel.

¿Y tú no lo has visto?… ¡Seguro por­que eres extranjero!

La historia inicia más o menos así: desde niña, Amalia Hernández anhela­ba convertirse en una bailarina de circo a caballo y soñaba con presentarse en el Palacio de Bellas Artes, esto está do­cumentado en una entrevista en 1978 en el periódico Excélsior. Una mujer que nació con estrella y a una corta edad aprendió a tocar piano y guitarra, ade­más de estudiar canto, pintura y danza.

Ella se reveló también, pues venía de una familia de profesores y en esos tiempos las mujeres no tenían mucha elección, pero ella se arriesgó y aban­donando la tradición familiar que seña­laba que las mujeres debían dedicarse a la docencia; así renunció a la Escue­la Normal de Maestros para dedicarse a alcanzar su sueño.

En este país donde se vive de lo que se puede y no de lo que se quiere, tra­bajar en lo que te gusta y que además que te paguen es un gran éxito de vida, que pocos lamentablemente nos pode­mos dar.

Este no fue el caso de Amalia, quien afortunadamente fue apoyada por su familia, en especial por su padre Lam­berto Hernández, un conocido político y militar regente del Departamento del Distrito Federal, que de 1930 a 1931 mandó construir un estudio en su pro­pia casa para que su hija recibiera cla­ses de diferentes e importantes maes­tros de danza, como Luis Felipe Obre­gón, Amado López, Encarnación López, Nelsy Dambre e Hipólito Zybin… pa’que se den un quemón.

En 1930, estuvo en San Antonio, Texas, donde aprendió inglés y ballet, ingresó a la Escuela Nacional de Dan­za, la cual era dirigida por Nellie Cam­pobello. La primera obra que ejecutó en la Escuela Nacional de Danza fue el ballet simbólico revolucionario 30-30, una pieza de las hermanas Cam­pobello que se presentó en el Palacio de Bellas Artes.

En la década de 1950 se retiró de la Academia Mexicana de la Danza, debi­do a que su visión no empataba con la impulsada desde el Departamento de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). De esta manera, Hernán­dez se enfocó en la dirección de com­pañías independientes; así como en la creación del Ballet Moderno de Méxi­co, dirigido por la bailarina Waldeen von Falkenstein.

Tras la salida de Waldeen como su directora, en 1952, creó el Ballet Mo­derno de México, que comenzó a fun­cionar con apenas ocho bailarinas, pe­ro para 1959, con el apoyo del coreó­grafo Felipe Segura, se transformó en el Ballet Folklórico de México, que vio la luz debido a la aceptación que tuvie­ron sus piezas basadas en la tradición y el folclor.

En 1959, el Ballet fue invitado a par­ticipar con representación oficial en los Juegos Panamericanos de Chicago, Es­tados Unidos, con 50 elementos hizo una gira con el nombre de Ballet Folkló­rico de México.

El éxito fue arrollador que el enton­ces presidente de México, Adolfo López Mateos, le ofreció todo su apoyo para convertirlo en “el mejor ballet del mun­do”. Fue así como consiguió que el Ins­tituto Nacional de Bellas Artes progra­mara cada domingo funciones del es­pectáculo de su grupo en el Teatro del Palacio de Bellas Artes, hasta hoy.

Entre su legado se hallan más de 70 coreografías, incluidas las que hizo pa­ra las óperas La traviata, para el Na­tional Arts Center de Ottawa; y Moc­tezuma, para la Compañía de Ópera de Boston. Además, dejó otras piezas inconclusas.

Amalia Hernández falleció a los 83 años de edad el 4 de noviembre de 2000, trascendió porque su trabajo y obra continúan, ya que ella supo atra­par en el movimiento la cultura de una nación y llevarla al mundo a los ojos de propios y extraños.

¿Y tú estás trabajando para alcan­zar tus sueños o vives trabajando duro o, como dicen los llamados Godinez, du­rando en el trabajando?

No se pueden perder ver a este Ballet Folklórico de México de Amalia Her­nández Auditorio del Complejo Cultu­ral Universitario BUAP, este viernes 23 de septiembre, a las 20:30 horas.

La columna de esta semana ha terminado pueden ir en paz.

Contacto: director@revistapuebla.com y @RayZubiri en todas las redes sociales.

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