Staff/Rossi
Investigador invitado de la IBERO presenta avances del ‘Informe del Observatorio de Salarios 2021. La precariedad laboral en los mercados de trabajo mexicanos durante la pandemia por COVID-19’
En el contexto actual de la pandemia de COVID-19 aún no se ha recuperado del todo la participación económica de la Ciudad de México ni la de las personas adultas mayores. Tampoco han regresado a los niveles previos a la crisis la proporción de mujeres trabajadoras en situación de desaliento laboral (trabajar menos de 35 horas a la semana por motivos ajenos a ellas), ni la precariedad laboral contractual de las y los jóvenes, así como de quienes trabajan en ciudades turísticas como Acapulco, Cancún o La Paz.
Así lo dio a conocer el Dr. Manuel Triano Enríquez, investigador invitado del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, al presentar los avances del Informe del Observatorio de Salarios 2021. La precariedad laboral en los mercados de trabajo mexicanos durante la pandemia por COVID-19, durante la Segunda presentación de resultados preliminares de los proyectos de investigación apoyados por la Convocatoria EQUIDE.
El objetivo de este proyecto, explicó, es “analizar algunos de los cambios en los mercados de trabajo en México en el contexto de la pandemia por COVID-19. En particular, los cambios en la precariedad laboral (que será la contribución del Informe a la bibliografía especializada publicada hasta el momento) a partir de las políticas de cuarentena, aislamiento y distanciamiento social -marzo 2021- y, en caso de que así haya ocurrido, establecer cuáles fueron estas transformaciones, distinguiendo por sexo, grupo etario, ocupaciones y ciudades seleccionadas”.
Para tal efecto, como fuentes de datos el investigador recurrió a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, de periodicidad trimestral y que debió detenerse en el segundo trimestre de 2020 por la pandemia), la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE, que realizó tres mediciones, en abril, mayo y junio, de 2020) y la ENOE Nueva Edición (modalidad mixta a partir del tercer trimestre de 2020).
El doctor Triano aclaró que como los datos de la ETOE son una submuestra de la muestra del trimestre uno (T1) de 2020, promedió lo que pasó en abril, mayo y junio para elaborar sus indicadores. Éstos, al graficarlos en su paper, los contrastó con la crisis económica y financiera global de 2008-2010, para observar los cambios entre los trimestres de 2008-2010 y los de 2019-2021.
El investigador del EQUIDE dijo que -como ya antes lo habían señalado otros académicos- el mejor indicador para dar cuenta de la crisis por COVID-19 no necesariamente es la tasa de desocupación, sino más bien la transición de la población económicamente activa (PEA) a la población no económicamente activa (PNEA), toda vez que la mayoría de quienes salieron del mercado de trabajo no pudieron buscar otra fuente de empleo porque casi todo estuvo cerrado -debido a las políticas de cuarentena, distanciamiento y aislamiento social-.
Dicho esto, se encontraron los siguientes resultados para la ‘Tasa de desocupación’ (en un porcentaje del 0.0 al 10.0):
Por sexo, la disminución de la PEA fue más pronunciada entre los hombres que entre las mujeres, pero se regresó relativamente rápido a niveles muy parecidos a los previos a la pandemia. Esta recuperación es la famosa “V” que se ha mencionado en la discusión pública, que establece que se iba a tener un bajón muy pronunciado, pero una recuperación muy rápida. Sin embargo, es importante resaltar que los niveles de participación previos a la crisis no eran los mejores para las mujeres.
Por grupo etario, los grandes perdedores son los adultos mayores, quienes no han logrado recuperar el nivel de participación que tenían antes de la crisis. Esta situación es paradójica, pues las personas de más de 65 años de edad ya no deberían participar en los mercados de trabajo, pero su situación económica desaventajada los obliga a hacerlo en lugar de estar en el ret
Para el análisis por grupos ocupacionales se consideró a los trabajadores de servicios, construcción, comerciantes, industria automotriz y trabajadores agrícolas. Quienes tuvieron una afectación más fuerte y de corto plazo fueron los comerciantes. Pero, en general, en todos los sectores fueron afectaciones de corto plazo y que al momento final de observación habían regresado a los niveles previos.
Por ciudades, de entre ocho entidades seleccionadas, la Ciudad de México fue la que tuvo la afectación más pronunciada de corto plazo, donde uno de cada cinco trabajadores salió del mercado laboral para seguir las políticas de cuarentena, aislamiento y distanciamiento social.
Un efecto pronunciado, pero muy breve, porque rápidamente comenzó la recuperación, se observó en La Paz, Querétaro, León y Acapulco. La Ciudad de México y Cancún -menos pronunciado en ésta- todavía no recuperan niveles iguales a los de antes que comenzara la pandemia.
Precariedad laboral
La investigación también recabó información sobre la precariedad laboral, una noción que tiene cinco dimensiones: inseguridad laboral -sin contrato-, desprotección laboral -sin vacaciones pagadas y/o sin aguinaldo-, desprotección social -sin acceso a seguridad social-, inseguridad de ingresos -ganar menos de dos salarios mínimos al mes- y desregulación de la jornada laboral -trabajar menos de 35 horas a la semana, desalentado; o más de 48, sobreexplotado-.
Cabe mencionar que al comparar 2009-2010 con 2020-2021, se observó una ligera mejora en la presente década, o sea, hay menos trabajadores y trabajadoras sin contrato en los mercados laborales. “Este es un proceso independiente al de las crisis”.
El anterior, que sería un buen indicador, resulta confuso en el proceso de la crisis por COVID-19. Por ello, Triano dijo que cabe pensar que quienes salieron del mercado de trabajo -las personas más vulnerables o con menor capacidad de enfrentar la situación de paro temporal, de cuarentena, de distanciamiento y aislamiento social- hicieron que disminuyera el número de trabajadores sin acceso a seguridad social como prestación laboral.
Entonces, podría ser que “hay una disminución de la precariedad laboral, pero no porque hayan mejorado las condiciones laborales, sino porque hubo gran cantidad de trabajadores y trabajadoras que debieron salir del mercado durante esta crisis”.
Comentarios finales
A modo de resumen, el Dr. Manuel Triano Enríquez enumeró los siguientes comentarios finales:
1.- Hay recuperación casi en forma de “V” en algunos indicadores asociados con la precariedad laboral.
2.- En comparación con 2008-2010 hay una mejora general en la proporción de trabajadores y trabajadoras con contrato por escrito, acceso a servicios de salud en el trabajo, vacaciones y aguinaldo. En contraste, son más los trabajadores y trabajadoras desalentados, sobreexplotados y con ingresos menores a 2 salarios mínimos. Esto es, mejoró ligeramente la situación de las y los trabajadores con precariedad contractual, pero empeoraron sus condiciones críticas de ocupación.
3.- No habrían regresado a nivel de participación económica previa a la pandemia por COVID-19: personas adultas mayores, la Ciudad de México y Cancún.
4.- Las mujeres en situación de desaliento laboral no habían regresado a nivel previo al inicio de la pandemia.
5.- Hay un aumento de los trabajadores y trabajadoras que perciben menos de 2 salarios mínimos, pero es un proceso que inició antes de la crisis por COVID-19.
6.- La precariedad laboral contractual mejoró en general al comparar con 2008-2010.
7.- En contraste, las condiciones críticas de ocupación empeoraron en general al comparar con 2008-2010.
8.- Las mujeres tenían un nivel menor de precariedad laboral contractual, pero tuvieron cambios más pronunciados de corto plazo y tardaron más en regresar a nivel previo (dos contra un trimestre).
9.- La precariedad laboral contractual de las personas adultas mayores era mucho peor que la de jóvenes y adultos. Los jóvenes registraron un cambio temporal de corto plazo, pero quedaron ligeramente peor después del choque por COVID-19.
10.- La industria automotriz disminuyó notablemente su precariedad laboral contractual en comparación con 2008-2010, esto es un proceso diferente al asociado con la pandemia.
11.- Cambios de corto plazo en la precariedad laboral contractual en grupos ocupacionales de comerciantes, trabajadores de turismo y construcción.
12.- Los trabajadores de la industria automotriz, construcción y turismo tuvieron cambios negativos. Agrícolas y comercio sin cambios o modificaciones mínimas.
13.- Querétaro tuvo un choque negativo pronunciado, pero de corto plazo (un trimestre), tuvo una recuperación rápida.
14.- Las ciudades turísticas de Acapulco, La Paz y Cancún registraron un aumento de precariedad contractual después del choque, aumentó su nivel.
15.- En síntesis, no se han recuperado aún:
a) Desaliento en mujeres.
b) Participación económica de personas adultas mayores.
c) Precariedad laboral contractual de jóvenes.
d) Participación económica de CDMX.
e) Participación económica de Cancún y precariedad laboral contractual de ciudades turísticas.
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